Un día, unos tenis viejos aparecieron colgados de cables en las calles, hecho que no pasó desapercibido para los vecinos de San Ángel, quienes quitaron el primer par pero aparecieron otros, hasta que supieron que esa es una señal de que ahí venden droga “Los Budas”, un grupo de narcomenudistas.
El problema que al principio parecía únicamente de imagen pública exhibió inseguridad, se comentó en el Comité Ciudadano y algunos empresarios cuyos negocios están asentados en el Jardín San Jacinto y el corredor de avenida Revolución, reconocieron que algunos integrantes de “Los Budas” les exigen permitir la venta de sus drogas entre la clientela, en paz, sin que los denuncien ante las autoridades.
El esquema es el mismo que emplean otros más estructurados como La Unión de Tepito en corredores turísticos de gran afluencia como La Condesa, Insurgentes y La Roma, donde se han presentado balaceras y crímenes al interior y exterior de los establecimientos mercantiles como parte del pleito por el mercado de la droga.
Bajo ese “modus operandi” los narcomenudistas de “Los Budas” controlan la venta de estupefacientes en uno de los barrios más exclusivos de la capital en donde vive parte de la comunidad cultural, artística y política del país.
La situación se convirtió en una denuncia, primero ante los mandos locales de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, luego al más alto nivel de esa dependencia y de la Procuraduría General de Justicia local.
El objetivo es evitar que Los Budas o cualquier otra célula del narco protagonice uno de los episodios que se han vuelto usuales en las zonas turísticas de la Ciudad cuyo capítulo más reciente fue el asesinato de un adolescente de 16 años, ejecutado a balazos al salir de un bar en La Condesa.
El crimen reactivó el temor entre empresarios de que se origine otra oleada de muertos en bares, antros y restaurantes como parte de la venganza entre grupos. Y luego lleguen las consabidas clausuras de establecimientos mercantiles por parte de la delegación o el Instituto de Verificación Administrativa (INVEA).
En ese punto, Ismael Rivera Cruces de la Asociación Nacional de Discotecas, Bares y Centros de Espectáculos (ANIDICE), planteó a los aspirantes a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México una propuesta de cómo regular la vida nocturna de la capital.
Para el representante de este gremio, la capital de México sí puede ofrecer una vida nocturna sin riegos y bajo la ley que permita la operación de discotecas, bares, centros nocturnos y de espectáculos, casinos y otros de los llamados antros.
Regular la vida nocturna, sostuvo Rivera Cruces, es transparentar la operación, tener a la vista quienes son los propietarios de los establecimientos, las reglas del juego perfectamente bien establecidas partiendo de ley claras que no se presten a interpretación.
En la recta final de este sexenio y de las 16 jefaturas delegacionales que se convertirán para diciembre de 2018 en alcaldías, los empresarios advierten la llegada de nuevos gobiernos, quienes usualmente como uno de los primeros “actos heroicos” que ejecutan es recorrer y clausurar establecimientos mercantiles.
El objetivo de la propuesta es regular a fondo en el tema de establecimientos mercantiles. Que cierren quienes no cumplen y que no se mantengan abiertos por medio de prácticas de corrupción.
Entre la espada y la pared
Casos como el de 13 jóvenes que fueron plagiados del bar Heaven de la Zona Rosa y las ejecuciones en La Condesa, ambos en la delegación Cuauhtémoc, son muestra de una realidad de la vida nocturna cada vez más común. El empresario, que vive de eso, no se atreve a denunciar a quienes se dicen representantes de La Unión, el Cartel de Jalisco Nueva Generación, La Familia o hasta Los Zetas.
Entonces permite que estos emisarios del narco entren a sus negocios para expender la droga o de lo contrario, tendrían que bajar las cortinas del inmueble y salir huyendo para evitar las amenazas de muerte se hagan realidad.
Justo para evitar que Los Budas, que ya son una amenaza real en la zona de San Ángel, en la delegación Álvaro Obregón, crezcan, los empresarios y habitantes pidieron la intervención enérgica en la zona. Denuncian sin proporcionar sus nombres ni los establecimientos que están bajo la sombra de estos emisarios que se camuflan entre el personal o incluso, se hace pasar como indigentes de la zona.