Pueblos indígenas, tesoro ignorado

Con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indigenas, especialistas y artistas reflexionan sobre el papel que deberían jugar el gobierno y la sociedad para erradicar la discriminación y sumar todo el conocimiento que tienen estas comunidades para beneficio de México

Desde hace 24 años, los pueblos indígenas de todo el mundo son celebrados y reconocidos a través de un Día Internacional, pues de acuerdo con la Unesco, son herederos de una gran variedad lingüística y cultural, así como de costumbres y tradiciones ancestrales. Pero a pesar de la riqueza que poseen, corren un gran peligro.

La temática de 2019 coincide con la proclamación del Año Internacional de las Lenguas Indígenas.

Aunque el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) informa que México es uno de los países con mayor diversidad indígena en el continente americano, al tener, según el Catálogo de las Lenguas Indígenas, 364 variantes lingüísticas, agrupadas en 68 grupos y 11 familias, todos los días puede desaparecer una de ellas

El último informe “México. Lenguas Indígenas Nacionales en riego de desaparición” (2012), detalla que entre las variantes lingüísticas con un muy alto riesgo de extinguirse aparece el Awakateko, de la agrupación Awakateko, de la familia Maya, pues sólo tres personas en dos localidades de todo el país la hablan.

Por otra parte, la variante Tuzanteco, de la agrupación Qato´k, de la familia Maya, es otra que corre un gran peligro, al haber sólo cinco hablantes en una localidad.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la lengua indígena menos hablada en el país es el Mazahua, con el 0.7 por ciento, seguido del Otomí, con el 3.0, mientras que la más usada es el Tzotzil, con el 30.8 por ciento

“Las lenguas no se mueren, se mueren los que las hablan. Lo importante de las lenguas indígenas no es que se van a acabar, porque se están acabando, históricamente terminan, el problema son las que tienen que crecer”, dice José del Val, director del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad de la UNAM, en entrevista con Reporte Índigo.

El actual director general de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura, Mardonio Carballo, asegura que en definitiva no hay lenguas sin pueblos, una fórmula que enfatiza, siempre debe ir a la par.

De acuerdo con Carballo, no es para nada una mentira que a pesar de la cantidad de lenguas que hay en el país, los medios de comunicación y las actividades sociales cotidianas sólo se enfoquen en el castellano.

“Si uno busca en la educación la impartición de las lenguas indígenas, encontrará sólo una pequeña porción de niños integrantes de pueblos indígenas; o si se dedica a buscar libros, encontrará también que la industria editorial está sumamente lejos de interesarse por las lenguas indígenas y obviamente por los pueblos respectivos”, detalla el también escritor y activista.

Para Mardonio, los esfuerzos que ponen a los indígenas en el ojo público son los resultados de los movimientos realizados por los propios pueblos con el fin de integrarse al Estado mexicano en condiciones justas y dignas.

“En lo que respecta a los pueblos indígenas, me parece que los movimientos que protagonizan causan que el resto de la sociedad voltee a verlos, a preguntarse quiénes son y qué problemas tienen”, menciona Carballo.

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El papel del gobierno con los pueblos indígenas

Para seguir impulsando y apoyando a los pueblos originarios, es esencial el papel que juegue el Estado, ya que es el que distingue los problemas que más pueden padecer.

Desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tomó posesión en diciembre del año pasado, recalcó que estaría siempre en favor de los pueblos indígenas y por ello, representantes de las 68 lenguas le mostraron su afecto y fe entregándole el Bastón de Mando, objeto que hace prometer al jefe de Estado no olvidar las etnias presentes en el país.

“Queremos recordarle que deseamos ser tomados en cuenta”, dijo una de las indígenas a López Obrador un día después de la toma de posesión.

El también exdirector del Museo Nacional de Culturas INAH-SEP, José del Val, comenta que una de las medidas que debería realizar el Ejecutivo en el tema indígena es poner todo lo que esté en sus manos para cuidar de la salud, la educación y el empleo de estas comunidades, pues sin eso no se pueden seguir desarrollando y floreciendo su lengua originaria.

