NL se tiñe de rojo
Los asesinatos presuntamente relacionados con la delincuencia organizada han registrado un alza importante en la última semana, homicidios que deberían encender los focos rojos de las autoridades en materia de seguridad
Jesús PadillaLas ejecuciones masivas, el hallazgo de cuerpos calcinados y los ataques a bares recuerdan los tiempos más difíciles que vivió el Estado de Nuevo León en materia de seguridad.
Pero no se trata de noticias añejas, sino de situaciones que han ocurrido recientemente y que contradicen la versión estatal de que no hay un repunte de violencia, en comparación con otros estados de la República.
“Fuimos de las cuatro entidades del País que no subió los homicidios”, dijo el procurador de Justicia del Estado, Bernardo González, el pasado 4 de febrero.
Sin embargo, en menos de 3 días, al menos 6 personas fueron asesinadas esta semana. El conteo de homicidios inició ese mismo 4 de febrero con la ejecución de un joven baleado en un supuesto punto de venta de droga en el Municipio de Apodaca.
La mañana del 5 de febrero, tres personas más fueron ejecutadas y después calcinadas. Según los reportes policiacos, los cuerpos fueron localizados en la cajuela de un taxi en la Colonia de San Martín, mientras la unidad aún ardía en llamas.
Por la tarde de ese mismo día, un joven fue ejecutado de varios disparos y, en la investigación, detectives de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) detectaron que la víctima tenía en su mano derecha un presunto narcomensaje.
Ayer, otra persona fue encontrada calcinada en el interior de un auto y, anoche, un hombre fue acribillado afuera de su domicilio ubicado en el Fraccionamiento Santa Cecilia, en Apodaca.
A este panorama desalentador se suma la amenaza de la Policía Militar de abandonar el patrullaje en el área metropolitana, lo que dejaría en un estado de vulnerabilidad a la ciudadanía, pues el Gobierno Estatal no tiene la capacidad para combatir a la delincuencia organizada.
La Fuerza Civil aún no tiene suficientes elementos para contener una ofensiva de grupos del crimen organizado como Los Zetas, el Cártel del Golfo y el Cártel de Los Beltran Leyva, y mucho menos mantener la seguridad en sectores “calientes”.
La situación no parece que vaya a mejorar en el futuro, una fuente de inteligencia militar señaló que un grupo del Cártel de Los Beltrán Leyva está extendiendo su organización hacia el área metropolitana.
Este cártel por muchos años fue dueño de la plaza de San Pedro y quiere extender su legado. “Tenemos información que Los Beltrán está avanzando a otros municipios metropolitanos”, explicó la fuente.
Esta avanzada se debe al debilitamiento de Los Zetas y Cartel del Golfo por el Ejército Mexicano, según el informante.
Estas organizaciones han tenido bajas importantes por los años de batalla que mantenido para quedarse con la plaza de Nuevo León, y han tenido problemas para reclutar más miembros.
Todo apunta que existe una reorganización por la venta de droga entre células del crimen organizado y por ello la violencia.
Tierra en disputa
En los últimos años, Nuevo León se ha convertido en un territorio codiciado por los cárteles de la droga, que han generado una crónica violencia sin cura por la disputa de la “plaza”.
Este estado está considerado como una zona estratégica para el trasiego de droga a Estados Unidos, por sus brechas y caminos clandestinos, reveló una fuente de inteligencia militar.
En la entidad se cruzan los intereses del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel del Golfo, el Cártel de Los Zetas, el Cártel del Noreste, el cártel de los Beltrán Leyva y el Cártel de Sinaloa.
Héctor Huerta Ríos “La Burra”, operador del Cártel de Los Beltrán Leyva, fue detenido en 2009 por elementos del Ejército Mexicano, a través de su brazo operativo la Séptima Zona Militar, en ese entonces a cargo de Cuauhtémoc Antúnez.
Huerta Ríos fue aprendido en un lujoso departamento en el municipio de San Pedro, bastión de esta organización, que ahora busca extender su legado al área metropolitana.
“La Burra” habría recuperado su libertad hace dos años, porque alegó en el proceso que durante su captura se le habían violado sus derechos humanos.
Entre las anomalías que señaló estuvo una detención prolongada, intimidación, así como la obtención de pruebas y confesiones durante su arraigo.
Una fuente de inteligencia militar informó que tienen conocimiento de la liberación de Héctor Huerta Ríos, “La Burra”, máximo líder de los Beltrán Leyva, en San Pedro.