CDMX: el gran tesoro
El bloque opositor que está en vía de construcción por el PAN y el PRD eleva las posibilidades para que el perredismo siga gobernando como hace 20 años la capital del país.
Las últimas dos elecciones celebradas en la Ciudad de México –en 2015 y para la Asamblea Constituyente del 2016- han marcado el avance que ha conseguido el partido Morena.
Con Andrés Manuel López Obrador en la boleta presidencial, Morena se convertirá en el partido a vencer en la contienda por la jefatura de Gobierno capitalino.
Imelda García
El bloque opositor que está en vía de construcción por el PAN y el PRD eleva las posibilidades para que el perredismo siga gobernando como hace 20 años la capital del país.
Las últimas dos elecciones celebradas en la Ciudad de México –en 2015 y para la Asamblea Constituyente del 2016- han marcado el avance que ha conseguido el partido Morena.
Con Andrés Manuel López Obrador en la boleta presidencial, Morena se convertirá en el partido a vencer en la contienda por la jefatura de Gobierno capitalino.
El empoderamiento político de Morena viene acompañado del manejo de mayores recursos económicos por el gobierno de las delegaciones que controla.
Tan solo este año, los cinco delegados de Morena –en Azcapotzalco, Cuauhtémoc, Milpa Alta, Tláhuac y Tlalpan- habrían manejado 8 mil 647 millones de pesos como parte del presupuesto para sus delegaciones, en el 2017.
Ese dinero no solo se usa para pago de salarios de los trabajadores de gobierno, sino para obras, servicios humanos y programas delegacionales.
La delegación Cuauhtémoc, cuyo delegado es Ricardo Monreal, fue la tercera delegación más beneficiada con recursos económicos, pues este año recibió 2 mil 779 millones de pesos.
La delegación Tlalpan, gobernada por Claudia Sheimbaun, recibió 2 mil 4 millones de pesos.
Ambos políticos están interesados en ser los abanderados de Morena al 2018.
Empero, las seis delegaciones que todavía están gobernadas por el PRD –Álvaro Obregón, Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza, Iztacalco, Iztapalapa y Coyoacán- son las que reciben la mayor cantidad de dinero para su administración. Los delegados perredistas manejan recursos, este año, por 15 mil 253 millones de pesos.
Las negociaciones entre el PAN y PRD para conformar un bloque opositor para competir juntos en el 2018 primero deben de definir el candidato presidencial y luego para la Ciudad de México.
Y no se trata solo de definir al candidato, sino de lograr una sincronía de agendas para ofrecer un proyecto de gobierno a los capitalinos.
Esto será particularmente difícil en la Ciudad de México, que hasta ahora ha sido el principal bastión del perredismo y donde ha aplicado algunas de sus políticas más progresistas, como la legalización del matrimonio igualitario o el derecho de las mujeres a abortar, así como programas sociales que han sido adoptados por otras entidades y hasta el Gobierno federal.
En caso de concretar una alianza entre el albiazul y el partido del Sol Azteca, el PAN deberá ceder en estos temas, pues su defensa de la familia tradicional y su discurso de proteger la vida desde la concepción son solo dos de las posturas que se encuentran.
El reto del PRD
Todas las encuestas que se han hecho para medir la preferencia de los capitalinos por quién gobernará la Ciudad de México en la elección del 1 de julio tienen algo en común: ubican a Morena por encima del PRD.
Lo mismo ocurre en la elección presidencial: Andrés Manuel López Obrador aparece por encima de los otros aspirantes.
Aunque el PAN y el PRD han sido criticados por anunciar –aun antes de la elección de junio pasado- su intención de concretar un frente opositor rumbo al 2018, ambas fuerzas políticas buscan aprovechar los votos que los complementarían.
Tanto a nivel federal como en la Ciudad de México, el reto de ambos partidos es conciliar la agenda común y definir quién sería el o la candidata que representaría a dicha coalición.
En la capital del país, la izquierda es mayoritaria. Con la aparición de Morena, la preferencia por el PRD bajó y subió la de Morena. Ambos, se definen como partidos de izquierda.
El PAN y el PRI han tenido una presencia marginal en la capital del país en los últimos años. Ninguno de los dos tiene posibilidades de conquistar la Jefatura de Gobierno por sí solos.
