No se apaga el fuego

Lejos de enfriar las protestas, el último informe de la PGR sobre la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa ha radicalizado las manifestaciones que se han teñido de actos violentos.

En las últimas protestas convocadas en la Ciudad de México y en el estado de Guerrero los reflectores los han acaparado hechos violentos presuntamente cometidos por grupos radicales anarquistas que apoyan este movimiento.

César Cepeda César Cepeda Publicado el
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Las protestas con saldos rojos ocurren después de que el procurador anunciara que existen indicios de que los estudiantes fueron asesinados y calcinados
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Lejos de enfriar las protestas, el último informe de la PGR sobre la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa ha radicalizado las manifestaciones que se han teñido de actos violentos.

En las últimas protestas convocadas en la Ciudad de México y en el estado de Guerrero los reflectores los han acaparado hechos violentos presuntamente cometidos por grupos radicales anarquistas que apoyan este movimiento.

Las protestas con saldos rojos ocurren después de que el viernes el procurador Jesús Murillo Karam anunciara de que existen indicios de que los estudiantes fueron asesinados y calcinados en el estado de Guerrero.

Entre los organizadores de las protestas por los estudiantes de Ayotzinapa circula la versión de que detrás de estos actos incendiarios podrían estar grupos de infiltrados en el movimiento.

La noche del sábado una protesta, que comenzó de manera pacífica en las instalaciones de la PGR y terminó en el Zócalo, concluyó con el incendio de una de las puertas de Palacio Nacional, donde despacha el presidente Enrique Peña Nieto.

No existen en los últimos años antecedentes de un acto así en contra de Palacio Nacional.

Los primeros actos vandálicos se registraron hace una semana en la movilización multitudinaria del pasado 5 de noviembre, que se desplazó por Paseo Reforma y terminó con un mitin en el Zócalo capitalino donde los padres de los estudiantes desaparecidos exigieron a las autoridades justicia para sus hijos.

Ese día la manifestación transcurrió sin hechos violentos, sin embargo el incendio de una estación del sistema de transporte Metrobus en el sur de la ciudad opacó la protesta masiva.

Casi al mismo tiempo en que celebraba la manifestación de estudiantes grupos presuntamente ligados al movimiento anarquista del Distrito Federal atacaron con bombas molotov la estación Universidad del Metrobus y uno de los autobuses que terminó calcinado.

El viernes pasado, el procurador Jesús Murillo Karam dio a conocer los avances de la investigación sobre los hechos ocurridos el pasado 26 de septiembre en el municipio de Iguala.

De acuerdo a Murillo Karam, existen indicios de que los 43 estudiantes fueron detenidos por la Policía de Iguala y entregados al grupo criminal de Los Guerreros Unidos.

Los integrantes de este grupo delictivo –según los testimonios de tres de los detenidos – habrían asesinado y calcinado a los estudiantes en el basurero de Cocula.

Los restos incinerados habrían sido tirados al Río San Juan, que cruza esta zona del estado de Guerrero, con el propósito de borrar cualquier evidencia.

La Procuraduría General de la República no pudo confirmar la muerte de los estudiantes por la imposibilidad de llevar a cabo pruebas de ADN de los restos calcinados rescatados.

También en Guerrero, las protestas como en la Ciudad de México, se han radicalizado.

El sábado jóvenes de Ayotzinapa incendiaron vehículos de transporte de empresas privadas y una patrulla de la Policía Federal afuera del Palacio de Gobierno.

El inmueble oficial fue atacado con pedradas dañando cristales de sus ventanas.

El día de ayer arribó a la Ciudad de México la marcha #43×43, que inició hace una semana en el municipio de Iguala para protestar por la desaparición de los normalistas.

La caravana, que durante cinco días recorrió 200 kilómetros, fue convocada por organizaciones sociales en apoyo a los padres de los estudiantes desaparecidos.

En el mitin celebrado en el Zócalo se  condenó el informe rendido por el procurador Jesús Murillo Karam y se exigió su renuncia como titular de la PGR.

Encienden Palacio Nacional
Por Hidalgo Neira

En las movilizaciones por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en la Ciudad de México cada vez aparecen actos violentos que terminan por empañar las manifestaciones.

La noche del 8 de noviembre será recordada como la noche en que una de estas protestas convocadas por los estudiantes concluyó con el incendio de una de las puertas de Palacio Nacional.

La movilización comenzó a las 20:00 horas con un plantón frente a las instalaciones de la PGR, en Paseo de la Reforma.

La manifestación se había convocado a través de redes sociales para protestar por el informe que presentó el viernes el procurador Jesús Murillo Karam donde asegura que hay indicios en la investigación para establecer que los estudiantes fueron asesinados y calcinados por el cártel de los Guerreros Unidos.

Luego de la PGR, el grupo de manifestantes se desplazó hacia el Zócalo exigiendo justicia para los estudiantes de Ayotzinapa, desaparecidos el pasado 26 de septiembre.

En la plancha del Zócalo un grupo de manifestantes –identificados como parte de los grupos anarquistas- se abalanzaron contra lasvallas de seguridad instaladas en la explanada.

La protesta, que había transcurrido sin disturbios, se tornó violenta con el lanzamiento de bombas molotov y piedras contra uno de los accesos principales de Palacio Nacional.

Las llamas comenzaron a surgir en las puertas de Palacio Nacional, que fueron mitigadas por el sistema contra incendios de este inmueble federal.

El clamor de la gente no bajaba y siguieron amedrentando y golpeando la entrada del Palacio.

El enfrentamiento entre los radicales y los elementos de seguridad provocó que muchos manifestantes abandonaran la protesta por los estudiantes.

Los manifestantes –algunos encapuchados o con máscaras del personaje Guy Fawkes de la cinta “V de Venganza”- arremetían contra el portón de madera.

Los elementos del Estado Mayor Presidencial intentaban con agua y con gas disuadir en vano los ánimos enardecidos de los manifestantes.

El operativo que implementó la Policía concluyó con la detención y presentación de 18 personas por los actos violentos ocurridos en Palacio Nacional. 

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