Temacapulín, el respaldo ciudadano
La semana pasada fue puesta en duda la decisión del gobernador del estado de Jalisco, Aristóteles Sandoval, sobre continuar con la construcción y el proyecto de la presa El Zapotillo a una altura de 105 metros, lo que significa la inminente inundación de los pueblos de Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
“Vamos en beneficio de las mayorías y de lo que necesita este estado”, dijo el mandatario estatal el pasado 29 de junio, durante la presentación de los resultados de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS).
Jonathan Ávila
La semana pasada fue puesta en duda la decisión del gobernador del estado de Jalisco, Aristóteles Sandoval, sobre continuar con la construcción y el proyecto de la presa El Zapotillo a una altura de 105 metros, lo que significa la inminente inundación de los pueblos de Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
“Vamos en beneficio de las mayorías y de lo que necesita este estado”, dijo el mandatario estatal el pasado 29 de junio, durante la presentación de los resultados de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS).
Los señalamientos de inconsistencias en los escenarios planteados en el estudio de UNOPS por el gobernador y la oficina internacional no sólo fueron objeto de crítica por parte de los pobladores, que por más de una década se han opuesto a la construcción de la misma, sino por sectores activos de la población y expertos en la materia.
Incluso figuras nacionales como Emilio Álvarez Icaza y Lorenzo Meyer, a través de redes sociales, mostraron su solidaridad para dar revés a lo planteado por el gobernador de Jalisco.
Por otro lado, saltan a la luz nuevas evidencias y expresiones que miran como inaceptable la determinación del gobernador.
El pasado martes 4 de julio, Reporte Indigo publicó que Arturo Gleason, Juan Guillermo Márquez y Hermes Ramírez Sánchez, académicos de la Universidad de Guadalajara, habían expresado inconsistencias en el estudio y la posibilidad de queja ante la ONU.
También Susana Delgado, académica de la UdeG, quien recientemente ha destacado su reflexión sobre el aspecto psicosocial que ha representado para los pobladores de la zona la idea de que la presa El Zapotillo terminará con su patrimonio e identidad territorial.
“Hay una serie de daños que viven las comunidades por proyectos de desarrollo, en este caso la presa El Zapotillo, las afectaciones que vive la comunidad desde el momento en que se le avisa que hay una amenaza, porque la posible inundación es una amenaza, y que es una dimensión psicosocial del despojo. De esto es responsable el estado y es una afectación que no se mide y por lo tanto el estado no se hace responsable”, explicó la experta.
La casa de estudios ya se desmarcó de las opiniones personales de los académicos o de la postura tomada por algunos centros universitarios regionales cercanos a la zona de la presa, como el Centro Universitario de Los Altos y el Centro Universitario de los Lagos, para trabajar de cerca con el Gobierno estatal.
“Hay que cuidar y proteger a la región; se trata de tomar la mejor decisión para Jalisco, y si hay que debatirlo, con gusto se hará, no es el propósito confrontar”, expresó el rector general de la Universidad de Guadalajara, Tonatiuh Bravo Padilla.
Por otro lado, desde el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) se pronunció Mario López, académico y miembro del Grupo del Agua de dicha universidad, el cual reprobó los resultados del estudio financiado por el Gobierno estatal en el cual se sentencia la inundación del poblado.
“Con la construcción de la presa El Zapotillo, Temacapulín pierde. Lo que importa es la infraestructura y mantener todos los compromisos de negocio”, criticó el experto en el tema.
Blindan a mandatario
Desde las autoridades estatales se ha tratado de blindar la decisión del mandatario para inundar los pueblos bajo el argumento de que la misma se tomó bajo criterios técnicos y científicos, pero que al día de hoy han sido desmontados por expertos que han estado cerca del estudio de la problemática.
Mario López afirma que aunque las autoridades se amparen bajo estos criterios, siempre hay posibilidad de que la información pueda quedar bajo el criterio de dilemas de índole política, por encima de la pauta científica.
Por ello volvió a poner sobre la mesa las determinaciones metodológicas de la UNOPS, para decidir que el mejor escenario para el futuro de la zona era una presa a 105 metros y la inundación de los pueblos.
“No es el balance hídrico de la UNOPS lo que está destinando a la desaparición injusta de estos territorios, sino la forma en la que estructuraron los modelajes. Si el organismo técnico de la UNOPS, que se supone que es especializado, dice que no hay forma de salvar los poblados en ninguno de los escenarios, lo que tenemos que preguntarnos es si no metieron escenarios en los que sí se podía salvar”, explicó López.
Agregando que el centro del dilema en el estudio no es si la presa debe funcionar o no, sino que debe ir por fuerza, es decir, desde el planteamiento inicial se propusieron hacer un estudio que le diera sentido a la infraestructura que ya ha sido construida para la presa y el acueducto a León.
Por otro lado, el académico se suma a las posibilidades que desde más de una década han planteado los pobladores y que tienen que ver con el destino del vital líquido en la zona de León, específicamente por la posibilidad de que su aprovechamiento sea únicamente para el sector privado.
“El tubo (el trasvase) es una gran afrenta contra la idea de mantener el agua como bien público. La política se va a ver condicionada por la economía. El problema entonces no es sólo la presa, es que se está dando pie al trasvase de agua dirigido por la privatización, por el negocio, por quién paga mejor el agua. El bien se privatiza por la vía de los hechos, y se vuelve difícil mantener los acuerdos políticos cuando la presión del mercado se vuelve tan grande”, detalló el académico del ITESO.
Por ello concluyó en su análisis que la tendencia mundial está virando en 180 grados al plantear que el futuro hídrico no se encuentra en los grandes proyectos de presas de gran altura, por su falta de sustentabilidad.
“Una gran tendencia mundial es que cesen las presas insustentables, y la presa El Zapotillo lo es a todas luces. Se calcula que garantizará agua sólo por 25 años. Es una presa cómoda para los que no queremos cambiar nuestro estilo de vida y ahorrar agua, a costa de Temacapulín y del ecosistema”, sentenció el experto.