Una alianza del PRD y el PAN que busque tener éxito en la capital tendría que postular a un partido de izquierda o a un independiente, que pueda competir con la fuerza de López Obrador y su Morena.
Sin embargo, nada está escrito. Una eventual alianza del PRD y el PAN podría quitarle votos a nivel local al PRD, quienes verían en Morena su única alternativa.
Dolores Padierna, coordinadora de los senadores del PRD y quien pertenece a la corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN), una de las principales corrientes del perredismo nacional y local, lo resumió en una simple frase.
“Yo lamento mucho esta decisión, porque la dirección nacional sabe perfectamente que la militancia del PRD, jamás podrá votar por alguien del PAN.
“El PAN nos robó la presidencia en el 2006. ¿Cómo ahora con los votos del PRD lo vamos a llevar a la presidencia? (…) De ninguna manera se puede formar un frente izquierda-derecha, porque eso no es más que una simulación para priorizarse ellos en lo personal, en sus cargos en lo personal, dejando a un lado el programa, la historia, el legado, el capital político que representa el PRD”, sentenció Padierna.
Al interior del PRD saben que de hacerse la alianza, ellos llevarían mano en la candidatura de la Ciudad de México; y así estaría la guerra intestina de ese partido, otrora primera fuerza en la capital.
Mancera, la carta fuerte
El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera se encuentra posicionado al día de hoy como la mejor opción del PRD para encabezar el Frente Amplio Democrático rumbo a las elecciones presidenciales de julio de 2018.
Aún cuando no es militante del partido del Sol Azteca y ha rechazado invitaciones para afiliarse, Mancera es el principal activo político de un perredismo en horas bajas, y fue uno de los principales impulsores para la conformación del Frente.
Precisamente el que no sea militante perredista y haya defendido su ascendente ciudadano podría ser un punto a su favor, un perfil neutral que pudiera generar consenso tanto entre el PAN y el PRD, los dos principales impulsores del Frente y con posturas tan encontradas.
Enfrentado al desgaste de gobernar la ciudad más importante del país, la popularidad de Mancera ha tenido altibajos desde su llegada en 2012, y sobre todo le ha tocado asumir el costo de programas como el doble hoy no circula o los cuestionamientos por el alza en los índices delictivos.
Ahora, sin embargo, quiere aprovechar el capital político de haber encabezado la cruzada por la nueva Constitución para la Ciudad de México y la exposición que le da la presidencia de la Conferencia Nacional de Trabajadores.
Los grupos y los pesos
La posibilidad de llevar mano en el candidato de una posible alianza o la mera designación del abanderado perredista para la capital, ha desatado ya una guerra interna por imponerse rumbo al 2018.
Es un secreto a voces que la dirigente nacional del PRD, Alejandra Barrales, aspira a ser la abanderada de su partido en la elección del próximo año, por lo que ha impulsado la alianza con el PAN más que con Morena, pues ello le significaría postular a alguien de ese partido, simplemente por estar mejor posicionado.
Al aliarse con el panismo, sus posibilidades de ser electa candidata suben exponencialmente, pues está mejor posicionada que cualquier personaje capitalino del blanquiazul.
Otros prospectos cercanos al PRD que aspiran con ser los sucesores de Miguel Ángel Mancera son Patricia Mercado, actual secretaria de Gobierno capitalino; Héctor Serrano, actual secretario de Movilidad de la Ciudad y operador político del Jefe de Gobierno; Salomón Chertorivski, secretario de Desarrollo Económico de la capital; y Armando Ahued, secretario de Salud.
Se antoja difícil que cualquiera de ellos pudiera ser la carta fuerte de la izquierda si se llega a una alianza con Morena. En cambio, el panorama se transforma cuando se trata de una coalición con el PAN: cualquiera de ellos podría ser el candidato de esa alianza.
Por el lado del PAN también hay varios aspirantes: Xóchitl Gálvez, delegada de Miguel Hidalgo; Mauricio Tabe, presidente del albiazul en la Ciudad; y Federico Döring, diputado federal.
Cualquiera de ellos podría competir si el PAN decide ir solo en las elecciones del 2018. Si la alianza con el PRD se concreta tienen nulas posibilidades de ser los elegidos.
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La caída del perredismo por Carlos Salazar