Rechaza ser su médico, lo despide de la CEDH

Armando Fernández pasó nueve años de servicio ininterrumpido como el médico legista de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, hasta que la ombudsman Minerva Martínez le pidió convertirse en su doctor personal.

Al negarse a tal propuesta y no aceptar un cambio en la disponibilidad de su horario de trabajo, asegura, fue despedido el 26 de mayo del año pasado.

“Me dice que en vista de que yo no había acudido a un llamado de ella, porque estaba mal, me veía como una persona rebelde.

Javier Estrada Javier Estrada Publicado el
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Armando Fernández pasó nueve años de servicio ininterrumpido como el médico legista de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, hasta que la ombudsman Minerva Martínez le pidió convertirse en su doctor personal.

Al negarse a tal propuesta y no aceptar un cambio en la disponibilidad de su horario de trabajo, asegura, fue despedido el 26 de mayo del año pasado.

“Me dice que en vista de que yo no había acudido a un llamado de ella, porque estaba mal, me veía como una persona rebelde.

“Yo le dije: ‘Soy un coordinador de los Servicios Periciales de una institución que es la Comisión Estatal de Derechos Humanos y, con el respeto que usted me merece, yo no soy el médico de la presidenta’”, dice Fernández en entrevista.

El caso del doctor se suma al de otros extrabajadores del organismo que han denunciado tortura y “bullying” de parte de la titular.

El excoordinador presentó una demanda laboral contra la presidenta del organismo ante el Tribunal de Arbitraje del Estado, aún pendiente de resolución.

En el recurso reclama la reinstalación en su trabajo, salarios caídos y retenidos, y el tiempo extra que no le fue pagado.

En la reclamación laboral P-(1/59/12), el médico indica que cumplía con su horario de trabajo de lunes a viernes, pero que fue obligado a laborar los fines de semana y hasta días festivos. 

Un día fue llamado por la ombudsman a su oficina, donde le manifestó que fue cesado por “decisión unánime”.

“(Ella dijo) que afrontara con madurez la determinación y me abstuviera de ejercitar acciones en contra de la demandada, ya que de lo contrario me atendría a las consecuencias de mi desacato”, se lee en el escrito.

El excoordinador dice que la presidenta le exigió registrar sus entradas a la institución, pero que su trabajo demandaba constantes salidas, sin estar sujeto a un horario y con una disponibilidad diferente a la de un empleado regular.

“Me cambia unilateralmente las condiciones de trabajo (disponibilidad del suscrito) por un horario y el ‘chequeo de tarjetas’ de entradas y salidas, que además de violentar la relación contractual, atenta contra mi dignidad”, reclamó.

En su respuesta a esa demanda, la ombudsman asegura que los actos reclamados por el exmédico legista eran infundados e improcedentes.

“El demandante se conduce con falsedad ante este H. Tribunal, al referir que laboró horas extras que conllevan a horarios que son exagerados e imposibles de considerar ciertos”, afirmó la titular.

Martínez manifestó que tampoco era cierto que el día del despido se encontraba en su oficina porque, según ella, en ese momento estaba en un viaje a la ciudad de Washington, en Estados Unidos.

Y recalca que el médico fue cesado “ante la pérdida de confianza” por incumplir con su horario.

Ante la falta de una resolución en el Tribunal de Arbitraje del Estado, el excoordinador se vio obligado a recurrir a la protección de la justicia federal con un amparo, en el que también reclama su reinstalación al cargo por el despido injustificado.

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