Andrés Manuel López Obrador, Presidente electo de la República, se alista para viajar a Ciudad Juárez, Chihuahua, sitio en el que darán inicios los foros propuestos para atender el tema de la violencia y procurar la pacificación del país; tan sólo en las últimas horas, 26 personas han sido asesinadas en ese lugar.
El plan del equipo de transición es realizar estos eventos en sitios que hayan sido marcados por la actividad criminal.
El hallazgo de 11 cadáveres, ocho hombres y tres mujeres, realizado el viernes 3 de agosto, es sólo un ejemplo de cómo la inseguridad se sigue haciendo presente en Ciudad Juárez.
El jueves 2 de agosto, en el Cereso de Chihuahua, se perpetró el homicidio de Juan Arturo Padilla, alias El Genio, uno de los líderes de un grupo delincuencial denominado Los Aztecas.
Desde ese momento, hasta la tarde del viernes, se ha registrado el homicidio de 26 personas, incluidos los de las 11 víctimas de la colonia Pradera de los Oasis.
Estas 11 personas, según investigaciones, fueron asfixiadas; las mujeres, según pesquisas, fueron abusadas sexualmente con objetos punzocortantes.
Tatuajes en los cadáveres de los afectados los vinculan al grupo de Los Aztecas; se cree que la vivienda en la que se hallaron los cuerpos funcionaba como casa de seguridad y como centro de distribución de drogas.
Las pesquisas señalan una posible ruptura al interior del grupo criminal, que a su vez mantiene una rivalidad con otro llamado La Línea, vinculado al cártel de Juárez.
López Obrador viajará a esta ciudad fronteriza el lunes 6 de agosto; al diálogo se le unirán Olga Sánchez Cordero, propuesta para dirigir la Secretaría de Gobernación; Alfonso Durazo, quien sería próximo Secretaria de Seguridad Pública; y Javier Corral, gobernador de Chihuahua.
Autoridades mantienen una deuda con la ciudadanía de Ciudad Juárez en el tema de la inseguridad; basta recordar los casos de mujeres asesinadas en la zona, que, según algunas estimaciones, entre 1993 y 2012 ascendían a 700.
Otro caso emblemático registrado en la ciudad es el de la masacra de Villas de Salvárcar, perpetrado en 2010 por presuntos narcotraficantes, y que dejó como saldo 15 muertos, de entre 15 y 20 años.