No es la panacea
La reforma laboral, aprobada por ambas Cámaras, está lejos de ser la panacea o la varita mágica que resolverá todo.
Su gran desafío será revertir la precarización del empleo vigente en México y que sigue su marcha, muy a pesar del crecimiento económico elogiado por el Gobierno.
Lo cierto, y los hechos lo demuestran, es que el poder Legislativo no es un contrapeso de las decisiones del Ejecutivo.
Tan es así que en el proceso de aprobación nunca se entregó el efecto de la reforma en inversión, PIB, salarios, prestaciones, empleo o lucha contra la pobreza.
Georgina HowardLa reforma laboral, aprobada por ambas Cámaras, está lejos de ser la panacea o la varita mágica que resolverá todo.
Su gran desafío será revertir la precarización del empleo vigente en México y que sigue su marcha, muy a pesar del crecimiento económico elogiado por el Gobierno.
Lo cierto, y los hechos lo demuestran, es que el poder Legislativo no es un contrapeso de las decisiones del Ejecutivo.
Tan es así que en el proceso de aprobación nunca se entregó el efecto de la reforma en inversión, PIB, salarios, prestaciones, empleo o lucha contra la pobreza.
La nueva legislación tendrá que enfrentarse al aumento histórico de la economía informal, al incremento de la subocupación y a que 30 millones de mexicanos que trabajan no tienen seguridad social y sobreviven con ingresos ínfimos.
Datos del Banco de México muestran que en los últimos años se ha registrado una elevada inflación en el precio de los alimentos, que ha generado una caída del 25 por ciento del poder adquisitivo per cápita.
Esto sucede a pesar de la estrategia del Banco Central de utilizar los salarios como mecanismo de control de precios.
Así, a unos días de que concluya el gobierno de Felipe Calderón, y con una reforma laboral casi en la mesa, el 64 por ciento de las personas ocupadas no cuentan con acceso a la salud, 14.8 millones trabajan sin contrato y 11 millones se ocupan en micronegocios sin establecimiento.
El sector informal creció 15.6 por ciento, 3.2 millones de trabajadores no reciben remuneración y el desempleo alcanzó a un millón más de personas.
Es un hecho que los Comités Mixtos de Productividad, planteados en la Reforma Laboral, solo se formarán en las medianas y grandes empresas que tienen acceso al crédito, plantea el investigador José de la Cruz Gallegos, director del Departamento de Economía y Finanzas del TEC de Monterrey.
Y aunque se prevé que serán las secretarías de Economía y Trabajo las encargadas de elaborar programas para aumentar la productividad, en el documento no se precisa de cuántos recursos humanos y financieros deberán disponer para hacerlo.
“Durante los últimos 30 años se ha dicho que, con reformas como la laboral, México iniciaría una nueva etapa de crecimiento y desarrollo”, dice de la Cruz. Pero los casi 60 millones de mexicanos en pobreza son una muestra de que no ha ocurrido”.
La precarización del mercado laboral avanza. Las cifras oficiales revelan que, en el tercer trimestre de este año la población ocupada disminuyó un 4 por ciento, la economía sumergida creció y se deterioraron las remuneraciones.
Inflación, una cuña más
La inflación es una presión más para los trabajadores, a pesar de la reforma laboral.
Aún así, la inflación del 4.6 por ciento registrada en octubre pasado, confirma que los buenos deseos de Banxico no se han alcanzado, pues está 1.4 puntos porcentuales por encima de las expectativas.
Buena parte de este repunte obedece al aumento en los precios de los alimentos de un 8.1 por ciento.
De la Cruz Gallegos admite que esta espiral, junto a una reforma laboral mal concebida, podría elevar el coste social que paga la población más marginada. En este sentido, aclara, una mayor inflación es más acusada por los segmentos de la población con menores percepciones salariales.
Por el contrario, aquellos que ingresan más, exhiben menores incrementos en los precios. Este fenómeno afecta en mayor medida a la región centro sur del país, donde la pobreza es mayor.