PT, otra vez en la cuerda floja
El Partido del Trabajo recibió otro golpe de las autoridades electorales, pero esta vez fue contra la cúpula del partido, que ha acusado una campaña de persecución en su contra.
Durante más de dos décadas, Alberto Anaya ha sido su dirigente con pleno control del PT.
Pero no solo él. El INE ha identificado que en la cúpula del partido se encuentran también Óscar González Yáñez, Alejandro González Yáñez, Pedro Vázquez, Ricardo Cantú, Reginaldo Sandoval, Rubén Aguilar, María Guadalupe Rodríguez, Silvano Garay y Francisco Amadeo Espinosa.
Imelda GarcíaEl Partido del Trabajo recibió otro golpe de las autoridades electorales, pero esta vez fue contra la cúpula del partido, que ha acusado una campaña de persecución en su contra.
Durante más de dos décadas, Alberto Anaya ha sido su dirigente con pleno control del PT.
Pero no solo él. El INE ha identificado que en la cúpula del partido se encuentran también Óscar González Yáñez, Alejandro González Yáñez, Pedro Vázquez, Ricardo Cantú, Reginaldo Sandoval, Rubén Aguilar, María Guadalupe Rodríguez, Silvano Garay y Francisco Amadeo Espinosa.
De ellos, han sido Alberto Anaya, Rubén Aguilar, así como Alejandro y Óscar González Yáñez, quienes se han reelecto para permanecer en los cargos directivos desde 1995.
El Instituto Nacional Electoral (INE) decidió no aceptar un cambio en los estatutos del PT que pedía que no se aplicara la retroactividad de las disposiciones que impedían la reelección de la dirigencia.
“El Partido del Trabajo hacía una interpretación que, vamos a decirlo en positivo, permitiría una reelección adicional de la actual dirigencia del partido, lo cual parecería contrariar algunas disposiciones legales y criterios del Tribunal Electoral”, expuso el consejero electoral Marco Baños, al tratar el punto.
En 2010, el PT modificó sus estatutos por órdenes del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que dispuso que los miembros de la dirigencia debían dejar sus cargos para nombrar una nueva dirección.
El partido cumplió, pero a medias. En su congreso nacional, celebrado en 2011, los petistas decidieron que las mismas personas ocuparan los cargos, por lo que Anaya quedó de nuevo al frente del partido.
Los estatutos marcan la posibilidad de una elección de dirigentes por seis años y una reelección por el mismo periodo. Lo que el PT buscaba es que, para la reelección, no se contaran retroactivamente los años que su dirigencia ya había ocupado antes del 2011.
Alberto Anaya es presidente colegiado del PT desde su fundación, en 1990; ahí ha permanecido durante 27 años.
Para mantenerse en esa posición ha tenido que hacer de todo: desde aliarse por conveniencia a otros partidos que le garanticen mantener el registro, hasta cabildear con las cúpulas del Gobierno federal para evitar que el PT desaparezca.
Alianzas convenientes
Era una de las primeras sesiones de la actual Legislatura, en septiembre del 2015, y en la Cámara de Diputados, Alberto Anaya cabildeaba que se le permitiera al PT mantener la bancada en el Legislativo, aunque hubiera perdido el registro a nivel nacional por no haber alcanzado el 3 por ciento de los votos en la elección de ese año.
Un Alberto Anaya disminuido, consternado por haber perdido su partido y las prerrogativas que lo acompañaban, deambulaba en el salón de plenos en San Lázaro para hablar con los coordinadores parlamentarios.
Los priistas lo tuvieron esperando durante varios minutos. Mientras César Camacho, el coordinador de los diputados del PRI conversaba con otros legisladores, Anaya lo esperaba, paciente, a un lado de las curules.
El mismo Anaya había sido diputado entre el 2012 y 2015. Ese día, sin embargo, todo parecía perdido para el partido que desde 1990 había vivido del presupuesto público, con muy poca representación política.
La historia cambiaría unos meses después, cuando el TEPJF anuló la elección en un distrito de Aguascalientes y, con ello, abrió una nueva puerta para que el PT pudiera tener los votos necesarios para cumplir con el requisito. En diciembre del 2015 volvió a la vida, al juntar el 3.01 por ciento de los votos.
Aunque a nivel federal ha pregonado ser un partido de izquierda y aliarse solo con fuerzas como el PRD o con Andrés Manuel López Obrador, en los estados poco le ha importado al PT la ideología y se ha aliado hasta con el PRI, principal adversario del tabasqueño.
Sucedió así en las elecciones de Chihuahua del año 2010, cuando fue electo César Duarte Jáquez, hoy prófugo de la justicia, quien llegó al poder en una coalición del PRI, PVEM, Nueva Alianza y PT.
En Colima, en el 2015, se unió al tricolor para llevar al poder a Ignacio Peralta.
Para la elección federal del 2018, el PT ha anunciado que competirá al lado de Morena. Nadie sabe cómo se aliará en cada uno de los nueve estados donde se elegirá gobernador.
Acusan persecución
Los petistas se inconformaron por la decisión del INE, para que no hubiera una nueva reelección de dirigentes, y se dijeron víctimas de persecución política.
Alberto Anaya puso varios adjetivos a la acción de los consejeros electorales, y se dijo víctima del sistema político que ve en el PT una amenaza al poder.
“Verdaderamente es una monstruosidad jurídica que pretendan hacer retroactiva esa ley (…) quererlo aplicar en forma retroactiva nos parece una perversidad, una sinrazón y una monstruosidad jurídica”, calificó Alberto Anaya.
Benjamín Robles, senador y excandidato del PT a la gubernatura de Oaxaca, señaló que esta persecución contra el partido sucede a partir de las elecciones en el Estado de México, este año, cuando decidieron apoyar a Morena.
“En un ejercicio de libre autodeterminación, hemos modificado nuestros estatutos y esperamos que cese la persecución de instancias de gobierno que hoy tienen como un brazo armado a algunos consejeros integrantes del INE”, acusó.
El PT reanudará en agosto próximo su congreso nacional, en el que deberá elegir a su nueva dirigencia y ya anunciaron que pretenden la reelección de sus dirigentes.
De suceder así, será un conflicto que terminará nuevamente en las manos de los magistrados electorales.
Reporte Indigo publicó en marzo pasado que, luego de ver tambalear su registro, el Partido del Trabajo basará su estrategia electoral en postular a cantantes y artistas.