El Pacto por México pende de un hilo. La reciente confrontación entre las tres principales fuerzas políticas así lo confirma.
Los líderes nacionales del PAN y el PRD responsabilizan al partido en el poder de enrarecer el ambiente político. De torpedearlos a diestra y siniestra. Sin clemencia.
En el epicentro del conflicto están, de manera destacada, las recientes resoluciones del Consejo General del IFE.
Se señala la benevolencia con la que actuó en el caso Monex y gracias a la cual se libró al PRI de pagar una multa millonaria.
Se cuestionan los criterios diferenciados con los que la autoridad electoral busca imponer una cuantiosa sanción a la otrora coalición de las izquierdas.
Los reflectores de la opinión pública se postran de nuevo sobre la autoridad electoral.
En la sesión de hoy, los consejeros electorales fijarán su postura sobre el dictamen de la Unidad de Fiscalización de los Recursos de los Partidos Políticos referente a los gastos de las pasadas campañas presidenciales.
Se anticipa otro acalorado debate entre los consejeros cuya reputación está en entredicho.
Hoy discutirán si ratifican o no el dictamen con el que se busca sancionar a las izquierdas por haber rebasado los topes de campaña por casi 130 millones de pesos.
Del veredicto de la sesión de hoy dependerá, en parte, los derroteros del Pacto por México. Un acuerdo que hoy se tambalea sobre la tensa cuerda de la negociación política.
Fiscalización desigual
El PRD volvió a solicitar el lunes pasado que la autoridad los juzgue con los mismos criterios con que evaluó a la ex coalición PRI-PVEM.
Si así lo hace, dice, se probará que no rebasaron el tope oficial de la campaña presidencial y que, por consiguiente, no deben multarlos.
Ayer, tras sostener una reunión con algunos consejeros electorales, el sol azteca dio a conocer un análisis sobre algunos apéndices del dictamen que se discutirá hoy en el pleno del IFE.
Son observaciones que para el PRD son “sustantivas, para que precise y aclare el criterio del prorrateo de acuerdo a como lo marca el reglamento de fiscalización”.
Con algunos ejemplos, indicó Camerino Márquez, se ilustra cómo se permitió prorratear hasta el uno por ciento a favor de Peña Nieto. Tal fue el caso en su cierre de campaña en el DF y en los cierres en otras localidades.
Xavier Garza Benavides, secretario de finanzas del PRD, expuso cómo tales criterios se utilizaron de forma distinta. Todo con el ánimo de perjudicar a Andrés Manuel López Obrador y de beneficiar al candidato de la otrora coalición Compromiso por México, al que “la Unidad de Fiscalización le hizo prácticamente el trabajo”.
¿Cómo? Garza dijo que cuadrar los 327 millones de pesos de gastos de esta coalición supuso hacer una “subestimación de costos y cantidades en muchos de los eventos gastos”.
Que el prorrateo (reparto proporcional) con las campañas de los legisladores sirvieron para hacer “infinitamente menor” el costo de la presidencial tricolor.
Lo que no aplicaron igual con AMLO. A éste le contabilizaron dos millones 779 mil en su cierre de campaña sin derecho a distribuir gasto con otros candidatos.
Subrayó, además, que ho hay detalle del prorrateo de los 50 millones de pesos que el PRI trianguló vía tarjetas Monex. La Unidad de Fiscalización decidió cargar solo 3 millones a la campaña de Peña y dividir el resto en los candidatos de distintos Estados.
Y que el IFE realizó 47 vistas de verificación proselitista a eventos de Peña. Pero como el PRI no reportó tal gasto, los auditores determinaron “a su criterio” que se habían gastado poco más de 28 millones de pesos.
Y no solo eso, ese costo lo distribuyeron y al final quedó en un millón 800 pesos, solo para la campaña presidencial.
Por tantas inconsistencias, el PRD busca que sea devuelto un dictamen donde el PRI no reporta gastos y la autoridad fiscalizadora utiliza criterios poco creíbles para calcular gastos realizados que además prorratea, dice.
El PAN secunda la moción. Ayer Javier Corral reiteró que están a la espera de una ratificación sobre el informe de la Unidad Fiscalizadora.
“Resulta inverosímil” que esta unidad no haya encontrado nada en la campaña de EPN ni el Monexgate y sí encuentre problemas en la campaña que encabezó AMLO.
