Las redes sociales son un espacio que visibilizan el fenómeno de la violencia de género offline, es decir que son una extensión de lo que sucede en la vida cotidiana de las mujeres.
De acuerdo con el estudio “Plan de acciones públicas para la visibilización y prevención de la violencia y el acoso sexual contra las mujeres en las redes sociales” presentado por el Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, las redes sociales son un altavoz que permiten visibilizar actitudes que son comúnmente expresadas de manera individual en el entorno offline.
Asimismo, permiten registrar estas actitudes en un espacio público o semipúblico y darles mayor alcance y permanencia. Para los participantes de redes sociales, los contenidos misóginos, machistas o sexistas son prácticas que se producen y reproducen diariamente en las relaciones offline. Si bien las redes sociales no son generadoras per se de la violencia de género, si son potencializadoras de esos discursos e incitaciones de odio en contra de las mujeres.
Twitter es la principal plataforma para promover campañas de odio contra las mujeres y difusión de contenido sexual; mientras que Facebook es donde más se agrede a las mujeres que defienden sus derechos.
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Los mensajes de misoginia, discriminación y violencia, así como las agresiones sexuales son desproporcionadamente dirigidas a mujeres menores de 29 años y que estas agresiones provienen en su mayoría de hombres que promueven e incitan a la violencia contra las mujeres.
En ambas redes, la violencia verbal ejercida contra las mujeres va desde cuestionar sus derechos, insultos vejatorios y humillantes, hasta amenazas de violación, convocatorias a cometer feminicidios o campañas de odio.
Las agresiones pueden provenir de amigos, familiares, pareja o desconocidos, de manera individual o multitudinaria, generalmente por grupos de trolls.
De manera deliberada o por imitación, los llamados trolls (acosadores) están en gran medida detrás de las agresiones y de las provocaciones hacia las mujeres. De manera individual y colectiva buscan hostigar o amenazar a sus víctimas desde el resguardo del anonimato.
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La protección legal para este tipo de casos no está a la par de los avances tecnológicos puesto que las leyes están diseñadas para comportamientos offline.
El estudio también prueba que no existen protocolos de actuación para este tipo de casos y tampoco se registran acciones preventivas por parte del gobierno para desincentivar el ciberacoso.