Niños espías
En un intento independiente por atacar el acoso escolar o bullying, la Escuela Federal 3, en Mérida, Yucatán, implementó un plan denominado Servicio Secreto Escolar.
El director de la escuela, Gualberto Burgos, informó que al menos 18 de sus alumnos operan como agentes en el programa de informantes.
Rodrigo VillegasEn un intento independiente por atacar el acoso escolar o bullying, la Escuela Federal 3, en Mérida, Yucatán, implementó un plan denominado Servicio Secreto Escolar.
El director de la escuela, Gualberto Burgos, informó que al menos 18 de sus alumnos operan como agentes en el programa de informantes.
Se trata de un plan que ya ha sido implementado en escuelas de Estados Unidos. Y aunque en un inicio los resultados fueron alentadores, estudios realizados por la Asociación Americana de Psicología revelaron que en el largo plazo, este plan podría producir un efectivo negativo.
Los “agentes”, explicó el director, tienen el encargo de avisar a las autoridades educativas sobre pleitos de bandas y compraventa de drogas.
Burgos destacó que el programa ya se aplicó en la Secundaria Federal 6, de Mérida, y en otros planteles de nivel medio básico en el sur de Yucatán.
“El reclutamiento de los jóvenes es siempre de forma voluntaria, y contamos con el respaldo de los padres de familia”, destacó.
Los experimentos
En Estados Unidos el problema de acoso escolar es de tal magnitud que psicólogos y expertos en pedagogía han realizado cientos de estudios y experimentos para encontrar formas eficientes de hacerle frente.
Los programas de infiltración o de informantes no han sido exclusivo para los estudiantes.
En al menos 13 escuelas del noroeste de Estados Unidos se conformaron comités de padres de familia, maestros y autoridades.
En un inicio, los padres de familia tomaron el rol protagónico, los psicólogos y autoridades educativas insistieron que en casa se tenía que tener mayor atención y comunicación con sus hijos para detectar casos de bullying, contra ellos o contra compañeros.
De esta forma, los padres denunciarían ante el comité los detalles y los autores del acoso.
En un estudio realizado por la Universidad de Pennsylvania en 2011, uno de los hallazgos fue que 2 de cada 4 padres era proclive a “sobredimensionar” los casos o de mal informar las situaciones de riesgo.
En agosto de ese mismo año, un programa piloto en tres escuelas de Philadelphia hizo énfasis en los maestros.