El presidente Felipe Calderón hizo ayer uso de su cuenta en Twitter para dar a conocer un artículo de The New York Times.
La nota honra el rendimiento de la Bolsa Mexicana de Valores al compararla con la de EUA, Suecia y Singapur. El mandatario escribió en su cuenta @FelipeCalderon: “La bolsa mexicana es la que mayor crecimiento ha tenido después de la crisis, según el diario estadounidense http://nyti.ms/Sx1gZ7”.
El artículo referido es un gráfico compilado con datos de índices de mercados de MSCI, una empresa dedica a la elaboración de información financiera.
Los datos reflejan los retornos totales –asumiendo que se los dividendos son reinvertidos– en los principales mercados accionarios del mundo.
Por ser calculados de la misma manera, y estar reflejados en dólares, estos son comparables entre países, cosa que el diario estadounidense hace en la nota.
Los resultados de la comparativa muestran que los mercados de capitales de solo cuatro países, entre ellos México, están en niveles superiores a octubre de 2007, el punto más alto a nivel mundial antes de la crisis.
Considerando que el índice general, que promedia a todos los países, está 13 por ciento más bajo que en ese entonces, esto parece una buena noticia para la economía nacional.
Sin embargo, estos números deben verse con ojos escépticos.
¿Realidad o ilusión?
Una bolsa de valores sirve, en esencia, para una sola cosa: transferir recursos del público inversionista hacia empresas que harían uso de ellos para proyectos productivos.
Bajo esta definición, la bolsa mexicana no parece estar entre las mejores del mundo.
De 2007 a la fecha, hay menos empresas cotizando dentro de este mercado. Es decir, el mecanismo por el cual la bolsa se creó, está funcionando cada vez menos.
De hecho, el instrumento que más opera en la bolsa no es una acción que representa a una empresa física o proyecto empresarial, sino que es un “tracker”, es decir, un instrumento para especular sobre la bolsa, no para invertir.
Además, el índice MSCI y las bolsas del mundo no son indicadores del todo confiables para reportar el rumbo de la economía real.
Por ejemplo, Estados Unidos, también está por encima de niveles pre crisis en parte por la reputación de inversión segura, no por su crecimiento económico.
La comparación, por lo tanto, no parece ser la más fidedigna y la celebración de la noticia debe tomarse con una fuerte dosis de escepticismo.