Las horas las van mermando. Julia amaneció mal, se siente muy débil. Los dolores de cabeza de Margarita son cada vez más frecuentes. Sin embargo, pese al frío inclemente, los mareos, el desconcierto y la impotencia, el amor de sus hijos las mantienen en pie.
Son las madres de los desaparecidos en el sexenio de Felipe Calderón. Llevan tres días en huelga de hambre. Instalaron un plantón frente a la Secretaría de Gobernación. Están a la espera una respuesta contundente de la autoridad. Mientras ésta no llegue están decididas a esperar hasta donde las fuerzas les den.
“No me voy a levantar de aquí aunque se me vaya la vida”, asegura Margarita López Pérez. No vacila cuando dice ya no tiene nada qué perder.
Desde que le arrebataron a “la luz de sus ojos” su vida ya dejó de ser todo lo que era. Incluso dice estar consciente de que la gente que alza la voz –como ella– suele terminar acribillada o desaparecida.
Entonces, “qué más da terminar allá o terminar aquí”, dice la madre de Yahira Guadalupe Baena López, una joven de 19 años que desapareció en Tlacolula de Matamoros Oaxaca, el 13 de abril de 2011, luego de que un comando de hombres armados se la llevó de la casa donde vivía.
Con lágrimas en los ojos, Margarita recrea ante las cámaras de Reporte Indigo la odisea infernal por la que ha pasado desde que su hija fue vista por última vez. Su historia ha recorrido el ámbito nacional e internacional desde que forma parte del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.
López Pérez no vacila al afirmar que se quedara ahí, frente a las oficinas del secretario Alejandro Poiré “hasta que me entreguen los resultados de estudios de ADN que realizó el FBI”. Exige saber si el cuerpo que hace meses reconoció en el Semefo es de su hija o no. Y, también, hasta que esté segura de que los delincuentes que torturaron y asesinaron a Yahira “están tras las rejas pagando realmente una pena y no de vacaciones en un penal”.
Además de Margarita, están también en huelga de hambre Julia Alonso, que desde hace un lustro indaga el paradero de su hijo desaparecido; Malú García, defensora de derechos humanos, que perdió a su hermana a causa de la violencia que azota el país; y Bárbara Ibarra, cuya hija de 14 años fue asesinada en Veracruz el año pasado.
Ayer por la mañana se le notificó a la Segob que la salud de Julia Alonso se estaba deteriorando debido a su padecimiento de hipoglucemia.
De hecho, horas después, cuando ingresaron al Palacio de Covián para sostener un encuentro con personal de esa dependencia federal, Alonso no logró aguantar la reunión.