Morena enfrenta su primer gran cisma interno y ocurre en el peor momento: a una semana de que inicie el proceso electoral para las elecciones presidenciales del 2018.
La posible salida de Ricardo Monreal del partido de Andrés Manuel López Obrador – tras la polémica designación de Claudia Sheinbaum como candidata al Gobierno de la Ciudad de México – no sólo eleva el riesgo de una fractura interna, sino es un golpe a la línea de flotación del líder de Morena y aspirante presidencial.
El tiempo es un factor: si este domingo López Obrador unge formalmente a la delegada de Tlalpan como candidata al Gobierno capitalino, lo más seguro es que Monreal deje a AMLO, a quien ha venido acompañando desde hace 20 años.
Si el dirigente nacional de Morena ignora las demandas de Monreal, que exige la reposición del proceso de selección del Coordinador de Organización, la ruptura sería inminente.
La postura de Monreal es el primer signo de disidencia en un partido que no está acostumbrado a que se pusiera en tela de juicio las decisiones de su líder, ya sean directas o veladas.
Apenas ayer, arropado por consejeros de Morena en la Ciudad de México y por un importante número de simpatizantes, volvió a poner en duda las encuestas internas y pidió un nuevo proceso, ya sea mediante una encuesta base con dos estudios espejo o a través de la consulta ciudadana supervisada por el Instituto Electoral del Distrito Federal.
Aunque en su mensaje desde la explanada de la delegación a su cargo reiteró que no abandonará Morena y que luchará por la democracia interna, el tono de su discurso parece o suena a una condición.
El impacto que significaría el rompimiento del jefe delegacional de la Cuauhtémoc con el partido de López Obrador sería mayúsculo, no sólo para las aspiraciones políticas de Morena en la capital del país, sino para las posibilidades del tabasqueño en la contienda presidencial.
Si algo ha distinguido a Monreal en los últimos años, además de su lealtad a AMLO, ha sido su probada eficacia como operador electoral. Es uno de los hombres de mayor confianza para el líder de Morena cuando se trata de ganar elecciones, por lo que potenciar su salida se traduciría también en la pérdida de un estratega clave en el terreno electoral.
En 2012, Monreal fungió como coordinador de la campaña presidencial de López Obrador, lo que confirmó la total confianza que el dos veces candidato le tenía.
A ello habrá que sumar que Monreal probablemente no se iría sólo, sino que se llevaría toda su estructura y capital político a su nuevo destino, que como él mismo adelantó no es otro que la candidatura por la Jefatura de Gobierno.
Los papeles podrían invertirse, si el movimiento de López Obrador ha ocasionado en los últimos tiempos la desbandada de líderes y legisladores, principalmente proveniente del PRD para acogerlos en sus filas, hoy podría asistir a la fuga de sus cuadros.
En este escenario, Claudia Sheinbaum y López Obrador podrían enfrentar a un adversario más que complicado en la carrera por la Jefatura de Gobierno, y que dificultaría que Morena se hiciera con el control político de la capital del país.
A esto hay que sumar que las demás fuerzas políticas en la Ciudad de México, no sólo el PRD sino incluso el PAN, el PRI y otros partidos se han acercado a Monreal planteándole la posibilidad de encabezar una coalición con el fin de detener el avance político de Morena, lo que elevaría exponencialmente las posibilidades del zacatecano.
Incluso unos días antes de que se conocieran los resultados de la controvertida encuesta interna de Morena, Monreal recibió el respaldo público del dirigente nacional del Partido del Trabajo, Alberto Anaya, y unos días después, Dante Delgado lo acompañó en la presentación de su libro.
El espaldarazo que le dieron ayer los consejeros de Morena en la capital del país, en medio de las especulaciones sobre su futuro político, es un movimiento que tiene todos los visos de ser la primer acción de rebeldía y disidencia al interior de Morena.
‘Ricardo, hay que saber perder’
En un video que publicó anoche en redes sociales, Claudia Sheinbaum, delegada de Tlalpan, pidió a su contrincante por la candidatura de Morena al Gobierno de la Ciudad de México, Ricardo Monreal, que acepte su derrota y no recurra a chantajes.
“Ricardo, tu aceptaste claramente estas condiciones, sino no hubieras competido, desde aquí te digo, hay que saber perder y sin chantajes”, dijo Sheinbaum.
“En Morena tenemos reglas claras, aquí la gente decide, hubo cuatro contendientes, los cuatro aceptamos las reglas, los cuatro aceptamos el método, los cuatro aceptamos el árbitro, el resultado: gané claramente”.
La delegada terminó agradeciendo a quienes la apoyaron y mostraron su respeto como Martí Batres y el senador Mario Delgado.
Miden fuerzas políticas
La fecha clave para Ricardo Monreal y para Morena será el próximo domingo 3 de septiembre, cuando el dirigente nacional del partido, Andrés Manuel López Obrador, encabezará la firma por el acuerdo de unidad en el Monumento a la Revolución.
El acto multitudinario será un banderazo de salida para Morena de cara al proceso electoral del año entrante y el escenario propicio para la pasarela de quienes podrían convertirse en los principales candidatos a los puestos que estarán en juego en 2018.
En este encuentro, López Obrador podría hacer el anuncio formal del nombramiento de Claudia Sheinbaum como la coordinadora de organización en la Ciudad de México, lo que la convierte virtualmente en la candidata a la Jefatura de Gobierno.
No era un secreto que Sheinbaum, jefa delegacional de Tlalpan, era la preferida de López Obrador para quedarse con la candidatura, pues desde hace algunos años es una de sus colaboradoras de mayor confianza.
Precisamente la carrera política de Sheinbaum comenzó en el gabinete de AMLO cuando fungía como jefe de Gobierno, al incorporarse como secretaria del Medio Ambiente, en donde estuvo directamente involucrada con el proyecto del segundo piso del periférico.
En 2006 fue la vocera de la campaña presidencial del tabasqueño y desde entonces se ha mantenido a su lado.
En los días que quedan por delante, el tabasqueño podría intentar un acercamiento con Monreal para buscar una salida política y evitar el rompimiento de éste último con el partido, pero dicho escenario luce complicado.
El propio Monreal ha reconocido en sus últimas entrevistas que no ha tenido contacto con AMLO desde hace seis o siete semanas, ni aún después de la polémica que generó la encuesta interna. Incluso señala que la posibilidad de que puedan encontrarse en el corto plazo es remota.
Si la ausencia del jefe delegacional en el acto público en donde reconocieron los resultados a favor de Sheinbaum era ya una muestra del distanciamiento, la concentración multitudinaria de ayer lo confirmó y su probable inasistencia a la reunión del próximo domingo sería la sentencia del rompimiento.
AMLO sabe que sin Monreal pierde músculo en la Ciudad de México y sus oportunidades de arrebatarle este bastión al PRD se reducen considerablemente.
Monreal hace cálculos políticos y considera que puede llegar a la Jefatura de Gobierno aún sin el respaldo de Morena.
Hasta el momento, López Obrador ha mantenido silencio sobre el proceso interno para designar al coordinador de Morena en la capital del país y no ha dado muestras de la estrategia que quiera implementar para evitar la ruptura y controlar los daños.
El delegado de la Cuauhtémoc ha reconocido que un grupo de 50 consejeros de Morena le ofrecieron ser Senador por este partido en la próxima legislatura, un acercamiento que indirectamente vendría de López Obrador, quien es el que toma tales decisiones, sin embargo, el zacatecano rechazó la oferta.
El cisma está a punto de concretarse.
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