Lo que necesitan los pueblos es poder comer bien para hacer cultura, lengua y lo que haga falta, todos los problemas que pudieran representar son a consecuencia de las condiciones socioeconómicas en las que están. Para que puedan expresarse como quieren necesitan mejores apoyos
José del ValExdirector del Museo Nacional de Culturas INAH-SEP

Además, sentencia que aunque puedan firmarse miles de convenios en favor de los indígenas y de sus lenguas, así como la repetición de promesas para su conveniencia, éstas no seguirán avanzando sin acciones verdaderas.

Para Mardonio Carballo, uno de los retos más grandes a los que se tendrá que enfrentar López Obrador respecto a los pueblos indígenas, será garantizarles el ejercicio pleno de sus derechos, así como abatir el racismo o trabajar en su contra.

Por ello señala que sería a través del arte que el gobierno obradorista pudiera rescatar a las comunidades indígenas nacionales, ya que es este campo el que abre más puertas sociales y ayuda a distinguir a la población.

Rosario Aparicio López, doctora en Demografía por la Universidad Estatal de Campinas en Brasil, sostiene que cuando son los propios grupos indígenas los que realizan las exposiciones culturales en favor de su cultura, están haciéndole saber a la gente que ahí están, mezclados entre la sociedad, y que no deberían ser señalados.

“Cuando hay eventos como la Guelaguetza existe mucha controversia, porque es un festival donde se dice que los indígenas son utilizados, que en realidad es muy comercial, que es para vender”, dice.

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Espacios de discriminación

Las comunidades originarias han hecho un trabajo de resistencia impresionante, porque después de 500 años de la Conquista española, siguen existiendo muchas a pesar de que varias políticas se han generado desde el Estado con la intención de eliminarlas, asegura la dramaturga Jennifer Moreno.

La también actriz, junto a su compañía, La Paradoja del Gato, tomó un diplomado en Lengua y Cultura Náhuatl en la UNAM e inició un proceso de investigación sobre el carácter monocultural y monolingüístico de la educación general en México.

Para que exista un verdadero diálogo intercultural tiene que haber equidad, venciendo todos esos años de desigualdad histórica en todos los sentidos

“De ahí surgieron muchas preguntas al interior de la compañía acerca de estas categorías que nos han enseñado sobre lo que es ser indígena y lo qué es ser mestizo; entonces, nos dimos cuenta que son categorías que ya no nos son suficientes para comprender el mundo con la complejidad que tiene y, sobre todo, para comprendernos como mexicanos, como el país con la diversidad cultural y lingüística que hay”, asegura Moreno.

A partir de esa necesidad de indagar mucho más, surgió la obra de teatro Ohtli/Caminos, donde se muestra cómo la escuela se volvió un espacio de discriminación, donde no se integran otras formas de pensamiento ni otros saberes de diferentes culturas en la planeación de los programas académicos.

La obra va entrelazando la parte de la investigación documental y el testimonio de Santos de la Cruz, asesor en lengua y cultura náhuatl, quien además compartió su testimonio de haber sido educado en castellano y no en su lengua.

Por ejemplo, hay una escena que muestra un momento en la escuela en donde se está revisando el tema de la clasificación de los seres vivos y los no vivos, que es el resultado de algunas evaluaciones que se hicieron en las que los niños de los pueblos originarios eran mal calificados, porque ponían al agua y a la tierra en los seres vivos y no como lo dictaban los programas y los profesores.

Cuando Santos escuchó esta parte de la investigación y de los resultados que habíamos encontrado en esos documentos, nos dijo que para él también había sido similar, porque en la cultura náhuatl tienen una forma de amar al agua, desde un espacio que está más instalado en el pensamiento mítico que se contrapone con el científico occidental, el cual no permite que esa otra forma de concebir las cosas pueda estar dentro del conocimiento validado
Jennifer MorenoDramaturga

De la Cruz cuenta que en el náhuatl no existen algunas letras del alfabeto como la doble r o la g, y por eso le costaba trabajo en la escuela pronunciar palabras con dichas letras, por lo que se burlaban de él, lo que muestra la poca tolerancia a lo diferente.

Para que exista un verdadero diálogo intercultural, dice la actriz, tiene que haber equidad, venciendo todos esos años de desigualdad histórica en todos los sentido, no sólo en el espacio educativo.

“Creo que el arte puede ser esa herramienta, porque tiene esta posibilidad de no sólo comunicar ideas, sino de relacionarse con el espectador de una forma más sensorial y emotiva, eso es lo valioso del espacio artístico, además de que te da ciertas libertades de utilizar una poética de mayor contundencia. El teatro es este espacio de pensamiento que te toca de diferentes formas”, opina Moreno.

