No se va con AMLO
Aunque su renuncia al PRD fue una salida anunciada durante semanas, Alejandro Encinas no cumplió la otra parte de la profecía que se creía casi consumada: unirse a las filas del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
En su segundo informe de labores legislativas, el senador Encinas anunció que dedicará sus esfuerzos a construir un bloque de fuerzas de izquierda, para formar un núcleo que vaya más allá de los partidos y sus límites.
Imelda GarcíaAunque su renuncia al PRD fue una salida anunciada durante semanas, Alejandro Encinas no cumplió la otra parte de la profecía que se creía casi consumada: unirse a las filas del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
En su segundo informe de labores legislativas, el senador Encinas anunció que dedicará sus esfuerzos a construir un bloque de fuerzas de izquierda, para formar un núcleo que vaya más allá de los partidos y sus límites.
“Quiero asumir una causa política mayor. No se trata de renunciar a un partido para sumarme a otro con el que tengo identidad. La situación actual exige hacer un replanteamiento de las ideas, propuestas y formas de vinculación con la sociedad. A ello dedicaré mi mayor esfuerzo”, expuso el senador.
Encinas estuvo acompañado de personajes de la izquierda, como Cuauhtémoc Cárdenas, Marcelo Ebrard, Mario Delgado, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez; y también otros que, solidarios, acudieron al acto, como los senadores del PAN Javier Corral y Laura Rojas.
Encinas afirmó que su salida del PRD es un asunto estrictamente personal y su idea es conformar una red de ciudadanos que, independientemente del partido en el que militen, ayuden a construir una opción política para la población.
“El PRD ha abandonado los postulados que le dieron origen (…), es necesario erradicar a todos los Abarcas”, sentenció.
Sin resentimientos
Encinas afirmó que deja el sol azteca “sin rencor” y que, contrario a lo que acusó Carlos Navarrete en su misiva, sí hizo varios intentos por reformar el partido.
El legislador reiteró que el PRD perdió el rumbo y la izquierda no puede dedicarse únicamente a pensar en las elecciones, sino que debe ser parte de la reconstrucción del país, que vive una de sus peores crisis de derechos humanos desde 1968.