Por un tricolor uniforme

Con el arranque del proceso de sucesión de la presidencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) comenzaron también las negociaciones para intentar presentar una sola planilla que busque el liderazgo nacional del tricolor.

Urgidos de dar muestras de unidad ante el vendaval que vive el Gobierno federal, los priistas intentan que se registre solo un grupo para el proceso interno, sin contendientes.

Imelda García Imelda García Publicado el
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Con el arranque del proceso de sucesión de la presidencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) comenzaron también las negociaciones para intentar presentar una sola planilla que busque el liderazgo nacional del tricolor.

Urgidos de dar muestras de unidad ante el vendaval que vive el Gobierno federal, los priistas intentan que se registre solo un grupo para el proceso interno, sin contendientes.

Sin embargo, los priistas enfrentan un dilema: por un lado, apoyar a Aurelio Nuño, uno de los tricolores más cercanos al presidente Enrique Peña Nieto, pero con poca presencia política en el país; por otro, avalar las aspiraciones de Manlio Fabio Beltrones, uno de los políticos con más trayectoria en México, pero alejado del grupo de poder federal.

Aunque la tendencia natural para los priistas sería seguir los designios de Los Pinos, hacerlo implica un problema: dejar fuera de la jugada política a Beltrones, uno de los hombres con mayor influencia en el Congreso de la Unión y en los estados del país.

A partir del proceso electoral del pasado 7 de junio, Beltrones logró concentrar mayor poder dentro del partido porque varios de sus candidatos ganaron elecciones.

El caso más emblemático es el de Claudia Pavlovich, gobernadora electa de Sonora y una de sus más cercanas en el ámbito político. Si se decide tomar el camino del cercano a Los Pinos, el Gobierno federal y los priistas deberán encontrar un lugar para Beltrones en el gabinete o en algún otro cargo. Según priistas consultados, en el tricolor buscan evitar una fractura en los dichos y hechos y eso se conseguiría solo dando a cada cual un lugar en la escena nacional. Ahí están ahora las negociaciones.

Este miércoles, el Consejo Político Nacional del PRI emitirá la convocatoria para renovar su dirigencia nacional en un proceso fast track que durará solo 20 días.

En ella se establecerá un periodo de alrededor de una semana para que se inscriban las planillas que busquen llegar a la dirigencia nacional.

Si se registra más de una, habrá campaña interna para buscar apoyos en los sectores del tricolor. Si solo hay una, se pasará directamente a la elección.

A más tardar, será el 23 de agosto cuando el PRI realice la elección de su dirigente nacional si solo hay un candidato. Si se postulan más fórmulas, el proceso podría extenderse poco más de un mes.

A pesar de que los priistas reconocen a dos aspirantes seguros para la contienda, no descartan que sea postulado Miguel Ángel Osorio Chong como presidente del PRI y se coloque en su lugar en la Secretaría de Gobernación a Manlio Fabio Beltrones.

Priistas consultados tampoco entierran la posibilidad que se decida elegir a alguien con un perfil más discreto, como Enrique Martínez, secretario de Agricultura.

El proceso interno

El PRI llega a este proceso interno luego de una etapa interna difícil, donde hubo cuatro presidentes del partido para el periodo destinado a uno solo.

En 2001 el líder titular era Humberto Moreira, quien debía durar en el cargo hasta el 2015; sin embargo, después del escándalo de la deuda de Coahuila, le siguieron en el interinato Cristina Díaz, Pedro Joaquín Coldwell, nuevamente Díaz y César Camacho, quien finalmente concluye el periodo de Moreira.

Con este antecedente, el PRI se prepara para elegir al líder nacional que llevará al partido al reto electoral del 2018.

Hace unos días, el presidente Enrique Peña Nieto delineó el perfil que deberá tener el nuevo dirigente nacional del tricolor.

“Es momento de que el PRI actualice su organización y estructura para reflejar las nuevas condiciones y dinámicas sociales del país. Es momento de que el PRI regrese a las universidades, que despierte nuevamente el entusiasmo de la juventud.

“Es tiempo y oportunidad de que nuestro partido sea un espacio de participación para los jóvenes talentosos, comprometidos con su país”, expuso el mandatario, en un evento partidista.

El discurso del presidente de la República encaja en el texto de los estatutos del PRI.

En ese documento se especifica que los priistas buscarán que uno de los miembros de las fórmulas para contender para cualquiera de sus órganos de gobierno sea mujer, y “se procurará que uno sea joven”.

