Receta para un fraude

Un mal característico del sexenio de Felipe Calderón fue la manipulación de licitaciones. El Sector Salud no fue la excepción. 

Funcionarios de áreas administrativas que se mantienen en sus cargos están convencidos de que pueden seguir operando impunemente con las mismas reglas y favoreciendo a las mismas empresas con las que tuvieron tratos extra legales en el sexenio pasado.

Alejandro Envila Fisher Alejandro Envila Fisher Publicado el
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En la Industria Farmacéutica cobra fuerza el rumor de que existe un acuerdo para que la inhabilitación a SAVI se concrete
Todo medicamento alopático que se expende en el mercado debe haber sido analizado y aprobado por la Cofepris
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Un mal característico del sexenio de Felipe Calderón fue la manipulación de licitaciones. El Sector Salud no fue la excepción. 

Funcionarios de áreas administrativas que se mantienen en sus cargos están convencidos de que pueden seguir operando impunemente con las mismas reglas y favoreciendo a las mismas empresas con las que tuvieron tratos extra legales en el sexenio pasado.

En el 2013, cuando las revelaciones de los excesos y actos de corrupción imputables a los protagonistas de la administración calderonista escandalizaban más, los funcionarios de esas épocas -enquistados en las áreas administrativas y de adquisiciones- preparaba ya su primer golpe dentro del nuevo sexenio.

El escenario era el IMSS y el contexto, su permanente necesidad de adquirir medicamentos para sus derechohabientes.

La oportunidad para que este grupo operara fue la adquisición de un lote de medicamentos para enfermos de VIH Sida, por casi 100 millones de pesos.

Ya había un “cliente” al cual prestarle el servicio de la elaboración de un “traje a la medida” para ganar el jugoso contrato: SAVI Distribuciones SA de CV, una de las empresas consentidas de del sexenio 2006-2012.

Cuando el concurso se abrió, SAVI Distribuciones entregó en la documentación de su oferta el registro sanitario 224M2013 como aval de la autorización para comercializar el medicamento que ofrecía. La empresa declaró también que la fecha de expedición de ese registro sanitario por la Cofepris es 5 de noviembre de 2013.

El 14 de noviembre de ese mismo año, el IMSS dictó el fallo en la licitación y asignó el contrato para la adquisición de la Doxorubicina a la única empresa participante: SAVI Distribuciones.

Las cantidades hablan de la importancia de la compra.

El pedido fue por 29 mil 852 unidades del medicamento a un precio por unidad de 3 mil 342 pesos con 82 centavos . El total de la compra fue de 99 millones 789 mil 863 pesos.

Sin embargo, el concurso tiene un enorme vicio de origen que resulta imposible de ignorar. SAVI Distribuciones utilizó documentación falsa para sustentar su oferta. Al revisar el listado de registros sanitarios de la Cofepris se descubrió que el registro sanitario con folio 224M2013 corresponde a Laboratorios Best SA de CV y ampara la legal distribución y comercialización del medicamento de nombre comercial ATAXIUS, cuya denominación genérica es Pregabalina, utilizado como un antiparkinsoniano y para controlar el Síndrome de Piernas Inquietas.

A la manipulación de información falsa entregada a una autoridad en un procedimiento público, la licitación, hay que agregare el hecho de que el registro sanitario utilizado por SAVI Distribuciones para participar en el concurso, tiene una indicación médica completamente distinta a las publicadas en las bases de la licitación.

Por si hubiera dudas de lo que ocurría, el 3 de diciembre de 2013, bajo el folio 227M2013, la Cofepris extendió un registro sanitario a Zurich Pharma sobre el medicamento de nombre comercial LIPODOX. La denominación genérica del medicamento es Doxorubicina, con la indicación de uso para el tratamiento de Cáncer de Mama, Cáncer de Ovario y Sarcoma de Kaposi asociado al Sida.

Un traje a la medida

Cuando la licitación pública se convirtió en el modelo institucional para dar credibilidad a las millonarias compras de gobierno, en la burocracia de los años panistas surgió una especialidad altamente apetecible para las empresas quienes buscaban cobrar los favores hechos a los panistas para llegar al poder: los funcionarios que manejan los concursos.

El juego se llama “ajustar” licitaciones y el secreto está en organizarlas de forma tal desde su convocatoria, para que vayan tan precisamente dirigidas que solo una empresa, previamente seleccionada, pueda ganar o incluso pueda siquiera concursar.

Esa  fue la realidad que se sofisticó durante el calderonismo  y que todavía no se ha erradicado completamente del México y en el IMSS de hoy.

