El pueblo que se convirtió en escombros

En un instante, el barrio de San Gregorio Atlapulco, ubicado en la delegación Xochimilco enmudece.

Los pobladores, voluntarios y autoridades levantan los brazos con los puños cerrados en señal de silencio. Lo único que se escucha son los ladridos de los perros de búsqueda que olfatean tratando de localizar a las personas que aún se encuentran enterradas entre los escombros.

San Gregorio fue una de las zonas más afectadas por el sismo. En la delegación Xochimilco es en donde más casas se derrumbaron. Al día de ayer las cifras de las afectaciones todavía no estaban claras. Los pobladores del lugar que han trabajado incansablemente calculan que hay por lo menos 20 casas que se derrumbaron, sin embargo, hay cientos de viviendas más que quedaron gravemente dañadas.

“Todavía no sabemos nada. Hay mucha confusión. Protección Civil apenas ha visitado unas cuantas viviendas, por lo que no estamos seguros de cuántas de ellas se podrán reparar y cuántas tendrán que ser derrumbadas debido a los graves daños que sufrieron”, relata Homero Torres Páez, cuya vivienda, la cual compartía con su hijo quien tenía ahí su consultorio de dentista, quedó hecha añicos.

Homero es un hombre fornido al cual se le quiebra la voz al contar que esa casa la heredó de sus padres.

“Estas paredes, techo y piso que ahora se encuentra llenos de grietas es todo lo que teníamos. Somos seis las personas que vivíamos aquí y que ahora nos tendremos que mudar a casa de unos primos”, relata.

A Homero, como a muchos otros les preocupa que el personal de Protección Civil no hayan dado muestra ni de sus luces, pues no saben cuánto tiempo aguantará en pie lo poco que quedó de su casa y temen que sin el diagnóstico oficial de las autoridades no se les brinde el apoyo por parte del gobierno para poder comenzar las labores de reconstrucción.

“No sé cuánto tiempo tenga que pedirle alojo a mis familiares. Su casa tampoco es tan grande y es incómodo llegar a invadir la casa de alguien más a pesar de que ellos entienden la situación y nos ofrecen la ayuda”, cuenta mientras aparta las macetas donde cultivaban plantas de jitomate.

En San Gregorio la ayuda tardó mucho en llegar y los pobladores culpan al delegado Avelino Méndez, a quien nadie ha visto en la zona para brindar apoyo a las personas afectadas.

“No es que lo queramos aquí para cargar escombros ni mucho menos. Pero ese hombre al que nosotros, el pueblo, pusimos en el poder nos tiene abandonados.

Entendemos que el delegado no cuente con los recursos para ayudar a todos, pero nos molestan mucho las mentiras que ha difundido a través de los distintos medios de comunicación y de la redes sociales”, dice con coraje Gustavo González, otro de los pobladores que a sus 62 años de edad tiene que reconstruir una vida que el terremoto destruyó en apenas un minuto.

De acuerdo con el delegado del partido Morena, durante el recorrido que realizó por la delegación que representa apenas contabilizó 53 casas casas afectadas, 8 muertos y 16 viviendas colapsadas, cifras que no representan ni siquiera los daños sufridos únicamente en el barrio de San Gregorio Atlapulco.

Los pobladores de la región también aseguran que el delegado dijo que ya no se necesitaba más apoyo en la zona ni voluntarios, pues los centros de acopio ya estaban saturados.

En contraste, Aideé González, una de las organizadoras que se encuentra recibiendo apoyos y repartiéndolos entre los más afectados, cuenta que hasta ayer cerca de la una de la tarde ya no tenían ni siquiera agua.

La voluntaria también destaca que en la zona ya se registraron dos casos de hepatitis y que no cuentan con herramientas, alimentos, medicinas o productos para bebé suficientes.

“Para nuestra comunidad las cosas se han complicado mucho pues hay calles en donde todas las casas presentan afectaciones de algún tipo, tal es el caso de la calle Montes de Oca o 13 de septiembre las cuales son muy angostas y no hay espacio para meter maquinaria pesada para sacar los escombros. Todo lo hemos tenido que hacer a través de cadenas humanas con cubetas y carretillas”, explica René, uno de los pobladores mientras camina por la explanada de la iglesia señalando hacia donde alguna vez estuvo la cúpula del templo religioso.

La barda que rodeaba la iglesia, al derrumbarse, fue una de las estructuras que lastimó a más personas ya que a lo largo de ésta se colocan los vendedores para llevar a cabo la verbena del mercado.

“Después del temblor logramos rescatar a una de las vendedoras que quedó atrapada entre los escombros de la barda, tuvimos mucha suerte ya que logramos sacarla con vida y no tardamos más de 15 minutos en liberarla”, detalla Natanael, un joven cineasta que ha vivido en ese barrio 28 años y que ha preferido cargar ladrillos para ayudar a su comunidad en vez de una cámara para filmar la tragedia.

Sin embargo la mayor afectación sucedió cuando se derrumbó el edificio más grande del pueblo. Un inmueble de cuatro pisos que albergaba tres negocios: un supermercado llamado Netos, un gimnasio y un billar, el cual dejó atrapadas entre sus ruinas a por lo menos 6 personas que a las 5 de la tarde del día de ayer no habían logrado rescatar.

Los pobladores todavía requieren de mucha ayuda. Sobre todo herramientas, medicamentos y productos para bebé, pues no saben cuánto tardarán en poner al pueblo de pie otra vez o cuándo los afectados podrán regresar a vivir a sus casas o a trabajar a sus negocios que quedaron totalmente destruidos.

El recuento

En un recorrido por San Gregorio, el delegado de Morena contabilizó:

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