Las plegarias y los rituales que se hacían en el Valle de California llegaron a México. La congregación de mujeres Sisters of the Valley que producen y venden productos con cannabis para fines medicinales y terapéuticos ya está en nuestro país y busca convertir a los no creyentes.
La hermana Camila y la hermana Luna en apariencia no distan mucho de cualquier otra monja de la religión católica, hablan con voz tenue, pausada, el hábito solamente deja ver su rostro enmarcado en un pañuelo blanco. Al igual que otras hermanas, tienen la fe puesta en alguien, en una figura superior capaz de curar su cuerpo, alma y espíritu.
En la cannabis, este par de mujeres jóvenes, emprendedoras y estudiantes de posgrado ven una conexión espiritual para sanar.
“Yo creo que si la naturaleza, que para mi es Dios, nos dio esta planta la debemos de aprovechar.
Para Camilla, la religión y la mariguana no deben de estar peleadas por lo que lamenta que históricamente haya sido una planta satanizada o que haya sido utilizada solamente a puertas cerradas.
“Te pones a pensar ¿por qué está mal? Principalmente aquí en México en muchos claustros tienen conocimientos ancestrales de plantas medicinales, no solo utilizan mariguana, también deben de utilizar peyote.
“Mi misión es defender a la planta, sus propiedades medicinales. Puedo expresar libremente que yo he consumido cannabis y no me ha hecho ningún daño”, agregó la joven hermana que actualmente cursa un posgrado en ciencias sociales y que radica en Baja California.
Más allá de ver un negocio en la planta, este par de mujeres y su hermandad ven una oportunidad para darle trabajo digno a otras mujeres y para ayudar a la población a unirse con la naturaleza, pero saben que en México las cosas son complicadas por lo que se andan a paso seguro.
Como último mandamiento de su religión, estas mujeres predican el consumo responsable, es decir no solo fumar por fumar, sino conocer la planta y conectarse con ella.
“Es más que nada el respeto por la planta, hay muchas plantas medicinales pero hay pocas que te producen estas sensaciones. No fumarla por fumarla es un respeto por la planta que te lleva a lo espiritual y te hace pensar cómo están las cosas en ti mismo”, concluyó Luna.