No al silencio

Periodistas provenientes de todo el país se congregaron a las afueras de la Secretaría de Gobernación para expresar su indignación por el asesinato de Javier Valdez y para hacer un llamado unánime: justicia.

Justicia para el periodista Javier Valdez, asesinado el pasado lunes en Sinaloa, justicia para los activistas y para los defensores de derechos humanos, justicia para todo México.

Carlos Salazar Carlos Salazar Publicado el
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“Nos están matando a todos, no solo a los periodistas, sino a una parte de la sociedad”.
Mardonio CarballoPeriodista

Periodistas provenientes de todo el país se congregaron a las afueras de la Secretaría de Gobernación para expresar su indignación por el asesinato de Javier Valdez y para hacer un llamado unánime: justicia.

Justicia para el periodista Javier Valdez, asesinado el pasado lunes en Sinaloa, justicia para los activistas y para los defensores de derechos humanos, justicia para todo México.

Desde las 6:30 de la tarde de ayer comenzó a hacer su arribo el primer grupo de periodistas, quienes colocaron un altar con las imágenes de Javier Valdez y de Miroslava Breach, periodista asesinada hace dos meses en Chihuahua, así como una bandera de México en blanco y negro.

A las 7:30 en punto dio comienzo el acto, donde además de las consignas de justicia y de repudio por el ataque al gremio periodístico se leyeron algunos escritos del fallecido periodista.

Las periodistas Lydia Cacho, Carmen Aristegui, así como Jorge Meléndez y Mardonio Carballo, fueron algunos de los oradores en el acto.

El llamado parecía unánime: No al silencio. La muerte de Javier Valdez y de los cientos de periodistas asesinados en los últimos años no puede quedar en vano, sino que deben ser un motor que impulse la labor periodística, que la unión generada por la tragedia sirva para dar valor.

“Javier y su muerte deben significar algo profundo para nosotros. Necesitamos que estas muertes signifiquen, no solo para los periodistas sino para la sociedad. Su muerte es también la muerte de la sociedad, la muerte de nuestras libertades”, dijo Carmen Aristegui.

En algún momento pareció desvanecerse la línea entre los oradores del acto y los camarógrafos y reporteros que cubrían el mismo, sobre todo cuando los primeros pidieron simbólicamente a los segundos que se pasaran de ese lado.

El mejor homenaje que se le puede dar a Javier y a los demás periodistas asesinados es continuar la labor periodística, fue una de las conclusiones y el grito de “no nos van a callar” se escuchó más fuerte que nunca.

Veladoras, antorchas, carteles con las consignas “Ni uno más” y “No se mata la verdad matando periodistas” formaron parte de la escenografía de la calle Abraham González, donde se ubica la entrada de Segob, que por unas horas fue tomada por el gremio periodístico, al que la tragedia parece haber unido más que nunca, en este que sea quizás el peor momento para ejercer la profesión en el país.

Para muestra, un par de testimonios que se escucharon en el acto. Un periodista recién llegado a Ciudad de México proveniente de Nayarit, desplazado del estado ante las amenazas a su integridad y otro que vino de Baja California Sur a solidarizarse con la tragedia, pero también para exigir justicia para un compañero asesinado, para denunciar la persecución en su contra, para relatar cómo le quemaron su casa y su auto.

“Si logran contagiarnos, el miedo nos va a paralizar”, dijo el periodista Mardonio Carballo.

Y esa es la consigna que queda tras la manifestación. La muerte de Javier tiene que ser un parteaguas. Los periodistas deben decir no al silencio, mucho menos a la autocensura e incluso, más allá, debe ser un llamado a la sociedad a salir del pasmo.

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