El 20 de septiembre de 2013, se emitió la convocatoria a Licitación Pública Internacional bajo la cobertura de los tratados de Libre Comercio firmados por México, número OA-019GYR047-T57-2013 (OSD).

El objeto del concurso era la adquisición de medicamentos diversos para el Sector Salud y la coordinación correspondía al IMSS.

Desde el inicio, el procedimiento para licitar estaba perfectamente controlado para favorecer a la empresa preseleccionada.

Debido al modelo de concurso, el IMSS solo podía comprar la medicina a compañías que presentaran el registro sanitario vigente para medicamentos que fueran fabricados exclusivamente en laboratorios nacionales o laboratorios de países que tuvieran celebrado un tratado de libre comercio con México.

Lo que parecía un requisito normal era en realidad una condición que solamente SAVI Distribuciones SA de CV, con la proveeduría de Zurich Pharma SA de CV, podía cumplir y por lo tanto, fue la única empresa que se inscribió al concurso. 

Todo parecía completamente en orden tanto para SAVI Distribución como para quienes manejaron la licitación, hasta que surgió una irregularidad que iba más allá.

El medicamento que SAVI Distribuciones ofreció en el concurso, carecía de un requisito fundamental: el registro sanitario vigente de la Comisión Federal para la Prevención de Riesgos Sanitarios (Cofepris).

El Registro Sanitario es el documento que avala la legal distribución y comercialización de cualquier medicamento alopático en México. Sin él, ningún fármaco puede ponerse a la venta legalmente, a través de ningún canal de distribución.

Comercializar o distribuir medicinas sin registro sanitario vigente equivale legalmente a traficar con sustancias ilegales, es decir, a traficar con drogas. Y por supuesto, sin un registro sanitario vigente, tampoco se puede participar en ninguna licitación pública que tenga por objeto la adquisición de medicinas.

Iguales, pero diferentes

La licitación lanzada por el IMSS a nombre de todo el Sector Salud pretendía la adquisición de Doxorubicina. Este es un medicamento indicado para tratar el sarcoma de Kaposi asociado al Sida, resistente además a otro tratamiento, Cáncer de Mama y Cáncer de Ovario Metástico.

Como comercializadora, SAVI no es el laboratorio fabricante, pero tenía la distribución de la Doxorubicina que produce Zurich Pharma SA de CV bajo el nombre comercial o denominación distintiva LIPODOX, cuya denominación genérica es precisamente Doxorubicina.

Cadena de complicidades

No hay lugar a dudas sobre la irregularidad en el concurso: 19 días después del fallo del IMSS a favor de SAVI Distribuciones, la Cofepris emitió un nuevo registro sanitario a nombre de Zurich Pharma para la Doxorubicina que el propio IMSS ya había adquirido basada en un registro falso.

En los hechos, para tratar males asociados al Sida en esta licitación el IMSS adquirió, a nombre de todo el Sector Salud, medicamentos que carecían de registro sanitario y por lo tanto estaban impedidos de ser distribuidos y comercializados en México.

Al momento de detectar las irregularidades, es decir la falsedad de la documentación utilizada por SAVI Distribuciones, el IMSS tenía la obligación de declara desierta la licitación para convocar a otra de carácter Internacional Abierta, en la cual podrían participar fabricantes de cualquier país de origen y no sólo de socios comerciales de México.

Los personajes que deben rendir cuentas en este caso dentro del IMSS, por ser los encargados de la licitación son Magdalena Leal González, responsable de la División de Bienes Terapéuticos y su jefe, Eduardo Daniel Camacho Saldivar, titular de la Coordinación Técnica de Bienes y Servicios.

Pero hay otro nombre que al interior de la institución que se señala como un incansable promotor del beneficiario final del fallo en esta licitación: José Antonio Salazar Andreu, responsable de la Coordinación Técnica de Adquisición de Bienes de Inversión y Activos. 

El asunto está en manos del Órgano Interno de Control del IMSS.

Lo procedente en virtud de que, con la complicidad de algunos funcionarios la empresa SAVI Distribuciones sorprendió al IMSS al utilizar documentos ajenos para ganar el contrato, es que la Secretaría de la función Pública inhabilite a la empresa para cualquier concurso en el Sector Salud.

Sin embargo, en la Industria Farmacéutica cobra fuerza el rumor de que existe un acuerdo entre algunas autoridades del IMSS para que la inhabilitación a SAVI se concrete, pero a partir de una fecha posterior a las licitaciones anuales, para permitirle participar y seguir beneficiándose de la venta de medicamentos a esa institución.

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