Voces contra la violencia
El asesinato de cuatro estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) en el municipio de Jojutla, ocurrido entre la noche y madrugada del 1 y 2 de noviembre, polariza la confrontación que mantiene el gobernador Graco Ramírez Abreu con organizaciones sociales, que cuestionan la creciente ola de violencia.
J. Jesús Lemus
El asesinato de cuatro estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) en el municipio de Jojutla, ocurrido entre la noche y madrugada del 1 y 2 de noviembre, polariza la confrontación que mantiene el gobernador Graco Ramírez Abreu con organizaciones sociales, que cuestionan la creciente ola de violencia.
Entre las voces que más fustigan al gobernador de extracción perredista, recriminándole “indolencia y falta de compromiso para con la ciudadanía”, destaca la del poeta Javier Sicilia, quien habla por el Frente Amplio Morelense (FAM) donde se integran más de 100 organizaciones sociales que han venido repudiando los desaciertos del gobernador.
Otra de las voces es la del rector de la UAEM, Jesus Alejandro Vera Jiménez, quien desde febrero reclama al mandatario más recursos y le recrimina no someterse al plebiscito ante la falta de resultados.
En la misma tónica se escucha al obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, quien desde la ejecución de la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota, el 2 de enero pasado, insiste en la creciente presencia del crimen organizado, que pareciera ser tolerada por el gobierno estatal.
Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) revelan que, en esa entidad, solo hasta el 30 de septiembre pasado ya se contabilizaban 689 homicidios, 4 mil 376 delitos patrimoniales y 34 secuestros.
Sus cifras revelan que en Morelos están cuatro de las 50 ciudades más violentas de todo el país con una población mayor a los 100 mil habitantes.
Entre ellas están Temixco, Yautepec, Cuautla y Cuernavaca, donde la tasa de homicidios oscila entre 29 y 39 asesinatos por cada 100 mil habitantes.
Solo delincuencia común
El Gobierno estatal trata de desmarcarse de la innegable presencia del crimen organizado en Morelos, atribuyendo la mayoría de los hechos delictivos a actos de delincuencia común.
“El gobierno del estado sufre una confabulación de fuerzas conservadoras en contra de un gobierno progresista, bajo una demanda de juicio sumario que exige la desaparición de poderes”, dijo el gobernador Graco Ramírez a finales de agosto pasado.
En ese mismo sentido ha sido la postura del gobierno estatal de Morelos, respecto al asesinato de
Alejandro Medina Juárez, Melesio Pizaña Flores, Alberto Emiliano Sánchez López y Francisco Emiliano Carmona Servín, quienes fueron secuestrados y asesinados.
Aun si trazar bien las líneas de investigación del asesinato de los cuatros estudiantes, el fiscal general de esta entidad, Javier Pérez Durón, aseguró que “no existen indicios de que haya participado la delincuencia organizada (en los homicidios) porque no fueron ejecutados con armas de fuego”.
Inseguridad desbordada
Aunque el Gobierno de Morelos insiste en que la violencia no se encuentra desbordada en esa entidad, las estadísticas dicen lo contrario.
Durante el primer semestre de este año, Morelos rebasó por dos tantos la tasa media nacional de violencia, la que se ubicó en 18.84 puntos en todo el territorio mexicano contra 34.05 puntos en el estado de Morelos.
Durante el primer semestre del 2016, Morelos fue el segundo estado del país con más secuestros, apenas debajo de Tamaulipas, al registrarse 6.22 plagios por cada 100 mil habitantes; y en el delito de violación también registró una cifra alarmante con 23.78 violaciones por cada 100 mil personas.
La razón del toque violento en Morelos se atribuye -desde la óptica de las organizaciones ciudadanas- a la confrontación que mantienen por la disputa del territorio las células criminales, principalmente de los cárteles locales Guerreros Unidos y Los Rojos, en la zona de Jojutla.
“Este municipio (Jojutla) es un bastión de la delincuencia. Tenemos que hacer algo, porque esta guerra absurda es contra los jóvenes”, dijo el poeta Javier Sicilia, quien hace cinco años perdió también a su hijo, al lado de otros tres jóvenes y dos adultos, a manos de criminales.
En Jojutla ya se había vivido un episodio lamentable. En marzo del 2015 dos estudiantes de la escuela preparatoria de Tlaltizapan fueron secuestrados y ejecutados por un comando armado.
Víctimas inocentes
Morelos es uno de los estados más violentos de todo el país, de acuerdo a cifras recientes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Publica.
En la actual administración de Graco Ramírez, la violencia ha dejado ya más de 3 mil 780 homicidios, la mayoría de ellos atribuidos a la confrontación de los cárteles de las drogas Guerreros Unidos y Los Rojos.
Los litigantes es uno de los sectores más golpeados; en esta administración local un total de 15 abogados han perdido la vida.
De acuerdo a los reportes de la prensa local, 10 médicos han muerto en esta ola sangrienta; al menos cinco de ellos fueron víctimas de secuestro.
El de los estudiantes es otro de los sectores que ha quedado en medio de la espiral violenta de Morelos, en donde se estima que han perdido la vida al menos 11 jóvenes que nada tenían que ver con la guerra de los cárteles de las drogas.
Incluidos aquí los cuatro asesinatos registrados en días pasados, los que terminaron por exacerbar el malestar social contra la actual administración del estado.