Regreso a clases ‘arriesgado, pero justo y necesario’
Con la preocupación a flor de piel, pero a sabiendas de que es necesaria la educación presencial, millones de padres de familia llevaron a sus hijos a las escuelas con la esperanza de que no vaya a darse un brote de SARS-CoV-2 y todo salga bien
Carlos MontesinosLa mayoría de escuelas de México volvieron a abrir sus puertas para recibir a sus alumnos tras un año y medio de suspender las actividades presenciales por la pandemia de COVID-19. Las calles de la Ciudad de México, que año con año se descontrolaban con el regreso a clases, sólo experimentaron leves incrementos en el flujo vehicular, sin llegar a apreciarse tantos embotellamientos, sobre todo en las zonas escolares.
A las 7:30 de la mañana, media hora después de la entrada de los estudiantes de secundaria y media hora antes del ingreso de los de primaria, la escuela Eduardo Novoa en la colonia Portales lucía desierta. Incluso el tráfico sobre la avenida Emiliano Zapata permanece fluido pese a iniciar la tradicional “hora pico”. La llovizna matutina que trajo consigo la tormenta tropical Nora no ayudó a alentar la presencia de los dudosos.
El escenario no es muy distinto en la colonia Del Valle, acostumbrada a la euforia desde el amanecer debido al gran número de planteles, en su mayoría privados, que abundan en la zona. Sin embargo, los jardines de niños, colegios, institutos, centros educativos y demás escuelas no generan los estragos que todavía hasta 2020 volvían un reto transitar por esas calles hasta antes de las 9:00 de la mañana.
A una cuadra del Instituto México, la mayor aglomeración de personas en la zona se encontraba a las puertas de la primaria pública Centro Urbano Presidente Alemán. El plantel habilitó varias puertas dependiendo el grado escolar para evitar que los alumnos se aglutinaran en una sola. Tras dejar a sus hijos, padres y madres se mantuvieron charlando en grupos sobre el regreso a clases y las medidas sanitarias implementadas.
“Estamos, más que nada, tratando de esperar que no vaya a pasar nada en los salones, que todos los niños acudan bien, que no vaya a haber algún infectado y se siga con los demás niños, o llegue a casa y tuviéramos alguna situación. Ese es el único nerviosismo que tenemos”, comentó Jesús Montes tras dejar a su hija. “La niña estaba emocionada, yo creo que sí le hace bien, aunque sí estamos preocupados un poco”.
A media cuadra de ahí, faltando cinco minutos para las 8:00 de la mañana se abrieron las puertas de la primaria Reino Unido de la Gran Bretaña. Uno a uno fueron entrando los alumnos que hicieron fila en la banqueta junto con sus padres, quienes se despedían de ellos mientras veían cómo una maestra les entregaba gel antibacterial y otra los guiaba hasta sus salones. La fila solo se detuvo por una pequeña que no pudo aguantar las lágrimas al separarse de su madre.
La Ciudad de México es testigo de la vuelta a clases, ahora con medidas sanitarias que incluyen la toma de temperatura y el uso de gel en los ingresos a los planteles escolares.
Pasadas las 8:00, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, informó durante un enlace en vivo en la conferencia mañanera del Presidente Andrés Manuel López Obrador que entre el 90 y el 95 por ciento de los planteles educativos de la Ciudad de México reportaron su regreso a actividades presenciales. Siendo este el primer reporte oficial puesto que el que daría desde Veracruz la secretaria de Educación, Delfina Gómez, enfrentó “dificultades técnicas”.
El presidente Andrés Manuel López Obrador celebró el reinicio de clases presenciales para el ciclo escolar 2021-2022, el cual es “voluntario, es necesario”.
“Tenemos información que las 32 entidades federativas está iniciando el nuevo ciclo escolar, y en esta semana se va a ir mejorando, se irá normalizando. Los próximos días vamos a seguir mejorando la situación de las instalaciones educativas”, dijo el mandatario.
En el salón Tesorería de Palacio Nacional, los gobernadores de Yucatán, Chiapas, Estado de México, Jalisco, Chihuahua, Puebla, Aguascalientes, Jalisco, Campeche, Veracruz y la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México destacaron que el retorno a las aulas se registra sin incidentes cumpliendo los protocolos sanitarios.
En tanto, la titular de la Secretaría de Educación Pública, Delfina Gómez, dijo que se trata de un regreso a clases seguro.
En la calle, los alumnos volvieron a uniformarse. Esta vez con tapabocas.
Al norte de Coyoacán, otra zona de escuelas donde los automovilistas suelen congestionar el tránsito hasta pasada la hora de ingreso, el regreso a clases poco se percibió. La calzada General Anaya, normalmente reservada para los padres que dejan a estudiantes de la Fundación Mier y Pesado y otras escuelas particulares, ahora era fácilmente circulable. Si bien el personal de vigilancia se encontraba en las puertas de los planteles esperando por algún rezagado.
Enfrentando el retraso, el protocolo sanitario quedó de lado para algunos. Como ocurrió en la primaria Héroes de Chapultepec, en San Lucas, donde una madre llegó corriendo a tocar la puerta del colegio para entregar a su hijo, quien apenas se colocaba el cubrebocas cuando ya estaba camino a su salón. Momentos después, la mujer volvió a llamar. Con las prisas, olvidó decir el nombre, grupo y grado del pequeño. A la maestra se le había olvidado preguntar.
Maricarmen Martínez, otra madre de familia, también dejó a su hija en la misma escuela y dijo no saber a fondo las medidas sanitarias implementadas, puesto que apenas había entrado a primaria tras concluir preescolar a distancia durante el curso pasado. “No sabría decir de las medidas. Nada más me llegó un correo de que había que venir a hacer limpieza, que fue el viernes, y con cubrebocas. Pero no sé más de qué van a hacer”, comenta.
Frente a la escuela ya se han colocado puestos de tamales, tacos y demás comidas. Tras 18 meses de cuarentena sin actividades escolares, algunos padres aprovechan el regreso a clases para desayunar antes de seguir con sus días. Compartiendo mesas con taxistas y conductores de las combis que circulan por la zona, así como familiares de personas que se atienden en el Hospital de la Ceguera, a la vuelta de la esquina.