Narco y despojo
En el despojo de tierras, existen redes de negocios que incluyen a familias que se dedican al blanqueo de fondos.
La familia del capo sinaloense Juan José Esparragoza Moreno “El Azul” y la familia Sánchez Garza se han apoderado de terrenos ejidales y rurales que han servido para alojar otros de sus negocios.
Hoteles, fraccionamientos y salones de eventos son algunos de los usos que se les dan a estas tierras.
Indigo Staffhttp://www.youtube.com/watch?v=VpZjuWmQk0U
En el despojo de tierras, existen redes de negocios que incluyen a familias que se dedican al blanqueo de fondos.
La familia del capo sinaloense Juan José Esparragoza Moreno “El Azul” y la familia Sánchez Garza se han apoderado de terrenos ejidales y rurales que han servido para alojar otros de sus negocios.
Hoteles, fraccionamientos y salones de eventos son algunos de los usos que se les dan a estas tierras.
Los ejidos que quedaron dentro de la mancha urbana de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) están al acecho de grupos del despojo que cuentan con el apoyo de organizaciones criminales.
A través de argucias legales, entre ellas compraventas ficticias, así como la intimidación por medio de amenazas, se han logrado apoderar de grandes extensiones de terrenos a lo largo de 20 años.
Los hijos de “El Azul” hicieron lo propio para poseer algunos terrenos cercanos a los fraccionamientos de Bugambilias y El Palomar.
Para apoderarse de dichas tierras, la familia de Esparragoza Moreno se valió de escrituras antiguas de los cascos de las haciendas La Calerilla y Santa Ana Tepetitlán, esta última, también ejido (véase, La industria del despojo).
Por su parte, la familia Sánchez Garza posee más de una decena de porciones de parcelas de San Juan de Ocotán compradas por José de Jesús Sánchez Barba y sus hijos, José de Jesús, Mauricio, Alejandro y Diego Sánchez Garza.
Terrenos que una vez comprados fueron donados y revendidos entre ellos a través de sus padres Beatriz Garza Rodríguez y José de Jesús Sánchez Barba, todos recientemente señalados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como miembros de una red de lavado de dinero del capo Rafael Caro Quintero.
Y es que según estimaciones que se hacen de cada una de las operaciones que fueron consultadas en el Registro Público de la Propiedad de Jalisco, se advierte un intercambio de bienes inmuebles entre los integrantes de la familia que supera los 145 millones de pesos entre 2002 y 2004.
Gran parte del emporio inmobiliario de los Sánchez Garza está fincado en terrenos que antes fueron ejidos y que hoy mantienen un estatus ambiguo, mismo que les ha permitido alargar los procesos hasta el cansancio de los propietarios originales.
En ese mismo estatus –de ambigüedad- se encuentran otros 11 terrenos sobre la carretera a Colotlán que pertenecieron al ejido de la Mesa de San Juan. Ahí se pretende la construcción de más fraccionamientos de lujo y descanso.
Uno de los terrenos de los Sánchez Garza comparte entrada con un hotel boutique ubicado en la zona, que no pertenece a la familia señalada por blanqueo de fondos.
Se trata del predio rústico conocido como Potrero El Ranchito; dicho terreno fue subdividido en varias fracciones y también fue vendido, donado y revendido entre los miembros de la familia Sánchez Garza.
En la zona se observan grandes extensiones de tierra cercadas con letreros que invitan a la compra de terrenos.
Localizados en el último tramo del municipio de Zapopan sobre la carretera a Colotlán, estos predios se han ido extendiendo, en ocasiones de forma ilegal.
En los últimos años los vecinos han visto crecer el emporio de los Sánchez Garza, desde el salón de fiestas La Benazuza hasta antes de llegar al municipio de San Cristóbal de La Barranca.
Los ejidatarios de la Mesa de San Juan vendieron algunas de esas tierras; otras fueron ocupadas de manera discreta (recorriendo la barda) y en otras más lograron el despojo con escrituras y mapas que exceden su porción original; Reporte Indigo tuvo acceso a estos documentos.
Dichas escrituras fueron avaladas por el Catastro de Zapopan, relatan algunos vecinos consultados por este medio.
En otro ejido, el del General Lázaro Cárdenas, en Hacienda Las Margaritas, los Sánchez Garza también tienen un par de terrenos del lote 15 fracción 7 cerca del camino a San Isidro, al norte de Zapopan.
Despojo al interior del estado
Además de los terrenos en la ZMG, los Sánchez Garza extendieron sus propiedades al interior de Jalisco.
Según su registro de bienes, por lo menos seis predios en el municipio de Amacueca pertenecen a ellos.
Todos están ubicados en el Rancho Los Charcos, una localidad del mismo municipio.
Uno de los terrenos tiene una superficie de 3.18 hectáreas. Su ubicación es cercana a la “Hacienda Las Limas”, Spa que pertenecía a la Familia Caro Quintero, según dio a conocer el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Pero hasta hoy los negocios y bienes de los Sánchez Garza se encuentran intactos, pese a los señalamientos que diversas autoridades de Estados Unidos han hecho.
Vecinos de Gallegos
Los Sánchez Garza tienen 11 parcelas en el ejido de San Juan de Ocotán que suman varias centenas de hectáreas aparentemente compradas a bajo costo a miembros del ejido de San Juan de Ocotán. Dichas tierras hoy son parte del complejo inmobiliario Villa Verona.
En ese mismo esquema de compraventa y donación se ubican otros terrenos del exsecretario de Turismo Jesús Gallegos Álvarez, quien ostentaba entre sus bienes dos porciones de parcelas la 178 y 183 P3/7 que se ubican en el ejido de San Juan de Ocotán.
Documentos en poder de Reporte Indigo refieren que el suegro de Gallegos Álvarez, Agustín Espinosa Ron –socio de los Sánchez Garza- le dona ambos terrenos a el exsecretario de Turismo y a su esposa, según consta en las actas 9912 y 9913 del año 2010, protocolizadas por el Notario Juan Peña Razo, cuñado de Agustín Espinosa Ron.
Espinosa Ron también tiene entre sus bienes ocho parcelas dentro del ejido de San Juan de Ocotán. Entre ellas las 138, 139, 176, 188, 189, 241 y 207 según consta en los documentos del Registro Público de la Propiedad de Jalisco.
Despojo en Colombia, ligado al narco
Detrás del despojo de tierras existe un interés claro por mercantilizar la tierra a altos costos.
La abogada y defensora de Derechos Humanos de Colombia, Dora Lucy Arias, refiere que luego de llevarse a cabo la sesión final del Tribunal de los Pueblos en Colombia, se identificó que existía una liga directa entre el despojo de tierras con el narcotráfico.
Y a su vez con la explotación de minerales y el turismo. Lo que llevó a analizar la situación del campo en Colombia, tema que hoy es parte de la agenda de paz que dicho país lleva con grupos guerrilleros.
“Los vínculos tan fuertes (del despojo) con el narcotráfico que es bastante disiente de la familiaridad de esos fenómenos que logran objetivos y que son de un interés enorme para el mundo empresarial y el control territorial.
Dora Lucy Arias comenta que en el Tribunal Permanente de los Pueblos capítulo Colombia el fenómeno del despojo por narcotráfico se repitió de tal forma que se llegó a pensar que era una industria más del narco, “como un megaproyecto”.