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Rezago penal exhibe a Nuevo León

Las autoridades penitenciarias de Chihuahua lograron en tres años lo que el gobierno de Nuevo León no ha podido en décadas: el control del Estado en las prisiones.

Chihuahua tiene ocho penitenciarías, cinco están certificadas internacionalmente por la Asociación Americana de Correccionales (ACA), mientras que Nuevo León no tiene ninguna certificación.

Y aunque “las comparaciones son odiosas”, es peor la inactividad del gobierno local para controlar su sistema penitenciario.

Esta baja llegó a ser hasta del 67 por ciento en delitos de alto impacto, luego de los operativos en penales de Chihuahua
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Las autoridades penitenciarias de Chihuahua lograron en tres años lo que el gobierno de Nuevo León no ha podido en décadas: el control del Estado en las prisiones.

Chihuahua tiene ocho penitenciarías, cinco están certificadas internacionalmente por la Asociación Americana de Correccionales (ACA), mientras que Nuevo León no tiene ninguna certificación.

Y aunque “las comparaciones son odiosas”, es peor la inactividad del gobierno local para controlar su sistema penitenciario.

En Nuevo León existen reglamentos internos obsoletos en los penales y un obvio autogobierno, como en muchas otras entidades del país.

Pero en Chihuahua legislaron sobre un Reglamento General que se publicó el Periódico Oficial del Estado y que autoridades y reos tienen que seguir.

Además de cualquier prisionero o sus familiares pueden consultarlo para protestar en caso de incumplimiento.

De hecho Chihuahua, donde bandas de Joaquín “El Chapo” Guzmán y de La Línea de Ciudad Juárez disputan la plaza, tiene índices superiores de delincuencia en los últimos años que Nuevo León.

Pero ya redujeron sus números de delitos de alto impacto gracias precisamente al control de los penales, desde donde los delincuentes ordenan secuestros, extorsiones, asesinatos y asaltos.

Eduardo Guerrero Durán, director del sistema penitenciario de Chihuahua, dice: “Hoy todos los penales de Chihuahua son controlados por el Estado, no hay ninguno con autogobierno”.

Y muestra estadísticas en las que es evidente que cada ocasión que controlaban uno de los ocho penales en su estado, reducía hasta en un 67 por ciento la incidencia delincuencial de alto impacto en las calles.

En Nuevo León el argumento de las autoridades del Estado por el descontrol en los penales es que los reos federales y el hacinamiento no les permiten tomar las riendas de las prisiones.

Guerrero Durán dice que esto para él es una mentira, porque sin una gran inversión, ni puertas eléctricas, con sobrepoblación e incluso con más reos federales que del fuero común, en Chihuahua lograron tomar los penales con mano dura.

Desde las prisiones ordenan los delitos

En tres años el sistema penitenciario de Chihuahua hizo 6 mil 167 traslados de internos a penales federales y a prisiones interestatales, seleccionando a los cabecillas de organizaciones para sacarlos de su área de autogobierno.

De esos traslados, mil 856 fueron a celdas federales y 4 mil 311 fueron transferencias interestatales.

Pero entre las transferencias de delincuentes claves, la división de los ambulatorios por módulos y el desarme de las prisiones, las autoridades observaron una disminución en los delitos de alto impacto en las calles.

Esta baja, que llegó a ser hasta del 67 por ciento luego de un operativo en penales como el Cereso 1 de Chihuahua y la prisión de Ciudad Juárez, probó lo que en Estados Unidos llaman la desarticulación del centro de operación.

“Desde las cárceles se gestan muchos delitos de alto impacto, yo decía, en aquel tiempo (cuando empezó los operativos) que se gestaba alrededor del 30 o 40 por ciento de los delitos de alto impacto dentro de los penales.

“Pero hoy te puedo decir que en Chihuahua eso representó hasta el 67 por ciento de los delitos en las calles.

“Secuestros, extorsiones, robos, muertes, todo lo que se gestaba de delitos de alto impacto, el 67 por ciento se estaba operando desde el interior de los ceresos, y te lo digo porque lo puedo demostrar estadísticamente, no porque yo lo diga nada más”, dice Guerrero Durán.

El director del sistema penitenciario también explica que por ello contrató un verdadero sistema de inhibición de señales de celulares y radiofrecuencias, no como las que supuestamente se instalaron en otros centro penitenciarios de donde siguen funcionando las extorsiones vía teléfono móvil.

“Contraté a un grupo de colombianos, nos lo hicieron a la medida y éste funciona. Si alguien sabe de inhibir señales al paso de grupos con escoltas, es Colombia, tienen mucha experiencia.

“En esta tecnología sí invertimos, nos costó 1 millón de dólares, pero valió la pena. Porque no permite que haya ninguna señal, un teléfono adentro no les sirve de nada.

“Así que después de un operativo había una baja de los delitos de alto impacto y nosotros nos agrupamos en cinco operativos, grupos de choque y hoy hemos hecho 627 intervenciones en tres años, casi un día sí, otro no, y eso se nota en las calles”.

NL tiene que legislar

Eduardo Guerrero dice que el éxito de estos tres años de limpia en el sistema de penales de Chihuahua está fundamentado en que el Estado dejó actuar en libertad a la autoridad penitenciaria.

