Frente a la efervescencia política que se vive en todo el país, de cara a las elecciones federales del 2018, por lo menos un centenar de pueblos indígenas de todo el territorio nacional han decidido no celebrar elecciones convencionales ante la falta de credibilidad hacia los partidos políticos.
La decisión indígena de mantenerse al margen del proceso electoral federal en puerta, se finca en la posibilidad que establece el artículo 115 de la Constitución Política del país, donde se señala que los pueblos naturales puedan contar con gobiernos elegidos autónomamente a partir de los usos y costumbres ancestrales.
El primer municipio autónomo, que ha sido el ejemplo para el resto de las comunidades indígenas del país por negarse a la posibilidad de elecciones partidistas en su territorio, fue Cherán, en Michoacán, en donde desde el 2011 a la fecha no se ha permitido la instalación de una sola urna electoral para la elección de candidatos partidistas.
La decisión del pueblo indígena de Cherán fue avalada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la que el 27 de mayo del 2014 reconoció el derecho de este pueblo a elegir a sus autoridades mediante el método de usos y costumbres.
Con ese antecedente otras 30 comunidades indígenas en Michoacán han iniciado el proceso de autonomía, el que aún no ha sido concluido ante el Instituto Electoral del Estado de Michoacán pero que apunta a la resistencia de permitir que en sus territorios se lleven a cabo procesos de proselitismo político por parte de los candidatos de los partidos políticos.
En Oaxaca…
Localidades indígenas que a la fecha se rigen por el principio de elección de autoridades por usos y costumbres y en donde podría no permitirse la instalación de urnas para el proceso electoral federal:
San Juan Lalana, San Juan Tabaá, San Lorenzo Victoria, San Luis Amatlán, San Martín Toxpalan, San Lucas Quiaviní, San Juan Sayultepec, San Martín Lachilá y San Lorenzo Texmelucan.
Corrupción los desalienta
La decisión de los habitantes de Chilón y Sitalá en Chiapas, igual que en su momento lo hicieron los vecinos de Cherán, se finca en el hartazgo de la corrupción, la que se pretende erradicar dejando fuera de su gobierno a los representantes de los partidos políticos.
“Estamos cansados de las divisiones que causan los partidos políticos en nuestras comunidades y de la corrupción e ineficiencia de las administraciones municipales actuales que buscan su interés particular”, argumentaron los vecinos de Chilón en el documento presentado ante el IEPC para reclamar su derecho a la libre determinación de sus autoridades.
En los mismos términos se refirieron los habitantes de Sitalá al momento de argumentar sus razones para acceder a su derecho a la elección de su gobierno mediante la vía de los usos y costumbres.
Apenas en junio pasado, también bajo argumentos de corrupción del gobierno local, los pobladores de la comunidad de Oxchuc, del municipio de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, lograron el aval del Tribunal Electoral del Estado (TEE) para que en las elecciones del próximo 1 de julio elijan a sus autoridades mediante usos y costumbres, lo que deja fuera la posibilidad de instalar urnas electorales en esa comunidad.
La historia no es distinta en las 33 comunidades indígenas de Oaxaca, en donde a la fecha, ante señalamientos de corrupción de los gobiernos partidistas, se han cerrado a la posibilidad de que se instalen urnas en sus localidades, para la celebración del proceso electoral del 2018, lo que los dejaría sin participación en la elección de diputados federales, senadores y presidente de la república.
El peso del voto indígena
De acuerdo a los datos oficiales de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), en todo el país existen 655 municipios indígenas, en donde se cuenta con una población de más de 6 millones 21 mil habitantes.
No existe una cifra oficial, pero se estima que por lo menos el 60 por ciento de los mexicanos indígenas cuentan con credencial para votar, por lo que su participación electoral se considera en más de un millón 200 mil sufragios, los que mayoristamente se registran en 28 distritos federales electorales indígenas.
La mayor concentración de pobladores indígenas, con posibilidad de emitir su voto en las próximas elecciones federales se concentra en la zona Maya, en donde se ubican 986 mil 633 mil habitantes, seguida por la región Huasteca con 857 mil 617 habitantes, la Sierra Norte de Puebla con 574 mil 30 habitantes, la Selva Lacandona con 458 mil 919 pobladores indígenas y la zona de la Montaña de Guerrero con 368 mil 175 indígenas.