Era su primer encuentro y funcionó. No se sabe si por afinidad generacional, por el hecho de que el líder afromericano conquistara la Casa Blanca con el apoyo del 71 por ciento del voto hispano, por los millones de trabajadores mexicanos legales o ilegales en Estados Unidos o por las relaciones comerciales.
Pero el presidente electo mexicano, Enrique Peña Nieto, y su colega estadounidense, Barack Obama, parecían encantados de entenderse durante los próximos cuatro años.
Y a juzgar por las palabras de uno y otro, mejor que sus antecesores en anteriores ocasiones.
“Estoy confiado en que voy a poder establecer una fuerte relación de trabajo personal y profesional con el presidente electo, quien tiene una sobresaliente reputación por lograr que las cosas se hagan”, dijo Obama, quien elogió las reformas del próximo presidente.
Peña Nieto alabó durante el encuentro la reforma migratoria de Obama, que ve “con gran simpatía”, y se mostró dispuesto a colaborar en todo lo necesario, remarcando los esfuerzos hechos por el inquilino de la Casa Blanca.
“Queremos contribuir a la reforma. Queremos ser parte de ella”, aseguró.
Los dos mandatarios abordaron, además del tema habitual de la seguridad y el narcotráfico, nuevas apuestas de relación y de desarrollo económico.
Momento dulce
La reunión se produce en un momento muy especial. La migración mexicana se ha reducido al mínimo, debido a la crisis en Estados Unidos y al descenso de la natalidad en México.
“Sin duda, lo que ocurre en su país tiene impacto en nuestra sociedad. Cualquier excusa es buena para visitar su país “, dijo Obama.
A la toma de protesta de Peña Nieto, que adelantó su viaje a Canadá y no concedió rueda de prensa, está previsto que asista el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, además de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y no el presidente Obama.
Apretada agenda
Antes de la Casa Blanca, Peña Nieto tuvo una apretada agenda que se inició con una entrevista con la Secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, Janet Napolitano, con la que abordó, a puerta cerrada, temas de interés común para la seguridad bilateral de ambos países, sin ofrecer detalles.
A continuación, se reunió con Nancy Pelosi, líder demócrata de la Cámara de Representantes, donde el tema de migración fue el punto más importante de su entrevista.
El próximo mandatario mexicano enfatizó de nuevo que la migración debe ser una opción más que una necesidad, por lo que apostó por el crecimiento económico y una frontera segura entre los dos países, más que por leyes contra los migrantes.
Pelosi aseguró que Washington espera poder trabajar estrechamente con México para resolver el problema migratorio mediante una reforma integral. “Ése es el mandato del presidente Obama”, expresó.
A la plática con Pelosi, Peña Nieto no fue solo. Estuvo acompañado por integrantes de su equipo de transición, con Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray Caso a la cabeza, y el embajador de México en Washington, Arturo Sarukhán.