México ya tuvo una elección democrática pero todavía está lejos de alcanzar la igualdad de género en el ejercicio de poder. Solo hay tres mujeres al frente de gobiernos estatales de las 32 entidades de la República.
Con los resultados de la elección celebrada el 1 de julio, Claudia Sheinbaum y Martha Érika Alonso gobernarán la Ciudad de México y Puebla, respectivamente, pero antes de los comicios, Claudia Pavlovich, en Sonora, era la única mujer a cargo de una entidad federativa.
La madrugada del 14 de diciembre, Martha Érika Alonso rindió protesta como gobernadora de Puebla, no en el Congreso, sino en el pleno del Tribunal Superior de Justicia del Estado. Aunque los diputados harían una sesión solemne para que la panista acudiera a asumir su cargo, ella prefirió hacerlo ante los magistrados.
En representación del presidente, Andrés Manuel López Obrador, acudió el coordinador general del Gobierno federal en Puebla, Rodrigo Abdala Dartigues. El tabasqueño ha dicho que su relación con Martha Érika Alonso será institucional y aseguró que respetará la ratificación de su triunfo por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), luego de que Morena lo impugnara en defensa de su candidato, Luis Miguel Barbosa.
Desde sus primeras horas de gobierno, Alonso hizo un llamado al presidente para reiterarle que cuente con ella para llevar a cabo los programas prioritarios del gobierno federal.
El 5 de diciembre, Claudia Sheinbaum rindió protesta al cargo de jefa de Gobierno de la capital del país. En el recinto legislativo estuvo presente el presidente López Obrador, quien había asumido el cargo días antes. El titular del Ejecutivo la calificó como “una mujer excepcional”.
Sheinbaum anunció que al igual que el federal, su gabinete sería paritario y, en efecto, está integrado por ocho mujeres. Ha asegurado que promoverá la paridad de género en todos los demás puestos gubernamentales de alta jerarquía y elevará el Instituto de la Mujer a rango de secretaría.
La gobernadora electa de Puebla se comprometió a crear en su oficina de gobierno un área de atención para los casos de violencia de género. Otra de sus propuestas consiste en poner en marcha la Ruta Naranja, es decir, un área de transporte exclusiva para mujeres y niños.
La sombra de los hombres
Las relaciones de parentesco o laborales todavía aquejan a las mujeres en el poder. En la precampaña, la campaña y hasta ahora, después del triunfo, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, fue relacionada con Andrés Manuel López Obrador. Mientras que Martha Érika Alonso era referida simplemente como la esposa del exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
La académica de la UNAM especialista en temas de género, Gloria Hernández, asegura que esta práctica impide ver las características de valía que las mujeres tienen para gobernar.
Sheinbaum Pardo, doctora en Ingeniería Energética por la UNAM, ya había ocupado cargos en el gobierno capitalino. Fue secretaria del Medio Ambiente de 2000 a 2006, en el gabinete de López Obrador en el entonces Distrito Federal. También se desempeñó como delegada de Tlalpan de 2015 a 2017.
Alonso Hidalgo, maestra en Comunicación Pública por la Universidad de Las Américas en Puebla, encabezó en 2004 el Grupo de Participación Ciudadana del congreso estatal. En 2010 fundó la Red de Mujeres en Acción con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las habitantes de Puebla. De 2011 a 2017 fue Presidenta Honoraria del Patronato del Sistema Estatal del DIF en ese mismo estado.
“La gobernadora en Puebla es profesionista y Sheinbaum ni se diga, su formación académica es muy sólida. Martha Erika tiene una gubernatura impugnada, las condiciones de gobernabilidad para ella se antojan más difíciles, pero no por ser mujer, sino por su situación política. Sheinbaum tiene condiciones mucho más sencillas, llega en un escenario mucho más terso”, expresa en entrevista Diana Marenco Sandoval, coordinadora del proyecto de monitoreo de elecciones INE-UNAM.
Democracia sin igualdad
Hasta este periodo electoral comenzaron a tomar fuerza las propuestas sobre paridad de género en las cámaras del Congreso y los gabinetes integrados tanto por hombres como por mujeres. Pero en los estados de la República, apenas suman ocho gobernadoras, desde hace 65 años que las mujeres tienen el derecho a votar y ser votadas.
“Una cosa es ganar ese derecho y otra cosa es establecer las condiciones para que ese derecho se haga válido. El país se ha tardado en garantizar esas condiciones”, dice Marenco Sandoval.
En estas elecciones, además, predominó el electorado femenino. De los casi 90 millones de mexicanos que tenían la posibilidad de acudir a las urnas, 52 por ciento fueron mujeres, en total, 46 millones 209 mil 837.
“Desde luego hay más población de mujeres participando, sobre todo en las urnas, porque son pocas todavía las que pueden ser votadas. En estos dos casos, es muy significativo que uno es la Ciudad de México, tenemos una cultura centralista y todos los avances de favorecer a las minorías empiezan acá”, explica Gloria Hernández.