Ponen sello a la masacre

A las 22:30 horas del pasado 10 de febrero, la vida en el interior del Penal de Topo Chico se convirtió en un verdadero infierno.

Los gritos de muerte y venganza se escuchaban en cada rincón de las celdas de este centro penitenciario, algunos reos buscaban cómo ocultarse, incluso otros lograron sobrevivir al embarrarse de sangre y se hacían pasar por muerto.

Otros subieron a la azotea de los ambulatorios para ponerse a salvo de la furia mortal desatada por internos hacia el interior del reclusorio.

Jesús Padilla Jesús Padilla Publicado el
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A las 22:30 horas del pasado 10 de febrero, la vida en el interior del Penal de Topo Chico se convirtió en un verdadero infierno.

Los gritos de muerte y venganza se escuchaban en cada rincón de las celdas de este centro penitenciario, algunos reos buscaban cómo ocultarse, incluso otros lograron sobrevivir al embarrarse de sangre y se hacían pasar por muerto.

Otros subieron a la azotea de los ambulatorios para ponerse a salvo de la furia mortal desatada por internos hacia el interior del reclusorio.

La Procuraduría de Justicia estatal ofreció ante el juez de control Miguel Ángel Eufracio los resultados de la investigación de los hechos.

Al menos 8 declaraciones ministeriales de reos narran los hechos alrededor de las 49 historias de muerte que ocurrieron ese día.

En voz del fiscal Carlos Cruz, se ofreció el testimonio del reo Daniel Pérez Ramírez, quien dijo que empezó a escuchar gritos de amenazas cuando se encontraba viendo el televisor.

“Sobre ellos, pinches contras… no golfos, no más cuotas, y fuera ‘El Credo”, dijo Cruz.

El funcionario dijo que Daniel declaró haber visto a dos reos apodados como el “Chihuas” y “El Javo” corriendo con bates rumbo al ambulatorio C3 donde estaba Jorge Iván Hernández Cantú “El Credo”.

“Iban por ‘El Credo’, gritando te vamos a matar pinche contra…”, dijo el recluso en su declaración.

“El Credo” se refugió en la azotea del edificio y comenzó a impedir que se subieran por las escaleras lanzando piedras a sus agresores. 

Y éstos al no poder subir, mejor se fueron contra otros internos.

También, el fiscal informó que durante la inspección de Servicios Periciales de la Procuraduría de Justicia, los peritos encontraron varias mantas sobre unos 30 cuerpos en el patio central del penal.

“Credo, me saludas el infierno, fuera golfos, fuera Credo, no queremos golfos”, citaban la mantas.

Estos datos de pruebas de la Procuraduría se ofrecieron ayer durante la audiencia a vinculación a proceso contra Gregoria Salazar Robles y Jesús Fernando Domínguez Jaramillo, exfuncionarios del Penal de Topo Chico, acusado de homicidio calificado y abuso de autoridad.

Miguel Ángel Domínguez, otro reo que presenció la matanza, dijo en su declaración ante el Ministerio Publico que vio “gente” del “Comandante Z-27” y el “Comandante Rubén” que se estaban tirando (matando) en el campo de futbol.

“Estaban alborotando a la gente para matarlos (a los que estaban en el patio)”, dijo el recluso.

Otro interno, identificado como Alán Alberto Gómez Limón, aseguró ver que el “Z-27” y otro apodado “El Mono” enterraron un arma blanca conocida como “puntilla” a varios internos allegados a “El Credo”.

Incluso, un interno que estaba en la azotea cayó al patio, y fue tomado por otros reclusos para “terminarlo de matar”, dice Gómez Limón.

En los datos de pruebas de la fiscalía también se informa que un grupo de reos ligados al “Z-27” intentaron quemar vivos a varios reclusos allegados al “El Credo”.

Los vinculan a proceso

La exdirectora del Penal del Topo Chico, Gregoria Salazar Robles, y su jefe inmediato, Jesús Fernando Domínguez Jaramillo, quedaron ayer vinculados a proceso por el delito de homicidios calificado y abuso de autoridad.

Y quedaron como responsables por no establecer una seguridad que pudiera evitar la matanza de los 49 reos.

Pese a que el juez de control Miguel Ángel Eufracio decidió internarlos en las celdas de la Policía Regia, ambos exfuncionarios solicitaron ser recluidos en el Penal del Topo Chico, petición que fue aceptada.

Salazar Robles es la exdirectora del Penal del Topo Chico, mientras que Domínguez Jaramillo es el comisario en jefe de la Agencia de Administración Penitenciaria.

El juez consideró que las pruebas presentadas por la Fiscalía del estado fueron suficientes para determinar que los detenidos son probables responsables de los citados delitos.

Y es que para Eufracio los exfuncionarios actuaron de manera omisa, tras no garantizar la seguridad de los 49 internos muertos.

Dijo que ambos debieron implementar medidas de seguridad como candados en las celdas para que los internos no anduvieran deambulando con toda libertad por toda el área de día y noche.

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