Oye, trump
Como presidente, Andrés Manuel López Obrador ha adoptado una postura muy distinta a la que tuvo durante la campaña electoral del año pasado frente a Donald Trump, hecho que ha molestado mucho a los mexicanos, especialmente a los migrantes que le dieron su apoyo y que ahora se sienten completamente olvidados
Imelda García[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”0_tmx8uoj8″ responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /]
La postura del presidente Andrés Manuel López Obrador frente al presidente estadounidense ha despertado polémica en diversos sectores por su decisión de no responder a sus amenazas y ultimatums.
Líderes migrantes reprueban la actitud del primer mandatario, pues consideran que la respuesta del jefe del Ejecutivo debería ser contundente ante las amenazas y acciones de Donald Trump.
Atrás quedó aquel López Obrador que, en sus discursos de campaña, afirmaba que Trump iba a tener que “aprender a respetar” a México y los mexicanos. Ahora, todo se basa en un discurso de “amor y paz”, lo que ha incendiado las redes.
Sin embargo, los migrantes ven no solo una falla del presidente López Obrador, sino la intención de impulsar los proyectos de su gobierno a costa de los migrantes.
Las relaciones entre ambos países pasa por momentos de tensión. Mientras miles de migrantes centroamericanos cruzan México y esperan en la frontera ser admitidos por Estados Unidos, el país del norte reclama la tolerancia mexicana hacia estos migrantes.
Sin embargo, a pesar de los dichos de Trump, el gobierno mexicano ha decidido colaborar con Estados Unidos al permitir que quienes solicitan asilo esperen la resolución de su caso en México, decisión que ha puesto en jaque a las comunidades fronterizas.
Todo esto sucede mientras en Estados Unidos comienza ya el proceso electoral del 2020, en el que Donald Trump busca su reelección, lo que traerá aun más ataques contra los migrantes, contra México y contra los mexicanos que viven en la Unión Americana.
Reporte Índigo conversó con tres líderes migrantes que operan en México y en Estados Unidos; sus opiniones están divididas en cuanto a las acciones de López Obrador ya como presidente.
Cambio radical
Las llamas envolvieron las representaciones de Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador; este sábado, migrantes centroamericanos quemaron figuras de cartón de ambos presidentes afuera de la estación migratoria Siglo XXI, en Tapachula, Chiapas.
En ese lugar, donde se encuentran detenidas cientos de personas provenientes de Centroamérica, los migrantes también lanzaron huevos a la fachada. Todo esto, en protesta por la política migratoria de México y de Estados Unidos.
La sorpresa de los migrantes es porque la postura del hoy presidente López Obrador no siempre fue la misma.
Desde que Trump comenzó con su discurso anti inmigrante y una vez que ganó las elecciones de su país, en noviembre del 2016, López Obrador tuvo una firme postura contra él y contra el entonces presidente Enrique Peña Nieto, quien en varios mensajes públicos dejó en claro que México no pagaría por el muro fronterizo.
Como aspirante presidencial —y aun presidente de su partido, Morena—, López Obrador emprendió una cruzada contra los dichos de Donald Trump.
En febrero y marzo del 2017, apenas unos días después de que Trump tomara posesión como mandatario de su país, López Obrador comenzó una gira por varias ciudades de Estados Unidos para reunirse con comunidades migrantes. Visitó Los Ángeles, Chicago, El Paso, Phoenix, Nueva York, Washington, San Francisco y Laredo.
Y no solo eso. El entonces presidente de Morena entregó una carta de protesta a la Organización de las Naciones Unidas y presentó una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por los ataques de Donald Trump hacia los migrantes y su intención de construir un muro en la frontera.
“Esta denuncia debía presentarla el gobierno mexicano desde el primer momento en que se tomaron estas medidas arbitrarias que violan la Carta de Derechos Humanos que suscribieron y ofrecieron cumplir todos los gobiernos, incluido el de Estados Unidos.
“Sin embargo, el régimen que encabeza Enrique Peña Nieto, carente de toda autoridad moral y política, o bien, debido al chantaje que habrían podido ejercer sobre él diversas dependencias de Washington, ha permitido la insolencia y el ultraje del mandatario de Estados Unidos en contra de nuestros connacionales”, expuso López Obrador sobre la denuncia ante la CIDH.
