Por la segunda resurrección
Una vez acordados los tiempos para la inscripción y proceso de campaña de los aspirantes, el PRI se perfila para entrar en un profundo proceso de renovación con miras a repetir la hazaña de retomar el control del tablero político para 2021
Imelda GarcíaEl Partido Revolucionario Institucional (PRI) va por repetir la hazaña que logró a inicios de este siglo: renacer de las cenizas.
El tricolor emitió ayer la convocatoria para la renovación de su dirigencia, para la que levantaron la mano al menos seis personajes interesados.
Como ocurrió hace casi dos décadas, el PRI llega con fisuras internas, en donde grupos contrarios se disputan las riendas para dirigir el futuro del partido.
Por primera vez en varios años, el organismo vivirá una competencia en su proceso interno y no se perfila que haya una candidatura de unidad, como ocurrió en el pasado.
Sin embargo, aunque de momento se encuentra en uno de los momentos más difíciles de su historia, el tricolor todavía no está en la lona.
La nueva dirigencia tendrá el reto de emular lo logrado por Beatriz Paredes –presidenta del organismo 2007 al 2011–, quien pudo reposicionar al partido después de la derrota en las elecciones del año 2000, donde perdieron por primera ocasión la presidencia de la República.
Años después de que se dio al PRI por muerto, éste logró ganar nuevamente gubernaturas, congresos locales y, en 2012, triunfó en las elecciones federales, dando por terminada la súbita era del Partido Acción Nacional (PAN) a cargo de Vicente Fox y Felipe Calderón.
Ahora, la nueva dirigencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que entrará en funciones en agosto próximo deberá igualar esa hazaña si es que desea recuperar su lugar en el mapa político mexicano en el proceso intermedio del 2021 y la sucesión presidencial del 2024.
Hasta el momento son seis priistas de diferentes corrientes e ideologías los que están interesados en dirigir los destinos del tricolor.
Se trata de Ivonne Ortega, exgobernadora de Yucatán; Lorena Piñón Rivera, exdelegada de la Secretaría de Relaciones Exteriores en Veracruz; José Narro, exsecretario de Salud y exrector de la UNAM; Ulises Ruiz, exgobernador de Oaxaca; Alejandro Moreno, gobernador de Campeche; y José Ramón Martel, exdiputado federal.
Choque de trenes
Al interior del PRI el reclamo ha sido constante: la cancha no está pareja para todos los que buscan la presidencia del partido.
Los seis aspirantes se han agrupado en dos bandos: uno, que ha denunciado que se busca la imposición de Alejandro Moreno y el otro, el del propio Moreno y de Lorena Piñón, cercana al excanciller, Luis Videgaray.
Ivonne Ortega, José Narro, Ulises Ruiz y José Ramón Martel se han reunido en varias ocasiones –dejando constancia de ello– para evitar la cargada de la cúpula a favor del mandatario de Campeche, a quien consideran el candidato del expresidente Enrique Peña Nieto.
“Unidos para decir no a la imposición del candidato de Peña, Alejandro Moreno. ¡No nos vamos a dejar!”, compartió por su parte Ruiz Ortiz, tras esa misma reunión.
Otro de los temas que ha provocado tensiones entre los aspirantes a la dirigencia partidista es la actualización del padrón del PRI.
El acuerdo fue que, para la elección interna, se utilizará el padrón registrado ante el Instituto Nacional Electoral (INE) en enero pasado, sin tomar en cuenta a los nuevos afiliados.
Esta medida se consideró para evitar que fuerzas externas busquen intervenir en el proceso priista.
Lorena Piñón, la más joven de las aspirantes y quien ha hecho labor a favor de Alejandro Moreno, ha pedido que tengan posibilidad de votar todos los militantes, así sean de reciente afiliación; no permitirlo, sería traicionarlos, consideró.
“Desde enero, el PRI promovió la afiliación. Hoy buscan impedir que los nuevos priistas voten en el proceso. No puede haber militantes de primera o de segunda, o con derechos o sin ellos. Prohibir que voten es traicionarlos. Prohibir que voten es invitarlos a renunciar”, escribió Piñón en su cuenta de Twitter.
En contraste, Ivonne Ortega fue aspirante a la candidatura presidencial del PRI en el proceso electoral pasado y, aunque decidió abandonar su aspiración para dar libre paso al que resultó abanderado oficial, José Antonio Meade Kuribreña, nunca dejó de evidenciar la forma en que su partido pareció perder el contacto con su base militante.
Ahora, como aspirante a la dirigencia del CEN, Ortega ha llamado a los demás contendientes a respetar el acuerdo para utilizar el padrón de enero pasado.
Otro tema que ha provocado controversia en el proceso interno es la promoción de algunos aspirantes.
El 24 de mayo pasado, Lorena Piñón presentó una queja ante la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del instituto político contra José Narro, a quien acusó de estar realizando actos anticipados de campaña.
“Vengo a promover denuncia en contra de José Narro Robles por la comisión de gastos anticipados de proselitismo, establecidos por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y los lineamientos establecidos por el Comité Ejecutivo Nacional”, escribió Piñón en su texto de denuncia.
La elección de la nueva dirigencia nacional se llevará a cabo el domingo 11 de agosto y se realizará bajo el método de voto directo de los militantes del partido.