Malestar expreso
Lo cierto es que el malestar de derecha a izquierda, y viceversa, es expreso. Los resquemores se desprenden de temáticas precisas.
Los albiazules dicen sentirse maltratados.
En la lógica de “muerto el rey, viva el rey” que sucede al cambio de régimen presidencial, el líder del PAN, Gustavo Madero, alude a los golpes asestados en contra de los panistas.
“Nosotros hemos atestiguado una campaña mediática de desprestigio a nuestros gobiernos, a nuestro partido, a nuestros militantes”, afirmó la semana pasada.
Los del sol azteca también se duelen por el encono con que se les está tratando.
“Estamos indignados… agredidos… la autoridad electoral actúa con saña política contra nosotros”, ha asegurado Jesús Zambrano, dirigente nacional del PRD.
El PRI, en tanto, parece mirar los toros desde la barrera: ese privilegiado lugar al que se accede por Los Pinos.
César Camacho Quiroz ha sido el encargado de atemperar los ánimos.
El líder tricolor ha descrito los sucesos recientes como “una manifestación de una democracia que está consolidándose”.
El hecho es que los ánimos que habían logrado apaciguarse en la arena postelectoral han vuelto a crisparse.
Por la pretensión de querer hacer pasar a la ex coalición PRD-PT-MC como la más derrochadora de recursos cuando, a la vista de todos, la campaña menos modesta fue la del PRI y el PVEM.
Escándalo que une
En el “escandaloso” manejo del caso Monex es donde panistas y perredistas se han reencontrado.
Han unido lanzas como lo hicieron en la etapa preelectoral. Denunciaron que a tal desaseo no se le puede dar un simple carpetazo.
Guardar silencio implicaría legitimar operaciones que atentan –según políticos y analistas– contra las leyes y las instituciones que tanto trabajo ha costado edificar.
Por tal motivo, han acudido ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federal a interponer una denuncia por el proceder de la autoridad en el Monex-gate.
El pasado miércoles trataron que la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados discutiera la destitución de Alfredo Cristalinas Kaulitz, titular de la Unidad de Fiscalización del IFE.
Mas la dupla PRI-PVEM bloqueó el punto de acuerdo que fue rechazado y devuelto a la Comisión de Gobernación del Senado.
También se evitó que los consejeros electorales comparecieran ante la Cámara Baja para explicar los motivos de desechar las quejas en torno al caso Monex.
Así las cosas a dos meses y cuatro días de haberse firmado el Pacto por México en el Alcázar del Museo del Castillo de Chapultepec, en la Ciudad de México.
Así la tensión a casi dos semanas de que el gobierno estadounidense elogió el cronograma de este acuerdo nacional que espera se concrete.
En los inicios del nuevo sexenio, los equilibrios entre las principales fuerzas políticas se rearman con dificultad.
Pacto en vilo
En este contexto, Gustavo Madero y Jesús Zambrano pusieron sobre la mesa sus dudas y preocupaciones.
El jueves pasado, el noticiario radiofónico de Carmen Aristegui anticipó los riesgos de que el Pacto por México se resquebraje.
Pues no supone “un cheque en blanco”, dijo Zambrano. Pues no se expidió con carácter “de perpetuidad”, agregó Madero.
El perredista no tuvo empacho en reconocer que las resoluciones del IFE han tensado “el entorno donde nos estamos moviendo”.
Madero reconoció estar preocupado. “Lo que hemos vivido en los 60 días de esta administración día a día enrarece el ambiente político”.
El panista refirió las “decisiones preocupantes” que se han dado en los casos Monex y Cassez.
César Camacho dijo que desde el inicio el PRI cuidó “hacer las cosas bien”. Y reiterando que no hay mancha en el tema Monex invitó a “acostumbrarnos a un clima donde la tensión puede ser la posibilidad del arreglo, del acuerdo, de la conciliación”.
PAN y PRD aún tienen la puerta entreabierta.
“Siempre hay que tener una apertura para valorar las situaciones”, ha dijo la dirigencia albiazul.
La del sol azteca, que sigue pidiendo la remoción de Alfredo Cristalinas, espera la resolución del IFE sobre las multas.
De ahí que aunque Camacho diga que el Pacto por México “no se puede convertir en rehén de nadie”, de facto, lo es.
Así de frágil el hilo en el que pende el cacareado acuerdo entre las principales fuerzas políticas de México.