En la Ciudad de México cada vez son más las personas que deciden tener pocos hijos. Y es que en los últimos años la idea de conformar una familia nuclear integrada por tres o máximo cuatro integrantes se ha convertido en una tendencia.
De acuerdo con reportes del Registro Civil capitalino, de enero de 2014 a enero de 2019 en la CDMX se identificó una baja del 20 por ciento en la tasa natalidad a pesar de que en el referido periodo un total de 592 mil 990 nacimientos tuvieron lugar
En 2014, la autoridad encargada y adscrita a la Consejería Jurídica y de Servicios Legales (CEJUR) de la Ciudad de México tomó conocimiento de 128 mil 164 nacimientos.
Al año siguiente fueron asentados 123 mil 448; durante 2016, la incidencia disminuyó a 117 mil 674; para 2017, la cantidad pasó a 112 mil 053; en 2018, la cifra bajó hasta 102 mil 702; mientras que al primer mes de este año el reporte fue de 8 mil 949 casos.
Para el doctor Julián Alcalá, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, la disminución de embarazos en la capital del país se debe a que las nuevas generaciones han tomado conciencia de situaciones sociales como precariedad en las condiciones de vida, dificultad para seguir estudiando, escasez de empleo, sueldos bajos e incluso mortalidad infantil.
La tendencia revela que para este año el promedio mensual de nacimientos en la Ciudad de México es de 288, cuando hace cinco años se registraban hasta 351 casos diarios.
“En los últimos años las familias han presentado la característica de ser más reducidas y en promedio una pareja ordinaria aspira a tener un aproximado de dos hijos.
“Lo cual concuerda con que ahora la familia inmediata sólo esté conformada por los padres y dos hermanos, aunque en algunos casos extraordinarios también puede darse la posibilidad de tres hijos”, agrega el también experto en Planeación Familiar.
La respuesta a la solicitud de información refiere que las tres alcaldías que más habitantes han aportado en los últimos cinco años han sido Iztapalapa, con 97 mil 487 nacimientos que representan un 16.44 por ciento; Gustavo A. Madero, con 74 mil 687 nuevos ciudadanos y equivalentes a un 12.59 por ciento; y Álvaro Obregón, que reportó 52 mil 532 casos y los cuales son equiparables a un 8.86 por ciento.
Ocupando la cuarta y quinta posición, las demarcaciones Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo son las que también contribuyeron al crecimiento poblacional capitalino, con 49 mil 011 y 47 mil 701 nacimientos cada una, además de sus respectivas equivalencias del 8.27 y 8.04 por ciento.
De acuerdo con Alcalá, la falta de acceso a los servicios de salud y educación, sumado a las condiciones de marginalidad, son factores determinantes para que en ciertas zonas de cualquier ciudad puedan presentarse mayores índices de población no planificada.
En el caso contrario, los territorios con menores indices de natalidad fueron Milpa Alta, con un registro total de 11 mil 382 nuevos ciudadanos; Magdalena Contreras, con 13 mil 626 nacimientos equiparables a un 2.30 por ciento; y Cuajimalpa, con 15 mil 736 casos, los cuales son representativos de un 2.65 por ciento.
Una decisión femenina
Reportes del Registro Civil de la Ciudad de México revelan que desde hace algunos años las capitalinas han optado por posponer la maternidad.
Aunque un embarazo podría asociarse a una primera etapa de la edad reproductiva, que va de los 13 a los 17 años, como llega a ocurrir en algunas entidades del país, en la capital se presenta el caso contrario.
En los últimos cinco años, de acuerdo con información oficial, 50 de cada 100 mujeres han decidido embarazarse en una edad entre los 20 y los 29 años; 34 de cada 100 ha optado por un embarazo entre los 30 y los 39 años; mientras que sólo 11 de cada 100 han optado por ejercer su maternidad antes de los 20 años.
“Hay mujeres que llegan a posponer o anular su derecho a la maternidad por un proyecto de vida y eso es una decisión totalmente respetable.
“Sin embargo, lo complicado surge cuando una mujer muy joven se embaraza o cuando una mujer con menores probabilidades de fertilidad quiere embarazarse”, aclara.
Por todo ello, explica el también sexólogo, es necesario que la pareja o la mujer interesada se planteé qué es lo que quiere a corto, mediano e incluso a largo plazo, ya que embarazos prematuros y tardíos no son desiciones que deban tomarse a la ligera porque cualquiera de ambos puede afectar el ámbito social, económico y de salud.