Negociar o morir

Como estrategia para sumar votos, el priista Adrián de la Garza tendrá que aliarse con líderes tricolor de oposición a Rodrigo Medina, su jefe político; el PRI nacional ya lo apoya en su negociación con el nombramiento de Rubén Moreira como delegado especial en la elección extraordinaria
Luz Rangel Luz Rangel Publicado el
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Cerrar filas para abrirse es la estrategia de campaña que tendrá que seguir el exalcalde Adrián de la Garza si quiere reelegirse en Monterrey.

El tricolor nacional ya le dio el espaldarazo y designó a Rubén Moreira, exgobernador de Coahuila, como delegado especial en los comicios que se celebrarán el 16 de diciembre. Pero su triunfo también depende de la habilidad política que tenga para sumar apoyos de los priistas opositores al grupo de Rodrigo Medina.

Ganar la capital de Nuevo León es ahora una prioridad para el PRI, a diferencia de los comicios celebrados el 1 de julio y las impugnaciones. El jueves de la semana pasada, en una reunión en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), en la Ciudad de México, De la Garza recibió el respaldo estructural, político y financiero de su partido

La presidenta nacional del Revolucionario Institucional, Claudia Ruiz Massieu, y el dirigente estatal, Pedro Pablo Treviño, estuvieron presentes. También acudió Arturo Zamora, secretario general del CEN, el diputado local Carlos Barona, la diputada federal Ivonne Álvarez, el excandidato a senador, Jorge Mendoza, y Adrián de la Garza

“Fue con el propósito de cerrar filas, de brindarnos todo el apoyo del Comité Ejecutivo Nacional, para volver a ganar la elección que ya ganamos el 1 de julio y que se anuló en el caso de Monterrey”, expresó Pedro Pablo Treviño, el dirigente del PRI en Nuevo León.

El puente

En la reunión para definir la organización para recuperar la capital neoleonesa, Ruiz Massieu designó al ahora diputado federal y exgobernador de Coahuila, Rubén Moreira, como delegado especial para la elección extraordinaria.

La dirigente que en el conflicto postelectoral prefirió defender la alcaldía de Guadalupe y llegó a acompañar hasta la Comisión Municipal Electoral a la priista Cristina Díaz, quien finalmente ganó, ahora voltea a ver a De la Garza.

Moreira Valdés fue uno de los pocos gobernadores que logró que el PRI triunfara en sus estados. El exmandatario coahuilense es conocido por sus capacidades como operador electoral, de manera que el coordinador de campaña que ahora tiene De la Garza puede revivir el poder del PRI en Monterrey.

“Estoy seguro que con su capacidad, su conocimiento, su don de gente, será un delegado que nos ayudará a transitar y a liderar esta elección”, expresó Treviño.

Moreira tiene en sus manos rescatar o hundir al Revolucionario Institucional. Su principal encomienda es que una al partido dividido entre el grupo afín al exgobernador regiomontano, Rodrigo Medina, y sus adversarios.

Medina es el jefe político de Adrián de la Garza, pues lo impuso como aspirante a gobernar, por segunda ocasión, la Alcaldía de Monterrey. Su cercanía reforzó la fragmentación al interior del partido.

Abrir alianzas

En un escenario desfavorable, Adrián de la Garza no puede darse el lujo de perder un solo voto, menos dentro de su propio partido. En la contienda electoral en la que no se aseguró el triunfo, el candidato debió escarmentar que el apoyo que recibió de Rodrigo Medina fue insuficiente y le afectó que optara por encerrarse en su grupo político en lugar de abrirse para sumar adeptos.

La fuerza que pierde el bando de Adrián de la Garza la puede recuperar con sus adversarios. Los que en su momento fueron los llamados “Medinitas”, tales como Francisco Cienfuegos, actual líder del tricolor en el Congreso local, Pedro Pablo Treviño, el ahora dirigente local del PRI, y Filiberto de la Garza, hermano del aspirante a la alcaldía de Monterrey, son un grupo débil.

Al abanderado tricolor no le queda otra opción más que aliarse con priistas que no son medinistas. Tiene que negociar dentro del Revolucionario Institucional los apoyos de liderazgos que no pudo ganar para los comicios de julio pasado, principalmente los de quienes han sido maltratados por el grupo del exgobernador Medina

Estos líderes son Héctor Gutiérrez, quien era secretario de organización del PRI, nombrado por Ruiz Massieu en el proceso de renovación del partido, hasta que, precisamente, Rubén Moreira renunció y lo relevó como secretario general del tricolor. Gutiérrez, por lo pronto, ya estuvo presente en la reunión en la capital con De la Garza.

La nueva campaña de Adrián de la Garza tiene que estar abierta a hacer un gran pacto con el Grupo Escobedo, que dirige el exalcalde de dicho municipio, Abel Guerra, y puede movilizarle una suma significativa de votantes. El esposo de Clara Luz Flores, alcaldesa de Escobedo, tuvo un peso importante en el partido, pues fue presidente del Comité Directivo Estatal y excandidato al gobierno de Nuevo León en 2003.

Además debe acudir a figuras individuales como Felipe Enríquez, quien a finales de agosto renunció al cargo de secretario de Acción Electoral del CEN priista. Enríquez no ofreció explicaciones pero su retiro coincidió con la designación de Cienfuegos al frente de la bancada tricolor en la actual legislatura.

Otra de estas figuras es Ricardo Canavati, militante desde hace más de cuatro décadas que fue alcalde de Monterrey de 2003 a 2016.

Si el CEN tomará las decisiones de campaña de Adrián, en caso de ganar él deberá ceder espacios para quienes fueron sus oponentes medinistas y entregarles posibles cargos.

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