Lugar al que va, presume sus compromisos como Gobernador en el Estado de México, y ahí mismo repite la operación: firma un compromiso.
Pero en Calpulpan, Tlaxcala, Enrique Peña Nieto, se olvidó de su método.
Visitó el Gimnasio Revolución, que desde más de una hora antes ya estaba lleno de campesinos cenecistas que fueron llevados en camiones desde los municipios vecinos.
Un grupo de los participantes fueron llevados en un autobús para participar en el mitín del candidato priísta.
Todos con gorra y camiseta de Peña Nieto escucharon como el canto de las sirenas, que ahora sí es la hora de beneficiar a los campesinos. Sin firma pero ese fue el compromiso.
“El Gobierno que quiero encabezar prestará atención en apoyarles con insumos más accesibles, con créditos más accesibles y también con fondos que den garantía a las familias cuando una helada o sequía pierdan sus cultivos, vamos a apoyarles con fondos específicos para que tengan plena garantía de que sus cultivos estarán a salvo y que tengan garantizado el ingreso”.
Al final se comprometió y no lo firmó.
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