Perdieron en las elecciones y ahora regresan por su dinero.
Legisladores que no lograron buenos resultados en los comicios electorales no quieren ver más ensombrecida su carrera política y se reincorporaron a la Cámara de Diputados o al Senado.
El objetivo: cobrar los meses de dieta que alcanzan de aquí al cambio de Legislatura.
Y es que son al menos dos meses que pueden cobrar sin trabajar. Además pueden recibir su finiquito en el cual se les calculan sólo los días trabajados, pero de no estar en funciones lo perderían.
En la Gaceta del Senado, donde sesiona actualmente la Comisión Permanente, se publicó la lista de quienes pretenden regresar a cobrar aunque ya no haya actividades legislativas.
Es una vieja práctica que aplican integrantes de todos los partidos políticos. En total son 26 diputados y 4 senadores a los que les urge regresar.
La mayoría son del PRI y en esta ocasión no hay solicitud de licencia, en esta primera ola de reincorporaciones de candidatos perdedores del PVEM, PANAL, PT o Movimiento Ciudadano, los llamados partidos pequeños o emergentes.
Destaca el caso de María Elena Orantes, candidata del Movimiento Progresista a la Gubernatura de Chiapas, que luego de una rotunda derrota en el estado contra el candidato de la coalición PRI-PVEM, Manuel Velasco, vuelve al Senado.
La legisladora renunció a las filas del PRI luego de no obtener la candidatura a la gubernatura por este partido y entonces habrá de definir a qué institución política se integra, aunque sea sólo por 60 días.
Marko Cortes, candidato del PAN a la alcaldía de Morelia, es del grupo que no pudo dejar pasar el recibir dos meses de su salario. Del PAN también regresa Judith Díaz, que buscó la alcaldía del Municipio de Guadalupe, Nuevo León.
Y como el PRI no podía faltar solicitó su regreso Carmen Guadalupe Fonz Sáenz, candidata a diputada federal por el Distrito XII por Campeche.
En la Cámara de Diputados es más evidente que todos los candidatos perdedores quieren regresar. Primero hicieron estampida antes de que se aprobaran la Ley de Trata de Personas y la Ley de Atención a Víctimas.
Fueron parte de no cumplir con que saliera la Ley de Seguridad Nacional. Sin embargo ya solicitan volver, esto a pesar de que ya no habrá actividades, pues ya existe incluso un oficio de la Mesa Directiva para que vayan cerrando administrativamente la actual Legislatura.
Lo que sí habrá es su pago. Y es que en San Lázaro los diputados tienen una dieta legislativa que consiste en 75 mil 457 pesos.
De Asistencia Legislativa reciben otros 45 mil 786 pesos, y para atención ciudadana 28 mil 772 pesos. Todo esto hace un total mensual de 150 mil pesos.
Pero por los dos meses que regresan estos legisladores serían 300 mil pesos, pues la Legislatura termina el primero de septiembre, entonces podrán cobrar todo el mes de julio en curso, y agosto.
La diputada perredista Lizbeth García Coronado se distinguió por ser una de las más jóvenes. Contra la corriente buscó una mejor regulación de los casinos en México. No prosperó.
Se fue en búsqueda de una legislatura local por el distrito XXII en el Estado de México, tierra de priistas. Perdió y está de vuelta.
Lo mismo Armando García Coronado, polémico candidato del PRI a una diputación local en el Estado de México, ex Alcalde de Huixquilucan a quien el movimiento YoSoy132 responsabilizó de encabezar las agresiones en su contra en el partido de México contra Guyana en el Estadio Azteca.
Sin duda la ventaja de un puesto de elección popular es que es irrenunciable. Por eso diputados van y vienen de los congresos locales y el federal a su conveniencia.
Y es que saben que si su destino político se vuelve incierto, siempre habrá a donde regresar para seguir cobrando la quincena. Es la ley.