La lengua náhuatl y su carácter aglutinante brinda a la escena una estructura que conjunta cuadros escénicos autónomos que ayudan a cuestionar la condición de cuerpos portadores de la “cultura dominante”. Ohtli/Camino se presenta los martes y miércoles a las 20:00 horas en el Teatro Sergio Magaña.

La educación occidental basada en el pensamiento científico ha provocado rechazo hacia muchas de las creencias de las culturas originarias, pues dentro de la formación que el Estado brinda, no se integran otras formas de pensamiento distintas

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La transformación de las lenguas indígenas

El artista Noé Martínez considera que las lenguas no se salvan si no se transforman y el arte puede registrar ese proceso. Dice que en efecto es triste que se pierdan, pero también se debe ver cómo se revitalizan otras culturas.

“Hay barreras temporales y generacionales territoriales, los abuelos no hablan como los nietos, los jóvenes no hablan como los viejos, incorporamos palabras, el concepto de salvar algo es insuficiente para toda la amplitud que realmente genera la experiencia de la lengua en el contexto de México”, asegura el artista.

A pesar de que opina que esa transformación es natural, comenta que vale la pena ponerse a reflexionar bajo qué condiciones se está llevando a cabo ese cambio.

Con el paso del tiempo la forma de hablar y de comunicarse de una sociedad evoluciona, lo que muchas veces provoca la desaparición de ciertos dialectos, idiomas o maneras de expresarse, el problema es cuando esto se impulsa de manera deliberada por el racismo

“A final de cuentas, la lengua puede estar siendo transformada a conveniencia de alguien o puede estar desapareciendo a conveniencia de alguien, porque somos un país profundamente racista”, afirma Martínez.

El artista de origen huasteco señala que estamos en una época de desigualdad y polarización exagerada, donde la Ciudad de México está diseñada para excluir, donde el arte es un medio muy blanqueado que también rechaza manifestaciones artísticas que no tengan que ver con un esquema occidental tradicionalista.

“Sí es natural, pero hay un montón de matices y formas políticas del por qué una lengua se excluye”, asegura.

Martínez presenta actualmente en el muca-Roma la exposición Hacer cosas con palabras que tiene la intención de mostrar diversas experiencias en la Ciudad de México que tuvieran que ver con las lenguas de los pueblos originarios y cómo eran utilizadas fuera del contexto comunitario.

“Los pueblos originarios no son invisibles, ya que están en todos los momentos históricos, sólo que la historia se va contando de otra manera y lo peligroso de los programas y las agendas gubernamentales es cómo los incluyen”, argumenta el artista.

Por ello no considera que debería de existir un Día Internacional de los Pueblos Indígenas, porque eso sólo tiene que ver con un instrumento gubernamental que no aporta mucho, porque siguen siendo invisibles.

“No es que no deba de existir, en toda la ciudad van a haber eventos y está padre, porque todos pensamos en la lengua, pero creo que cancela otras posibilidades de los hablantes que son sujetos transformadores, que tienen mucho que decir sobre los problemas sociales de México, de la contemporaneidad, soluciones que pueden plantear en el tema ecológico, en el tema de la democracia, de la justicia y de la distribución de recursos, pero eso no se va a ver en el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, de eso no se va hablar”, asevera.

El problema es que para los políticos y la sociedad en general, los integrantes de los pueblos originarios solo sirven para danzar, hacer artesanías y vender textiles, lo que minimiza su conocimiento y lo que podrían aportar a otras ramas del espacio público

“Creo que tiene que ver con las decisiones que toma el gobierno y cómo ellos pueden decidir o conducir partes de nuestras idas de alguna manera, pero también tiene que ver con nosotros como sociedad cómo transformamos la relación uno a uno”, resalta.

Noé Martinez dice que en el gobierno siempre habrá una diferencia entre el discurso y los hechos, por lo que el papel de los ciudadanos es clave para repensar la sociedad y ver cómo están distribuidos los beneficios y los privilegios de las clases que hablan una lengua y las que no.

La exposición permanecerá abierta al público hasta el domingo 13 de octubre del 2019. La entrada es libre y gratuita a la muestra y a todas las actividades.

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