Pandemia de Covid-19, protagonista electoral
Estados Unidos es el país con más contagios acumulados de coronavirus y la estrategia para la recuperación quedará en manos del próximo líder de la Casa Blanca
María Fernanda NavarroNo fue Donald Trump ni Joe Biden, sino la pandemia por COVID-19 el elemento que protagonizó las elecciones presidenciales de Estados Unidos que concluyeron ayer con un resultado todavía incierto en torno a quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca.
Las posturas antagónicas en torno al abordaje de la pandemia y sus efectos devastadores sobre la salud de la población y la economía, los actos de campaña presenciales de Trump y digitales de Biden, hasta la confirmación de que el aún presidente de Estados Unidos contrajo el virus hace unas semanas, fueron los aspectos que más atención obtuvieron durante la campaña presidencial.
Estados Unidos es el país con más contagios y muertes confirmadas por el virus del SARSCoV-2 y el gobierno no podrá dominar la pandemia, únicamente “controlar” el hecho de recibir vacunas, terapias y otros métodos de mitigación; según las palabras de Mark Meadows, jefe de personal de la Casa Blanca.
El manejo de esta crisis sanitaria por parte del gobierno de Trump ha sido uno de los principales puntos negativos durante la campaña para su reelección como presidente, calificada como una respuesta tardía ante diversas advertencias en torno a su magnitud, deficiente en la distribución de pruebas de diagnóstico, consistente en negar la evidencia científica en torno a este fenómeno e incluso ordenar el retiro de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por considerarlo “una marioneta de China”
Trump ha prometido que en caso de permanecer al frente del país en un segundo mandato, mantendrá como una prioridad la economía y evitará cierre de negocios o eventos públicos, además de dejar en manos de los gobiernos estatales la decisión de imponer o no el uso de la mascarilla facial.
El republicano de 74 años también ha asegurado que su gobierno se ha enfocado en la creación de una vacuna que contrarreste los efectos del virus, misma que podría estar muy cerca de ser comercializada.
Además, este panorama de crisis sanitaria debilitó uno de los principales activos políticos del candidato republicano para su campaña: la expansión económica récord y el pleno empleo que se registró durante su gestión, aunque el ciclo de crecimiento económico se registró desde el gobierno de Barack Obama.
La Reserva Federal proyectó que para finales de 2020 la economía de ese país registraría una disminución de 6.5 por ciento.
Pero quizás el punto álgido de la campaña presidencial de Trump fue el pasado dos de octubre cuando anunció su diagnóstico positivo al virus.
El mismo día en que informó su estado de salud a través de Twitter fue ingresado en un hospital para suministrarle oxígeno, dos días después realizó un breve recorrido en automóvil fuera del hospital para saludar a sus simpatizantes y para el cuatro de octubre ya estaba en la Casa Blanca saludando a los medios y arrancando la mascarilla de su rostro para mostrar una sonrisa “de triunfo”.
En contraparte, Joe Biden, candidato demócrata de 77 años, intentó establecer una estrategia de campaña y propuestas de atención al COVID-19 en el país, opuestas a la de su contendiente electoral.
El arranque de la campaña de Biden estuvo marcado por eventos a través de plataformas de videollamadas con el objetivo de respetar las medidas de confinamiento establecidas en el país del norte desde febrero, aunque fue señalada como un fracaso y poco después llevó a cabo actos presenciales.
El exvicepresidente durante el gobierno de Barack Obama, quien ha hecho del uso de la mascarilla un estandarte, afirma que de ser electo revertirá la salida de Estados Unidos de la OMS, promete un programa nacional de rastreo de contactos de COVID-19 y pruebas gratis, además de establecer medidas de confinamiento en caso de ser necesarias.
Biden salió negativo a la prueba para detectar SARS-CoV-2, al que fue sometido después de sostener un debate con Trump quien si contrajo el virus, y pocas semanas después aseguró la necesidad de ser responsables ante el manejo de la pandemia obedeciendo a la ciencia, escuchando a los expertos y estableciendo medidas de distanciamiento social.
Voto a distancia por pandemia
La crisis sanitaria por COVID-19 también provocó un giro en el proceso de votación, luego de que millones de ciudadanos estadounidenses optaron por ejercer un voto ausente o “temprano” con el objetivo de evitar las multitudes en las urnas.
Hasta un día antes de las elecciones, los norteamericanos ejercieron 97 millones 665 mil 370 votos, de los cuales 62 millones 197 mil 457 fueron votos enviados a través del Servicio Portal de los Estados Unidos (USPS por sus siglas en inglés).
El envío masivo e histórico de votos a través de correo es el responsable de que los resultados electorales oficiales no se hayan establecido en la víspera.