Tras esa gira por Estados Unidos, López Obrador publicó el libro “Oye, Trump” (Planeta, 2017), en el que recopiló sus discursos pronunciados ante los migrantes y reflexionó sobre la postura de Trump y la reacción del entonces presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
“Es una canallada que Trump y sus asesores se expresen de los mexicanos como Hitler y los nazis se referían a los judíos, justo antes de emprender la infame persecución y el abominable exterminio.
Un año después, ya como candidato presidencial, López Obrador aseguraba en sus mítines que Trump tendría que medir sus palabras.
“Que se serene (Donald Trump), se tranquilice, que deje de estar hablando mal de los mexicanos. Y ahora está habla y habla y habla mal de los mexicanos. Pero ya vamos a llegar nosotros, y cada vez que lance un tuit, va a haber otro de regreso. Nos va a tener que aprender a respetar”, dijo López Obrador en un mitin de campaña, en mayo del 2018.
La historia cambió una vez que López Obrador ganó las elecciones. En ningún momento, durante el periodo de transición, respondió a un solo ataque de Donald Trump.
Ya como presidente constitucional, se ha limitado a decir que no caerá en las provocaciones de Trump.
“No queremos de ninguna manera confrontarnos con el gobierno de Estados Unidos. Vamos a mantener una relación muy respetuosa con el gobierno de Estados Unidos y con el presidente Donald Trump”, dijo el presidente mexicano hace unos días en su conferencia matutina.
Incluso, el tabasqueño se reunió con Jared Kushner, el yerno y jefe de asesores de Donald Trump, en la casa de un ejecutivo de la empresa Televisa, lo que fue criticado por sus detractores.
Mientras en la campaña política López Obrador ofreció apoyo a las comunidades migrantes en Estados Unidos, los migrantes consideran que ya como presidente no ha habido un mensaje claro de apoyo para ellos, a pesar de ser pieza fundamental en el desarrollo de México.
‘Pensamos que eramos prioridad’
El 1 de julio pasado, cientos de migrantes deportados de Estados Unidos votaron por primera vez en las elecciones mexicanas para escoger al nuevo presidente; muchos de ellos le dieron su confianza a Andrés Manuel López Obrador. Pero ahora, una vez que ya tomó el poder, siguen a la espera de que los apoye.
Uno de esos migrantes de retorno es Israel Concha, quien fundó y dirige la organización New Comienzos, que opera en la Ciudad de México para apoyar a los migrantes deportados o a quienes deciden volver de los Estados Unidos.
“La mayoría de nosotros votamos por AMLO. Al regresar a México sabíamos que las cosas no eran perfectas, pero queríamos ser parte de la solución. Le creímos a AMLO todas las promesas de campaña. Y hoy, a más de 100 días de iniciado el gobierno de AMLO, te puedo decir que no ha habido apoyo del gobierno.
“Nosotros pensamos que éramos prioridad para él, pero no lo estamos viendo. Seguimos con la frente en alto, sabemos que es mucho trabajo, pero (…) también seguimos esperando a que nuestro gobierno realmente abogue por nosotros”, expuso.
Concha apuntó que el apoyo para la comunidad migrante ha sido nulo, a pesar de que las remesas son la primera fuente de entrada de dinero al país.
El temor y la sensación de abandono, sostiene el activista, permean no solo en México con las personas deportadas, sino en Estados Unidos, donde ser mexicano —indocumentado o no— se ha convertido en sinónimo de rechazo.
“¿Cómo puede ser posible que ni siquiera el 1 por ciento de esas remesas se destine a apoyar esta causa? Sobre todo a las personas que están siendo repatriadas, que llegan a México sin nada y muchas veces sin nadie.
Concha, impulsor de la zona conocida como “Little L.A.” —un área en la capital mexicana donde se ha concentrado una parte de la comunidad repatriada—, refirió que con el gobierno de López Obrador ha pasado lo mismo que con el de Enrique Peña Nieto: muchas promesas y pocos hechos.
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“Tenemos tanto miedo que vuelva a ser lo mismo que la administración pasada. Te puedo mostrar cientos de fotos, cientos de tarjetas de presentación y fotos con titulares de dependencias del Gobierno federal, que nada más fue la foto y hablar de que estaban haciendo algo cuando en realidad nos apoyaron cero.
“Ahora, esta administración, ¿qué crees? Es lo mismo. Ya tenemos cientos de tarjetas, cientos de fotos; pero realmente necesitamos ver este apoyo a nuestra comunidad y hasta el momento no lo estamos viendo”, lamenta.
