El tiempo para poder resolver los problemas más difíciles que el mundo enfrentará en los próximos 10 años se agota y México tiene mucho por hacer. Por primera vez en una década, el informe The Global Risks Report 2020 (Informe de riesgos globales 2020, en español) que se presenta durante el Foro Económico Mundial, concluyó que los principales riesgos globales en términos de probabilidad son todos ambientales.
Desde fenómenos meteorológicos extremos con grandes daños a la propiedad, la infraestructura y la pérdida de vidas humanas; el fracaso de los gobiernos y las empresas en la mitigación y adaptación al cambio climático hasta daños y catástrofes ambientales provocados por el ser humano, incluidos los delitos ambientales como los derrames de petróleo y la contaminación radiactiva.
Las alarmas también se encienden por temas como la pérdida de biodiversidad grave y el colapso de los ecosistemas -tanto terrestres como marinos- con consecuencias irreversibles para el medio ambiente. Ello resultará en un grave agotamiento de los recursos tanto para la humanidad como para las industrias, así como la aparición cada vez más frecuente de catástrofes naturales como terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas o tormentas geomagnéticas.
Actualmente, la actividad humana ya ha causado la pérdida del 83 por ciento de todos los mamíferos silvestres y la mitad de las plantas, que son la base de nuestros sistemas alimentarios y sanitarios, por lo tanto, es fundamental que los gobiernos y las industrias se adapten más rápido que nunca para evitar que los impactos del cambio climático sean irreversibles revela el informe.
“Los ecosistemas biológicamente diversos capturan cantidades enormes de carbono y proporcionan beneficios económicos masivos que se estiman en 33 billones de dólares al año, el equivalente al PIB de Estados Unidos y China juntos.
“Es fundamental que las empresas y los responsables de formular políticas se apresuren a hacer la transición a una economía con bajas emisiones de carbono y a modelos de negocio más sostenibles”, dice Peter Giger, director de Riesgos de Zurich Insurance Group.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que durante el 2018 el precio por el agotamiento de los recursos naturales y la degradación ambiental alcanzaron el monto de 1 billón 019 mil 751 millones de pesos.
En contraste, los gastos en protección ambiental realizados por el sector público en su conjunto y los hogares, fueron de 123 mil 951 millones de pesos, lo que representó el 0.6 por ciento del PIB.
Además, los compromisos adoptados por México a nivel internacional para transitar a energías renovables y disminuir la contaminación que lanza a la atmósfera difícilmente podrán cumplirse con la estrategia energética que el gobierno actual ha implementado.
En septiembre pasado, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) advirtió que México será uno de los países en incumplir la meta de reducir sus gases GEI en un 30 por ciento para el 2020.
Los otros retos y riesgos globales
Aunado a la difícil situación en materia medioambiental, existen otros riesgos globales en los próximos 10 años y que particularmente en México pueden generar conflictos.
Uno de ellos es el alto desempleo estructural o subempleo. De acuerdo con cifras dadas a conocer por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), los trabajos creados durante 2019 fueron 342 mil 77, un 48 por ciento menos de los generados en 2018 y la cifra más baja en 10 años.
La informalidad también juega un papel importante, pues merma gravemente la recaudación de impuestos tanto a nivel federal como estatal, lo que le impide obtener los recursos necesarios para mitigar problemáticas como el cambio climático, la violencia, la inseguridad y los ataques cibernéticos, otra de las grandes amenazas de los próximos 10 años a nivel mundial.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2019, al tercer trimestre del año pasado el 56.6 por ciento de los mexicanos ocupados mayores de 15 años laboran en la informalidad.
Finalmente, los sistemas de salud son otro de los sectores que enfrentarán dificultades.
“Los sistemas de salud alrededor del mundo están en riesgo de volverse no aptos para su propósito. Las nuevas enfermedades, resultado del cambio climático, social, demográfico y tecnológico, amenazan con dañar la prosperidad de la humanidad, pues los padecimientos infecciosos y contagiosos del pasado, han sido sustituidos por enfermedades que no se transmiten como el Alzheimer, las deficiencias cardiovasculares o la diabetes, las cuales tiene costos altísimos para los gobiernos”, señala el informe.
Los compromisos adoptados por México en el marco internacional para disminuir la contaminación que lanza a la atmósfera no serán alcanzados con la estrategia energética que emprende
Hoy los mexicanos, ya se enfrentan a esta problemática, la cual el Estado ha buscado mitigar con la creación del Insabi, un instituto que a la fecha ha provocado más problemas que soluciones.