Pugna petrolera en la nueva etapa del sindicalismo
A más de un año de que AMLO considerara que “vale la pena correr el riesgo de la inestabilidad para establecer la democracia”, el sindicato petrolero sigue sin elegir al sucesor de su último líder, lo que ha dificultado la negociación del contrato colectivo de trabajo 2021- 2023
Carlos MontesinosUno de los casos más representativos de esta nueva etapa en el sindicalismo nacional es el del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
A casi dos años de quedar acéfalo por la renuncia de Carlos Romero Deschamps, quien lo dirigió por 26 años, no se ha logrado elegir a un nuevo secretario general. Algo que no se vio ni siquiera durante la alternancia democrática que encabezó el Partido Acción Nacional a inicios de siglo.
Tras la renuncia de Romero Deschamps en diciembre de 2019, acusado de enriquecimiento ilícito, Mario Rubicel Ross, Rubén Choreño y Enrique del Ángel Bauza, se declararon cada uno como sucesor electo.
Catalogando esto como “inverosímil”, en enero de 2020, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social ordenó la realización de elecciones internas. Sin embargo, el proceso se alargó más de año y medio, llegando a un emplazamiento a huelga lanzado el 20 de septiembre pasado.
En enero de 2020, cuando se ordenaron las elecciones internas del STPRM, el Presidente Andrés Manuel López Obrador declaró públicamente que “vale la pena correr el riesgo de la inestabilidad para establecer la democracia”, asegurando que su administración no incurriría en el “sindicalismo de Estado”. Esto pese a que uno de los grandes proyectos de su sexenio es el fortalecimiento de Petróleos Mexicanos.
Respecto a esta situación, Reporte Índigo entrevistó a Javier Santiago Castillo, académico del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, quien destaca la importancia de que la reforma laboral alcance también a uno de los grandes sindicatos de la industria mexicana, como lo es el petrolero. Siendo que, sin estas organizaciones, sería poco probable que se logren establecer centrales obreras autónomas con fuerza significativa.
“Los sindicatos nacionales de la industria jugaron un papel fundamental en la construcción de las centrales sindicales. No hay una visión de construir una central autónoma, independiente y, mientras no se dé la democracia en los grandes sindicatos nacionales de la industria, difícilmente se va a poder caminar en la ruta de la construcción de una o más de una que aglutine otros sindicatos pequeños y tenga la fuerza para plantear reformas en favor de los trabajadores.”
El académico también hace un contraste entre la forma en que los distintos partidos políticos que han alternado el poder interactuaron con el sindicalismo. Mientras el PRI buscó seguir operándolos de manera tradicional aún cuando perdieron parte de su funcionalidad para cuando regresó a Los Pinos en 2012, las dos administraciones emanadas del PAN entre 2000 y 2012 simplemente no mostraron interés alguno en la democratización.