De las distintas formas de violencia que existen hacia la mujer, la “transfobia” es una de ellas, este término hace referencia a las actitudes y acciones que expresan odio, intolerancia o menosprecio hacia la diversidad de maneras en las que el género y el sexo biológico se relacionan, en específico hacia las personas transgénero, quienes tienen una identidad de género diferente del sexo con el que nacieron.
La identidad de género es la vivencia que cada persona tiene del mismo, y éste, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), guarda relación con las categorías del sexo biológico (hombre y mujer), aunque no se corresponde forzosamente con ellas.
La identidad sexual es la conciencia psicológica o sensación de ser hombre o ser mujer, y no siempre corresponde a la anatomía sexual del individuo.
Al respecto, Verónica Maza Bustamante, escritora y periodista especializada en sexualidad, responde a la pregunta ¿qué es ser mujer?: “Más que preguntar qué es ser mujer, visto desde el género, es ¿qué te hacer ser del género femenino?, porque al pensarlo de esa manera apartas todos los debates inútiles acerca de si una mujer debe tener vulva o, si en algún momento tuvo pene, ya no es mujer, etc. Al fin de cuentas, el concepto de mujer nos encasilla, y cuando hablamos de una persona, de entrada, ya estamos diciendo que es un ser humano, que tiene un género específico, sí, pero lo más valioso de ese ser es que es un ser vivo”.
La periodista abunda: “Si ser mujer se refiere a que soy más femenina, que me gusta un cuerpo con curvas, que me gusta la ropa que comúnmente emplean las mujeres, si yo pienso en mí como alguien que se reconoce del género femenino, lo soy, con todo lo que eso implica, comportamientos, roles de género, actitudes, emociones, sentimientos, formas de expresarte”
La misma pregunta la responde Ophelia Pastrana, física, comunicadora, activista y empresaria: “La gente trans suele responder que es un sentir, pero yo creo que es más que eso, porque definitivamente el ser mujer no está en el cuerpo. Sabemos que el cuerpo cambia, entonces no puede estar en él, y no solamente en las mujeres trans. Para mí el ser mujer es estar en paz”.
Al plantear que ser mujer es una cuestión de reconocimiento individual, hacer hincapié en si una mujer es o no trans, corresponde a una práctica innecesaria; no obstante, es un término subrayado en diversos campos, como la política, el deporte, y los medios de comunicación o en discursos de odio, como una manera de atraer la atención o exaltar la discriminación.
Acorde a esto, Ophelia Pastrana afirma: “No solo en la política, en todos lados nos usan para hacer escándalo o promoción, a nadie le interesaba Miss Universo hasta que apareció una mujer trans, a nadie le interesa el deporte femenil hasta que sale una mujer trans… Lo mismo con el tema de la política, ahora hay postulaciones, como la candidata a diputada para el PAN (Karla Coronado Grijalva). Claro que es un avance porque antes, a duras penas podíamos salir de la casa, pero todavía hay un debate sobre si podemos ir al baño”.
Procesos de exclusión a la mujer
Acerca de las personas que se reconocen como feministas, pero excluyen o hacen alusión negativa a las mujeres transgénero, así como la importancia de separar la “feminidad frágil” del feminismo, Ophelia Pastrana considera que “lo que es necesario separar del feminismo son los esfuerzos de exclusión”.
“Los esfuerzos de diversidad no pueden existir, si hay exclusión inherente porque puedes tolerar todo, menos la intolerancia’, cuando hablamos de la diversidad nos enseñaron a hablar de la inclusión, pero el verdadero esfuerzo es que hay que excluir a quien excluye”, expone.
Un ejemplo sobre lo anterior, de acuerdo con la empresaria es que “si en tu oficina contratas a 10 personas gay, no sirve de nada si el presidente sigue siendo homofóbico, entonces hay que trabajar con el excluyente, no con los chicos gay. Lo mismo con el tema de mujeres”.
Ophelia explica que la diversidad es un proceso cultural y las mujeres tienen una cultura, las mujeres trans otra cultura, al igual que las mujeres asiáticas, y los procesos sanos de cultura piden que exista un intercambio cultural.
“Los procesos de exclusión muchas veces vienen de feminidad frágil, pero ahorita se exhiben con la gente trans; sin embargo, las mujeres que llevan posiciones más radicales y usan el feminismo para justificarlo también son bifóbicas y panfóbicas porque dicen que no puede haber falos en el feminismo y, por consecuencia, una mujer bisexual, pansexual o heterosexual no podría ser feminista. Muchas veces, además de ser excluyentes, son racistas y no quieren hablar de interseccionalidad, lo que vuelve muy tóxico todo este ámbito”, indica.
En un país donde impera la violencia en todas las áreas, Ophelia Pastrana considera que no tendrá el mismo impacto impulsar iniciativas como el lenguaje incluyente si matan a once mujeres al día.
“México ha sido muy progresista desde hace muchos años, y existe el feminismo desde hace 100 años, ¿por qué seguimos patinando en estos temas como si hubiéramos empezado ayer? Porque México es un país violento y no podemos bajar la guardia hasta no reducir los feminicidios hasta cero”, concluye.
Nuevo concepto
La OMS define el concepto de “interseccionalidad” como el significado y la relación entre el sexo, el género y otros determinantes sociales, así como a los factores que crean inequidades sanitarias en los procesos y sistemas de poder a nivel individual, institucional y mundial.
Sobre ello, Verónica Maza explica que “entender la interseccionalidad es una enorme herramienta para asimilar, en general, los temas relacionados con la sociología, y particularmente se ha vuelto una superherramienta para los estudios de feminismo, y asuntos de género”.
Considera que las personas que llegaron a entender estas herramientas, como Judith Butler –una de las principales teóricas feministas actuales–, advierten que hay muchos factores que se involucran en un solo tema, como el feminismo, entendiéndolo como el estudio del género femenino, en el que existen distintas condiciones.
“Antes se decía ‘las mujeres’ y se metía todo en el mismo costal, pero después se dijo que no es lo mismo ser mujer joven, que ser mujer de edad media, que ser mujer de tercera edad”, expone.
Asimismo, son diferentes los entornos de las mujeres y tienen diferentes problemáticas y realidades. “No soporta el concepto de mujer todo eso”, explica.