Ser un municipio rico salvó a Los Cabos. El huracán Newton dejó un saldo blanco en las costas de Baja California Sur, debido, en gran parte, a una adecuada prevención, misma que brilla por su ausencia en muchas otras regiones del país.
El municipio de Los Cabos, es uno de los polos de atracción turística más importante del país, por lo que su relevancia estratégica y económica ha llevado a las autoridades de todos los niveles a implementar labores de prevención y de infraestructura necesaria para mitigar los efectos de fenómenos naturales.
Sin embargo, en muchos de los municipios del país que carecen de atractivo turístico o estratégico las medidas de prevención han sido insuficientes.
Por eso, los municipios pobres son siempre los más golpeados por los fenómenos meteorológicos.
Aunque en el Atlas Nacional de Riesgos, Los Cabos está considerado como uno de los que se encuentran en “muy alto” peligro por el paso de ciclones tropicales, lo cierto es que a pesar de ello la zona se puede considerar poco vulnerable ante los embates climáticos.
Dicha conclusión se desprende del Atlas de Vulnerabilidad Hídrica de México 2015 ante el Cambio Climático, que en su contenido enumera los estados con el mayor número de municipios en condiciones de alta y muy alta vulnerabilidad social, entre los cuales no se encuentra Baja California Sur.
La misma conclusión se puede sacar de otro de los destinos emblemáticos del turismo internacional, Cancún, Quintana Roo, que también está en riesgo por los ciclones tropicales, según el Atlas Nacional de Riesgos, aunque, en el Atlas de Vulnerabilidad Hídrica, Quintana Roo no aparece entre los estados vulnerables.
Vulnerabilidad social
Dentro del Atlas de Vulnerabilidad Hídrica de México 2015, elaborado por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), se establece una herramienta llamada “Índice de Vulnerabilidad Social”.
Según el documento, el índice puede tener diferencias importantes con las regiones hidrológicamente más vulnerables, dado que una región hidrológicamente vulnerable no necesariamente es una región socialmente vulnerable. Los factores físicos y ambientales presentan vulnerabilidades distintas a las socialmente observadas.
Esto quiere decir, por ejemplo, que una región como la costa de Baja California Sur, físicamente más expuesta a los ciclones, huracanes o tormentas tropicales, no por ello puede considerarse una zona con alta vulnerabilidad, debido a que se han reducido las consecuencias negativas de los fenómenos naturales.
Por otro lado, un estado del centro de la República como Puebla, no tan expuesto a estos fenómenos naturales, tiene, según el Índice de Vulnerabilidad Social, 146 de sus 217 municipios en situación de alta o muy alta vulnerabilidad social.
El mes pasado, tras el paso del huracán Earl por nuestro país, el municipio de Huauchinango, en la sierra norte de Puebla, fue uno de los más afectados, sumando al menos 18 muertos, cientos de damnificados y cuantiosas pérdidas materiales.
Además de las magnitudes de los huracanes, las características geográficas de las diversas regiones, otros factores que influyen en el saldo final y las secuelas a largo plazo, también el factor social es determinante.
El contar con una infraestructura adecuada, sistemas de drenaje aptos, mayor calidad de la vivienda y protocolos de acción y mitigación, hacen una gran diferencia en el balance final, y mientras que en sitios estratégicos como Los Cabos, se trabaja por minimizar los efectos de los fenómenos naturales, en otros lugares no es prioritario.
Reconstrucción, sitios prioritarios
En septiembre de 2014, el huracán Odile tocó tierra en la península de Baja California Sur, causando grandes daños en todo el país, principalmente en Oaxaca, Guerrero y Baja California Sur.
En ese entonces, se declaró la Ley Marcial en Baja California Sur, la gran mayoría del estado se quedó sin energía eléctrica, la infraestructura carretera se colapsó, se suspendió el servicio de agua potable y de comunicaciones, se registraron saqueos, actos vandálicos.
El municipio de Los Cabos quedó devastado, miles de personas fueron evacuadas debido a las inundaciones, toda la infraestructura quedó severamente dañada, los daños materiales fueron millonarios.
A dos años de distancia, previo al paso de Newton, Los Cabos volvió a lucir su mejor cara para los turistas.
Si bien el gasto de reconstrucción de la infraestructura hotelera fue absorbida en gran parte por las compañías aseguradoras, los esfuerzos oficiales para levantar el municipio fueron mayúsculos, pues al ser un sitio de gran atracción turística es prioritario.
En 2005, tras el paso del huracán Wilma por nuestro país, otro de los grandes destinos turísticos del país, Cancún, Quintana Roo, sufrió severos daños en toda su infraestructura.
En ese entonces, se calcula que alrededor del 90 por ciento de la infraestructura hotelera sufrió daños considerables, causando pérdidas materiales en miles de millones de dólares.
También en esa ocasión, los esfuerzos por la recuperación permitieron que en tan sólo unos meses, la zona hotelera de Cancún, así como otros destinos cercanos como Cozumel o Isla Mujeres pudieran estar listos para seguir recibiendo turismo.