La paz en el país se deteriora. A pesar de que las actividades del crimen organizado son el principal generador de violencia, existen otros factores que le roban la tranquilidad a la población, y algunos de ellos tienen su origen en el seno familiar.
Además de las ejecuciones, la mayoría de ellas atribuidas a las organizaciones criminales, los delitos familiares y las agresiones sexuales también aumentaron en un 14 y 18 por ciento, respectivamente.
Aunque el Gobierno federal emprende una estrategia para contener los crímenes en el país, ésta quedó corta para disminuir los asesinatos en el 2019, año que rompió el récord de homicidios dolosos desde que la autoridad elabora los informes sobre incidencia delictiva.
El Índice de Paz identifica cuatro dinámicas de violencia en México: la oportunista (robo y extorsión), interpersonal (que comprende agresiones físicas, familiares, contra las mujeres y sexuales), el conflicto entre cárteles (caracterizado por los altos niveles de homicidio relacionados con el narcotráfico y el uso de armas de fuego) y las vulneraciones con fines políticos.
El estudio afirma que estos tipos de violencias se presentan de manera aleatoria en las regiones del país, pocas veces coinciden en un mismo territorio. Por ejemplo, en entidades donde el conflicto entre organizaciones criminales es más intenso, la violencia de tipo político se puede manifestar con menor frecuencia.
“Para resolver esas violencias es fundamental comprenderlas a profundidad, entender que cada violencia tiene una naturaleza distinta y por lo tanto es impulsada por factores diferentes. Cualquier estrategia que quiera reducir estas violencias debe diferenciar los distintos tipos y atender las causas de raíz”, explicó Carlos Juárez, director en México del Instituto para la Economía y la Paz (IEP), durante la presentación del Índice.
Pocos avances
A nivel nacional, el índice de paz tuvo un retroceso del 4.3 por ciento. El estudio revela que 23 entidades de la República empeoraron en esta materia y solo 9 tuvieron una mejoría.
Las entidades peor evaluadas fueron Baja California, Colima, Quintana Roo, Chihuahua y Guanajuato, pues son las que cuentan con las tasas más altas de asesinatos en el país.
En contraste, los estados Yucatán, Tlaxcala, Chiapas, Campeche y Nayarit, fueron considerados los más pacíficos.
El Índice, elaborado por el IEP, establece que Baja California es el estado con menos paz por segundo año consecutivo, debido a que la tasa de criminalidad aumentó en un 32.2 por ciento en 2019 con respecto al año anterior.
La entidad del noroeste experimentó un aumento en la tasa de extorsión de 89.1 por ciento en un año, durante el 2019 más de 6 mil personas fueron víctimas de este ilícito.
Pese a que el secuestro y la trata de personas disminuyeron, la disputa del territorio, principalmente en Tijuana –su ciudad capital–, es uno de los motivos por los cuales es considerado el estado más violento.
“El resurgimiento de la violencia se atribuye al Cartel de Jalisco Nuevo Generación (CJNG) alineándose con los ‘remanentes’ del Cártel de Tijuana, también conocido como la Organización Arellano Félix”, señala el informe.
En segundo lugar, el estado con menor índice de paz es Colima, el Índice lo coloca en esta posición por ser el sitio más letal del país, debido a que la tasa de homicidio doloso es de 96.6 muertes por cada 100 mil habitantes.
“Esta incidencia de violencia, que comenzó en 2015, está impulsada por una guerra territorial en curso entre los dos carteles de la droga más poderosos de México: el CJNG y el Cartel de Sinaloa. Ambos buscan el control de la ciudad portuaria de Manzanillo, que es un punto de entrada clave para el tráfico de drogas”, muestra el estudio.
El Instituto para la Economía y la Paz destaca que en el país los conflictos entre cárteles dedicados a la venta de droga y otras actividades aumentaron, una de las causas son las escisiones de las organizaciones más grandes que surgieron como nuevas organizaciones del crimen.
Mientras en el 2006 se identificaban tres cárteles dedicados al narcotráfico, para el 2018 la cifra se elevó a 19.
El costo de la violencia
El último informe del Índice de Paz deja al descubierto el alto costo que tuvo la violencia para los mexicanos en el 2019.
Los actos delictivos registrados el año pasado cobraron una factura a la población de 4.57 billones de pesos, cifra que equivale al 21 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de ese año.