“Nos vamos muriendo poco a poco”. Revictimización de padres de Ayotzinapa en un informe

“Nosotros ya no tenemos vida, nos vamos muriendo poco a poco”, así describe Hilda Hernández, madre de César Mario González, uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el proceso que han pasado durante los cerca de 41 meses desde esa noche del 26 de septiembre y madrugada del 27 de 2014, en que los estudiantes desaparecieron en Iguala, Guerrero.

Distintas organizaciones presentaron en el Centro Cultural Tlatelolco el informe “Yo sólo quería que amaneciera. Impactos psicosociales del Caso Ayotzinapa”, el cual surge a partir de las recomendaciones que hizo el Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes (GIEI) para la reparación de las víctimas.

“El proceso es de duelo congelado, no hay proceso de duelo sin certeza de la pérdida”, explicó Ximena Antillón, coordinadora del proyecto, el cual se realizó  a través de 64 entrevistas con las familias de los desaparecidos, a lo largo de un año y medio y con un equipo conformado por cuatro psicólogas, una antropóloga y la colaboración de un equipo médico.

La experta describió que el camino que han tenido que recorrer las familias de los normalistas rompió su proyecto de vida, además de que han sido revictimizadas por las autoridades, quienes les han tratado de imponer la “verdad histórica”, la cual ya fue refutada por distintos organismos nacionales e internacionales.

Antillón describió al informe como un trabajo artesanal en el cual se tejieron y remendaron palabras. “El dolor no cabe en este libro”, explicó sobre este documento, que fue apoyado por Fundar, el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan y Serapaz.

La coordinadora del proyecto dijo que en el inicio hubo una preocupación de las familias sobre el informe, ya que llegaron a temer que, con el mismo, se tratara de cerrar el caso, y todo concluyera con una reparación económica.

La directora de Fundar, Haydeé Pérez Garrido, explicó que el informe pudo ser una oportunidad para el Estado mexicano de seguir las recomendaciones del GIEI y apoyarlo, pero desdeñaron la ocasión, y han preferido continuar sosteniendo su versión oficial de que fueron quemados en un basurero de Cocula, la cual ha causado un gran daño a la familias que han tenido que recrear esas imágenes.

“Todo es por amor”

Hilda Hernández, madre de César Mario González, expuso en la presentación que las familias siguen siendo juzgadas, de que no quieren trabajar y sólo buscan vandalizar. “Todo esto es por amor a nuestros hijos”, explicó la mujer que pidió que los sigan apoyando en su lucha por saber qué pasó realmente.

“El gobierno nunca tuvo corazón para decir tanta mentira”, explicó y dijo que prueba de ello fue lo ocurrido hace unos días con la detención de Erick Uriel, presunto implicado en los hechos ocurridos en Iguala, ya que el acuerdo era que todo lo que ocurría en torno a la investigación iba a ser consultado primero con las familias, cuestión que no se ha cumplido.

Mario Patrón, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, criticó en la presentación que las familias de los normalistas han vivido más hechos postraumáticos por las acciones del Estado, y concluyó que el gobierno actual no está dispuesto a asumir los costos políticos de lo que significa sostener la versión la “verdad histórica”.

En la presentación también estuvieron Ricardo Raphael, director del Centro Cultural Tlatelolco, y Rainer Huhle, miembro del Comité Contra la Desaparición de Naciones Unidas.