Israel Concha asegura que no por eso dejarán de tocar puertas y buscar acercamientos con autoridades y sectores sociales no solo para atraer apoyos para quienes ya han sido repatriados, sino en preparación para el peor escenario: que haya deportaciones masivas y la crisis sea aún mayor.
‘Está a las órdenes de Trump’
Para Irineo Mújica, líder de la organización Pueblos sin Fronteras, lo que pasa entre México y Estados Unidos es claro: hay ya un pacto entre ambos gobiernos para utilizar a los migrantes.
En entrevista, el activista sostiene que el presidente López Obrador tiene “intereses muy fuertes” con Estados Unidos, como la concreción de sus proyectos en el sur del país (el Tren Maya o el Tren Transístmico) o la aprobación del tratado comercial trilateral, por lo que se está usando a los migrantes como pieza de negociación.
“López Obrador dice que no se va a pelear, pero le está jugando el juego a Trump. Ya hay pactos. Si no hubiera pactos, López Obrador haría algo. El Tren Maya es un pacto; el nuevo Tratado de Libre Comercio es otro pacto. Tiene ambiciones muy fuertes en cuanto a sus proyectos y alguien los tiene que pagar. Y si la moneda de cambio son los migrantes, los va a usar.
“El que calla, otorga. Toda la violación de derechos humanos, toda la criminalización, están haciendo lo mismo con los migrantes que están pasando por México (…) es un doble discurso, porque habla de ‘políticas más humanas’ y de humano no tiene nada”, acusó Mújica.
El activista afirmó que Donald Trump está utilizando a los migrantes con fines electorales, pero lo mismo hace el gobierno mexicano con las personas centroamericanas, aunque con otros fines.
“No se vale que ahora este gobierno de izquierda se preste a las políticas sucias del presidente de Estados Unidos (…) (López Obrador) está traicionando sus valores de ser una izquierda auténtica, es una izquierda disfrazada”, comentó.
Un ejemplo de ello son las acciones que el gobierno mexicano continúa llevando a cabo, como entregar información y datos biométricos de los migrantes centroamericanos a Estados Unidos, información que dio a conocer Reporte Índigo la semana pasada.
“Esperaría que fuera un presidente que se ponga los pantalones y que diga que en México tenemos nuestras propias políticas, que tenemos un gobierno autónomo y no somos el patio trasero de los Estados Unidos. Podrían enseñarle dos o tres palabras para defender a nuestro país y que respete a nuestro pueblo y que no nos utilice como balón de pelota, y cada vez que se le da la gana, patearnos”, sentenció Mújica.
La estrategia de Trump, indicó el líder migrante, es quitar el apoyo a los países centroamericanos para que se empeoren las condiciones de esas naciones y las personas tengan que salir a buscar otras condiciones de vida, lo que él utilizará como un argumento para señalarlos como enemigos y fortalecer su postura política.
‘Privilegiar una salida diplomática’
México debe evitar confrontarse abiertamente con Estados Unidos para evitar ser objeto hasta de una invasión armada.
Así lo ve Ignacio García, fundador del Centro Latino Comunitario —una organización de migrantes que opera en Dallas, Texas—, quien considera correcta la postura del presidente López Obrador de evitar la confrontación con Donald Trump.
“México debe tratar de encontrar una salida diplomática, tratar de mantener el apoyo de todo el sector empresarial, porque si no lo hace así no va a poder desarrollar un gobierno como el que quiere, de cambio. No puede confrontarse con Estados Unidos. Tiene que buscar la solución.
“Está en lo correcto el presidente, estoy de acuerdo con lo que está haciendo. Vamos a tener que aguantar estas situaciones; pero va bien, está trabajando”, consideró García.
“El gobierno mexicano va a tener que mantener una postura dura para que no sea manejable. Ya tiene López Obrador algunas presiones, de forma que no puede ser más duro de lo que debe. El mismo equipo de López Obrador le debe comentar lo que se puede y lo que no se puede hacer.
“No queremos otro caso como Venezuela o Siria, donde las intervenciones de Estados Unidos son para eliminar completamente a los presidentes. Es lo que no quiere (López Obrador) y va a tratar de buscar lo más posible una salida diplomática”, dijo García.
El activista aplaudió la intención del Gobierno federal de trabajar con las comunidades migrantes en Estados Unidos a pesar de que no haya recursos económicos, sobre todo en las posibilidad de ofrecer opciones para los mexicanos que decidan repatriarse.