Combatir la crisis hídrica en la Ciudad de México tiene una clave: regular el desarrollo urbano y las construcciones.
Especialistas afirman que la sequía en la capital no se debe solo a la falta de lluvia y al cambio climático, sino que históricamente ha existido una mala gestión del recurso.
Por lo que es necesario regular el crecimiento de la mancha urbana y, principalmente, reformar los reglamentos de construcción para que tengan lineamientos que aseguren la factibilidad hídrica de las nuevas edificaciones a través de mecanismos captadores de agua.
Actualmente, el Sistema Cutzamala de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) —principal abastecedor de agua para la Ciudad de México al proveer alrededor del 80 por ciento del recurso que consumen los capitalinos— está en un 40 por ciento de capacidad, su nivel histórico más bajo.
La sequía
Sobre la situación del agua en la ciudad, el 20 de abril pasado, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, dio a conocer que las presas del sistema Cutzamala están en niveles críticos.
“Tenemos una condición casi de emergencia asociada a la disminución de las presas del Cutzamala”, declaró la mandataria local.
En dicha fecha, Sheinbaum reveló que el nivel actual de las presas del Cutzamala es de 344.5 metros cúbicos, es decir, de 344 millones 500 mil litros.
Nivel que está por debajo del promedio anual que es de 433 mil 700 metros cúbicos, unos 433 millones 700 mil litros.
Ante esto, la jefa de Gobierno pidió a la ciudadanía de la capital y de otros estados, cuidar el agua.
“Entonces, por eso este llamado, a prácticamente todo el centro y norte del país a que cuidemos el agua”, mencionó.
Mala gestión
La sequía que atraviesa la Ciudad de México es del tipo económico, derivada de la mala gestión del agua, afirma Víctor Orlando Magaña Rueda, investigador del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Magaña Rueda explica que uno de los detonantes de la sequía económica es la sequía meteorológica, que depende de las temporadas del año, como la de estiaje donde no hay lluvias.
Sin embargo, el principal factor de la sequía económica son las políticas de gobierno que se han tomado y que no se han encargado de atender la problemática.
“Siempre se trata de culpar a la falta de lluvia por la sequía, pero la verdad es que no es el principal causante de la situación de la ciudad, porque la falta de lluvia es periódica y se pueden tomar medidas para enfrentar esta problemática, pero se ha olvidado este tema”, indica.
El especialista de la UNAM señala que de los principales errores que se han cometido, es no hacer políticas de planificación para impedir el crecimiento de la mancha urbana de manera irregular.
“Si dejamos que las ciudades crezcan sin planeación y dejamos que aumenten los habitantes que demandan el servicio de agua, los tenemos que satisfacer, significa que la misma cantidad de agua la tenemos que repartir entre más personas. Esa es la principal característica de la sequía económica que es provocada por la falta de una correcta gestión”, explica.
No obstante, el académico de la UNAM aclara que no se puede atribuir al gobierno actual la problemática.
“No es un problema de los últimos dos o tres años, es un problema por lo menos de los últimos 10 años, que ha sido un periodo en el que no ha habido una buena planeación urbana ni tampoco gestión adecuada del agua”, dice.
El artículo “Superficie de CDMX crece a ritmo tres veces superior al de su población” de la organización ONU-Hábitat, explica que el suelo urbano de la capital mexicana ha pasado de tener una extensión territorial de 61 mil 820 hectáreas en 1980 a 235 mil 267 hectáreas en 2017.
Lo anterior, según dicha fuente, provoca una desigualdad social y una carencia de servicios básicos provocados por un consumo ineficiente del suelo y de un crecimiento expansivo con baja densidad del desarrollo urbano.
Regular desarrollo urbano y normar, las soluciones
Se deben mejorar los mecanismos de planeación urbana de la ciudad para evitar una sobredemanda del agua y también modificar las normas de construcción para crear herramientas que ayuden a gestionar mejor el recurso natural, afirma el académico de la UNAM, Víctor Orlando Magaña Rueda.
El especialista apunta que, actualmente, se construyen desarrollos inmobiliarios de alta densidad o conjuntos habitacionales, que al final solo se conectan a la misma red de agua potable de la ciudad y que generan el mismo problema del crecimiento de la mancha urbana.
Por lo que, dice, se deben reformar los reglamentos de construcción locales para que los nuevos edificios no agraven la situación del desarrollo urbano.
“Tenemos que exigir normas de construcción y estas deben estipular que en lugar de que las construcciones se conecten a la misma red de agua, tengan un programa de tratamiento y pozos recolectores de agua pluvial, para así, no aumentar la demanda del líquido”, considera.
Por último, se deben hacer programas educativos para la población que ayuden a que los ciudadanos tengan la misma calidad de vida pero con menos agua de la que consumen.