Las fórmulas para contender por la presidencia deberán estar compuestas por el candidato a la presidencia nacional y a la secretaría general. Uno de ellos forzosamente debe ser mujer.

El artículo 159 de los estatutos partidarios, indica que el método para elegir al nuevo dirigente nacional puede ser por elección directa de la base militante; por una asamblea de consejeros políticos; o por una asamblea nacional.

Anque ahora existe la posibilidad de que el Instituto Nacional Electoral (INE) coadyuve al partido en la organización de las elecciones, el PRI solo permitiría que eso ocurriera si algo les impidiera organizar sus propios comicios.

Al método que sea determinado por las autoridades del partido, la elección de los tricolores quizá sea definida por una característica de los priistas: la institucionalidad.

Manlio Fabio Beltrones, el congresista con visión de Estado

En Manlio Fabio Beltrones los priistas reconocen a uno de los políticos con más trayectoria y credenciales para dirigir al partido hacia el 2018.

A sus 62 años de edad, Beltrones ya ha sido tres veces diputado federal, dos veces senador y gobernador de Sonora.

Su principal “defecto” para convertirse en presidente nacional del PRI en este periodo es su lejanía con el presidente Enrique Peña Nieto y el grupo del tricolor en el Gobierno federal.

En la contienda interna del 2011, Beltrones fue adversario del hoy presidente Peña Nieto para la presidencia de la República.

A pesar de ello, al llegar a la Cámara de Diputados como coordinador de los legisladores del tricolor, Beltrones impulsó cada una de las reformas enviadas desde Los Pinos durante los primeros meses de la administración federal.

Institucional como siempre ha sido, Beltrones ha dedicado los tres últimos años a hacer las negociaciones necesarias en el Congreso de la Unión para entregar apoyos al primer mandatario.

Al interior del PRI, ese hecho se ve como un servicio a favor del presidente Peña Nieto, que debe pagarse con alguna deferencia para el político sonorense.

Sin embargo, darle a Beltrones la oportunidad de dirigir al PRI es darle ocasión para intervenir directamente en el nombramiento de los candidatos que contenderán en la elección del 2016 y en el abanderado del tricolor para la elección del 2018 y es ahí donde el grupo peñista ve el peligro.

Además de todo, el propio Beltrones no ha cerrado la puerta totalmente a participar nuevamente por la presidencia de la República en el 2018.

Empero, al interior de su equipo se dice que el sonorense no quiere repetir el error de Roberto Madrazo, que en el 2006 era presidente del partido y se convirtió en candidato presidencial fallido al quedar en tercer lugar de las preferencias electorales.

Aurelio Nuño, el joven cercano al presidente

Aurelio Nuño es el hombre que le habla al oído al presidente Enrique Peña Nieto.

Identificado con él por ser joven (37 años de edad) y tener una carrera meteórica en la política, el mandatario tuvo la confianza de nombrarlo jefe de la oficina de la Presidencia desde el día que pisó la residencia oficial de Los Pinos.

Conoció a Peña Nieto cuando este era gobernador del Estado de México y se convirtió en su asesor.

Desde ahí, el político mexiquense le asignó tareas que confiaba a pocos. En el 2011 fue enviado a la campaña de Eruviel Ávila, quien se convertiría en gobernador del Estado de México.

En la campaña de Peña Nieto hacia la Presidencia, Nuño fue coordinador de Mensaje y Mercadotecnia.

Al comenzar el sexenio fue nombrado jefe de la Oficina de la Presidencia, desde donde da seguimiento a las políticas públicas del Gobierno federal y ha sido el eslabón de contacto entre Peña Nieto y otros actores de la vida política del país.

Desde Los Piños, Nuño operó para la aprobación de las reformas en los primeros meses del sexenio actual y desde ahí pudo amarrar acuerdos para impulsar los cambios que buscaba el presidente.

A él se le atribuye la frase “Mover a México”, lema de este sexenio.

Aunque su papel en la administración actual ha sido operativo y de bajo perfil público, parece que el primer mandatario tiene otros planes para su hombre de confianza e integrarlo a la vida pública del país.

Así es como Nuño se ha dejado ver en algunos eventos públicos en representación del presidente Peña, como en octubre del 2014 cuando se presentó a la graduación de los nuevos cuadros del PRI, o en enero pasado, cuando junto al gobernador Eruviel Ávila entregó apoyos a la población marginada de esa entidad.

Con el impulso que desde Los Pinos se dará a los jóvenes, en automático los reflectores apuntaron hacia Aurelio Nuño como el candidato del presidente Peña Nieto.

 

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