A mediados de diciembre el Teatro Xola tuvo que cerrar sus puertas debido a que entre sus producciones, “12 princesas en pugna” y “Los chicos de la banda”, se desataron contagios de COVID-19.
Esta decisión representó grandes pérdidas para el recinto, ya que son fechas buenas, porque la gente se encuentra de vacaciones y muchos turistas vienen a la Ciudad de México a consumir teatro.
Su fecha tentativa de reactivación es en febrero, pero saben que nada es seguro. Lo importante para la productora siempre será cuidar a la gente que se encuentra atrás, arriba y enfrente del escenario.
“Las autoridades dicen que en febrero empezarán a bajar los contagios. A nosotros nos tiene preocupados que arranquemos y demos función una semana y paremos, porque eso es muy caro para nosotros, por todo lo que implica volver a empezar; además repercute en la confianza del público, porque hay que regresar las entradas”, comenta.
Noé Alvarado, director artístico y fundador de Ágora Espacio Artístico, considera que otro cierre total de actividades sería impensable para ellos, si bien el primer confinamiento fue muy largo, pero lograron sobrevivir, ahora por muy corto que fuera, ya sería insostenible.
Por ahora, este espacio no ha retomado todavía sus actividades al 100 por ciento, ya que no se ha podido recuperar del anterior confinamiento, en cuestión de las clases, los ensayos y de las temporadas que presentaban, entonces, otro cierre serie el golpe certero de aniquilación.
“Mi foro, que es de 60 personas, se tuvo que reducir, lo cual ya hacía complicado todo, entonces, es un golpe que nos causaría un jaque mate, porque si bien junto a mi grupo de trabajo pudimos sobrellevar esta pandemia en una primera instancia para aguantar estos embates tan complicados, considero que ahora si se repitiera el caso, francamente no tendríamos la manera de subsistir”, afirma el gestor cultural.
Sobre el futuro de la industria teatral en México, Noé se dice optimista, sin rayar en lo absurdo o bizarro, y considera que después de todo esto, el público estará ávido de consumir productos culturales.
“En cuanto empecemos a trabajar nos va a ir muy bien, como siempre nos ha ido, todos tenemos que estar muy positivos porque el teatro siempre, después de una catástrofe, renace. Entonces esta no tiene que ser la excepción, pero hay que trabajar”, concuerda Rebeca.