Pero el director General de la Fiscalía Especializada en Ejecución de Penas y Medidas Judiciales, dice que también porque principalmente el sistema se rige bajo el mismo reglamento. 

Y no se trata de reglas internas controladas por un director de cada penitenciaría, como en el resto del país.

En Chihuahua diseñaron un reglamento y posteriormente legislaron, lo publicaron en el Periódico Oficial y todo prisionero o familiar de éste, puede leerlo para corroborar que se sigue.

En cambio en distintos penales a lo largo del país, más allá de los autogobiernos como en Gómez Palacio, Durango, donde los reos del Cártel del Sinaloa podían salir por las noches para matar a integrantes de Los Zetas, también está la discreción con la que actúan los directores de los penales.

Esa discrecionalidad es la que provoca la corrupción y la distinción entre reos de primer nivel y los reos de segunda.

Anecdotario de una batalla

En tres años, Guerrero Durán ha perdido directores, comandantes y otros funcionarios del sistema penitenciario de Chihuahua.

Ha sufrido desde amenazas de muerte, hasta balaceras al interior de los penales.

Y dice: “el ataque irresponsable de la prensa o de la Comisión de Derechos Humanos”, pero que finalmente se han dado cuenta que su estrategia funciona.

Incluso, un día que realizaron uno de los traslados organizaron un operativo para hacer una “extracción” de un reo de alta peligrosidad junto con fuerzas federales.

Los primeros en ingresar fueron los de su Grupo de Reacción y luego los federales, pero al entrar los reos disparaban desde lo alto del penal a fuego cruzado.

“Durante 45 minutos nos tuvieron a fuego cruzado, como si fuera su penal, cuando es de la autoridad.

“Pero luego de 45 minutos logramos sacar a quien teníamos que sacar”.

Al final aseguraron cerca de un centenar de armas y trasladaron a unos 200 reos junto con el cabecilla de ellos.

“Pero la gente de Derechos Humanos estuvo dentro de la balacera, así que las críticas por el operativo se callaron, porque la misma gente de Derechos Humanos vio que los reos nos emboscaron”.

Guerrero también cuenta que cuando anunció que sólo entrarían a visitar parientes directos a los reos y que tendrían que registrarse en un padrón, recibió críticas.

“Pero en medio de todo eso, encontramos que una señora de unos 60 años intentaba ingresar al penal seis equipos de celulares en su vagina”.

Guerrero Durán explica que ese hecho también calló las críticas.

Otra anécdota del director del sistema penitenciario en esta limpia de tres años a los penales, es que los delincuentes operan dentro y fuera de una manera muy organizada, pero cuando hay mano dura, tienen que entrar al reglamento.   

Narra que en 2011 escaparon 14 reos de un módulo donde están presos integrantes de un solo grupo de la delincuencia organizada.

Y cuando su Grupo de Reacción estaba por ubicar a varios de éstos, en el módulo del penal los aún presos empezaron a incendiar cobijas para distraer a las fuerzas del orden que buscaban a quienes se fugaron.

Entonces ordenó que les quitaran a esos reos todas las cobijas que tenían, incluso la ropa.

Pero en esos días en la capital de Chihuahua el termómetro descendió hasta los 17 grados bajo cero.

Así que al tercer día, el cabecilla de la organización le entregó a los reos que se habían fugado, a cambio de que regresara las cobijas a los presos de ese grupo criminal.

Y Guerrero Durán culmina: “Yo creo que este modelo puede funcionar a nivel nacional, pero se necesita que la Federación tenga las ganas de que se trabaje sin barreras”.

La comparación ‘odiosa’

Reporte Indigo entró en diciembre de 2012 al Penal del Topo Chico y recabó evidencia testimonial y fotográfica de la diferencia con el sistema penitenciario de Chihuahua.

En aquel estado todos los reos utilizan el mismo uniforme, aquí todos visten como quieren.

En los penales de Chihuahua los reos no pueden caminar libremente por todas las instalaciones y por reglamento tienen que registrarse para salir de un módulo a otro y ser acompañados por un custodio.

En el Topo Chico no hay barreras que los dividan y quienes robaron una tienda de conveniencia conviven con los sicarios de la delincuencia organizada.

En Chihuahua no está permitido que lleven el cabello largo o barba. Aquí los presos traen el cabello y el vello facial como les da la gana.

Allá está prohibido que reciban comida o ropa del exterior, porque hay un único alimento que se cocina en el interior. 

Pero en el Penal del Topo Chico día a día los familiares de los reos llevan alimentos y pasan por largas filas para la revisión y el ingreso, un calvario para los parientes de los presos y un riesgo para la introducción de drogas.

También, quienes visitan  a los reclusos en Chihuahua solamente pueden ser familiares directos: padres, hermanos, esposa e hijos; solamente quienes no tienen padres pueden registrar a sus abuelos.

Porque para ingresar a visitar a un familiar, se necesita estar registrado en un padrón.

Aquí, ingresan hasta los compadres y sin registro previo.

Y las diferencias en las instalaciones son evidentes.

La cabeza de la limpia: Eduardo Guerrero Durán

> 40 años
> Casado
> Titular del Sistema Penitenciario del Estado de Chihuahua
> Licenciado en Administración de Empresas
> Licenciado en Derecho
> Maestría en Ingeniería y Calidad

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