Ser repartidor de comida por aplicaciones móviles en la Ciudad de México implica un doble riesgo: el de ser atropellado por algún automóvil o camión y el no tener derechos laborales.
El debate por las condiciones de trabajo de los repartidores y la infraestructura ciclista volvió a colocarse en el centro del debate en la capital después de que el 4 de mayo Jimena falleció atropellada por un camión de Grupo Modelo en Lago Alberto, en la alcaldía de Miguel Hidalgo.
“De 32 llantas que tenía el tráiler le pasaron 16, llegaron los servicios de emergencias pero no pudieron hacer nada por ayudarla”, afirmó Saúl Gómez, repartidor de UberEats y miembro del colectivo Ni Un Repartidor Menos.
Salomón Cruz, repartidor por aplicación, afirmó que Ni Un Repartidor Menos se puso en contacto con la familia para ayudarla e intentar solventar los gastos funerarios, debido a que la joven no tenía prestaciones, como los que se dedican a ese oficio.
“A nosotros nos agreden de dos formas, no tenemos derechos laborales y como ciclistas los automovilistas nos avientan el coche”, denunció.
Los repartidores de comida por aplicación afirmaron que, cifra extraoficial, de enero a abril de este año han arrollado a seis repartidores mientras que en 2018 a 14.
Por lo cual, mostraron su preocupación ante incremento en el índice de atropellamientos.
El activista ciclista, Ari Santillán, apuntó que en el caso de Jimena, lo que más indignó es que existe un reclamo añejo para aumentar las medidas de seguridad vial en la zona.
Aunque aceptó que las condiciones han mejorado en cuanto a infraestructura en algunas zonas de la Ciudad de México, acusó que el trato hacia los repartidores es hostil.
Santillán explicó que se reunieron con el alcalde de la demarcación, Víctor Hugo Romo, quien les informó que el patio de maniobras fue clausurado y el conductor detenido.
No obstante, indicó que las mejoras a efectuarse tras la muerte de Jimena deben ser derivadas de estudios de movilidad.
El activista repartidor, Saúl Gómez, también reconoció que Romo y Grupo Modelo están prestando su apoyo a la familia de Jimena.
Gómez consideró que en la zona hace falta infraestructura ciclista; en diciembre de 2018 murió una repartidora en el cruce de Calle 10 y avenida Revolución, en la alcaldía de Benito Juárez.
Sin garantías laborales
El bicirepartidor, Salomón Cruz, explicó que su relación laboral con las aplicaciones no es directa y solo fungen cómo intermediarias en su trabajo.
“Nosotros somos repartidores independientes que prestamos servicio a un privado, la aplicación lo que nos da es cómo conseguir clientes más rápido. No tienes nómina, no tienes prestaciones pero sí tenemos que pagar impuestos al Servicio de Administración Tributaria (SAT) por algo que no tenemos como lo es seguro social”, explicó.
Cruz comentó que lo mínimo que le han pagado por un servicio son 11 pesos y lo máximo 19.80.
Saúl Gómez refirió que solo cuando hay lluvia o pocos repartidores, pueden llevarse hasta 800 pesos de ganancias en un día, de lo contrario a lo máximo que pueden aspirar es a 300 pesos de 20 viajes.
Añadió que hay repartidores en motocicleta que llegan a trabajar hasta 14 horas al día y ganan mil 200 pesos.
Respecto al tema de los seguros, afirmaron que UberEats es el único que tiene una póliza con Axxa y Sura que los cubre en caso de cualquier accidente.
“Uber está agarrando más la onda de qué es lo queremos”, señaló.
Rappi también da una compensación por gastos médicos pero no alcanza al 100 por ciento de lo desembolsado por el repartidor o su familia.
“De ahí en fuera, las demás aplicaciones no saben lo que es seguro médico o póliza”, acusó Cruz.
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Oficio estigmatizado
Los repartidores consultados mencionaron que se sienten rechazados en su oficio e incluso discriminados por colegas de mensajería.
“Muchas personas nos ven y creen que estamos de vagos pero tenemos una modalidad distinta de trabajar, muchas veces estamos parados esperando a tener un pedido pero no por eso quiere decir que no hagamos nada”, explicó Saúl Gómez.
También indicaron que en general los automovilistas no los respetan y menos cuando ven que son repartidores de comida.
“No sé cómo nos ven que nos avientan el coche”, añadió.
También acusaron que en días recientes sus compañeros motociclistas son víctimas de persecución policiaca.
“Están igual que nosotros parados esperando pedido, pero como se han presentado asaltos de personas que se hacen pasar por repartidores, pues luego los paran o incluso les quitan la moto”, señaló Gómez.
Ante la inseguridad que padecen en las calles por parte de automovilistas y las condiciones adversas de trabajo que enfrentan, decidieron hacer el movimiento Ni Un Repartidor Menos.
“El año pasado cuando falleció José Manuel en Periférico y Eje 5, empezamos a organizarnos entre los administradores de grupos de WhatsApp de repartidores, queríamos manifestarnos”, refirió Gómez.
Posteriormente, buscaron a activistas ciclistas quienes los orientaron para llevar a cabo protestas y el diálogo con la autoridad en busca de mejores condiciones de vida.
Gómez afirmó que se dedica a ser repartidor porque padece diabetes y los trabajos sedentarios no le hacen bien a la salud, mientras que Cruz, señaló que su ocupación le permite ganar dinero y continuar con sus estudios.