Desde hace 46 días, Elizabeth Gómez tiene claro que no hay marcha atrás. No puede regresar a Honduras, su país, porque sobre ella pesa una amenaza de muerte, como para otras mujeres.
El 5 de noviembre, tras años de terror, decidió dejar a sus tres hijos al cuidado de su madre y escapar a Estados Unidos para pedir refugio y salvar su vida. Salió de Danlí, el Paraíso, hasta llegar a Tapachula, Chiapas, en México.
Tomó la decisión después de que en mayo pasado, su expareja, y padre de sus hijos, quemara la casa donde ella y los menores vivían, y le dejara una amenaza de muerte. Afortunadamente, dice, nadie se encontraba en el lugar, pero perdió todo.
Ella tenía 15 años cuando lo conoció y durante 10 años vivió golpes y humillaciones hasta que decidió separarse. Aunque interpuso entre 6 y 7 denuncias ante las autoridades hondureñas por la violencia que vivía, dice, nunca hicieron nada.
“Yo no puedo regresar a mi país, no puedo, no puedo estar allá tranquila porque yo soy una mujer bien emprendedora, si yo pudiera estar allá yo hubiera puesto mi negocio, pero no puedo, no puedo estar tranquila. Dice la psicóloga de allá de Honduras que son celos psicópatas”, relata la joven de 32 años.
Viajar sola, riesgo para mujeres
Tras avisar a su familia, Elizabeth viajó sola por Honduras y Guatemala hasta que llegó a Tapachula, Chiapas. Ahí se encontró con la Caravana Migrante y se unió a ella hasta la ciudad de Arriaga, donde tras un receso en el que fue por comida, regresó y ya no estaba. Dice que estaba sola y asustada, pero una mujer la ayudó a seguir su camino.
“He sido una mujer fuerte y muy valiente porque me atreví a cruzar retenes sola y a pie y en combis hasta poderlos alcanzar otra vez y poderme unir, los alcancé en Acayucan (Veracruz) y desde ahí no me he vuelto a separar”.
Su meta es llegar a Nueva York, con sus familiares, y encontrar la tranquilidad, así como poder ayudar a sus hijos. Pese a sus vivencias, Elizabeth no deja de sonreír. Ella es una de las migrantes que llegó a la CDMX el pasado 12 de diciembre con la intención de regularizar su situación en México para después llegar a la frontera con Estados Unidos y pedir asilo.
El Instituto de Mujeres en la Migración, AC (IMUMI) señala que el 40 por ciento de las solicitudes de asilo recibidas hasta septiembre de 2021 son de mujeres provenientes de países con altos grados de violencia de género y leyes poco efectivas.
“De acuerdo con los casos acompañados por el IMUMI en 2020 de mujeres solicitantes de asilo en México, 7 de cada 10 vivió violencia física, 8 de cada 10 violencia psicológica, 6 de cada 10 violencia patrimonial, 4 de cada 10 violencia económica y 2 de cada 10 violencia sexual.
“La mayoría, son mujeres entre 20 y 31 años de edad, provenientes de Honduras, Venezuela, Guatemala, El Salvador y Cuba”, señalan los datos del IMUMI.