Rodar para ayudar
A Widows Sons los une la fraternidad masónica de México, pero también la intención de hacer algo por la sociedad. Montados en su motocicletas recorren el país llevando alegría y salud a cientos de niños y personas que lo necesitan
Eduardo BuendiaLa aventura comenzó hace siete años. Un grupo de siete motociclistas se reunía para ir a rodar.
El asfalto y los paisajes de todo el país, su ecosistema habitual, eran perfectos para cumplir sus objetivos: manejar sus estruendosos motores, convivir y pasar un rato agradable con sus familias.
“Al principio éramos solo siete. Es un grupo completamente familiar, cada mes nos reunimos y hacemos una rodada filantrópica. Cuando inicié no me imaginé, de pronto fue un ‘boom’. Hoy veo que todos participan y que esto se replica en los estados y es algo increíble”, narra Wilheim, a quien sus amigos motociclistas también llaman “Billy”.
Los integrantes de esta agrupación está unida, además de su afición por las motocicletas, por formar parte de la fraternidad masónica de México.
Al menos una vez por mes los motociclistas se reúnen para hacer una rodada filantrópica
Con el paso de los años, la diversión y convivencia comenzaron a cambiar de sentido. Cuando los “hermanos” y las motos comenzaron a sumarse por decenas, Billy determinó que el principal motivo de Widows Sons sería apoyar a los demás.
Pese a que la agrupación toma su nombre de una comunidad internacional de motociclistas surgida hace 28 años que apoya a las viudas y a los hijos de los masones, a ellos les surgió la idea de hacer esta labor social para todos por igual.
Es por ello que una vez al mes Billy, de 43 años, se entalla su chaleco de cuero con el emblema de Widows Sons, sube a su Harley Davidson blanca, se coloca el casco, enciende el motor de mil 300 centímetros cúbicos y arranca, liderando a la tropa que carga juguetes, alimentos, medicinas, productos de limpieza y más enseres, para niñas y niños huérfanos o con alguna discapacidad en todos los rincones de México.
“Es regresar un poco de lo que nosotros hemos podido tener en la vida. Yo creo que la satisfacción más grande es ver una sonrisa y apoyar en lo que se pueda. Hay personas que viven en una condiciones terribles y eso es yo creo que lo más importante. Estamos contentos de aportar con algo a la sociedad”, expresa Billy.
‘Nos hemos vuelto una familia’
Widows Sons México tuvo su origen en la capital del país. Hoy se han integrado otros “capítulos”, como Billy les llama, que son vertientes del grupo en otros ciudades y estados que replican las actividades filantrópicas.
Recientemente, narra el presidente de la organización, se unieron los capítulos de Chapala, Jalisco, y próximamente uno más en Puebla.
Una de sus acciones de las últimas semanas fue llevar apoyo a la Fundación Estancia del Sagrado Corazón de Jesús en la comunidad de San Miguel Topilejo, al sur de la Ciudad de México. Su misión fue llevar medicamentos, productos de limpieza y de higiene personal.
La casa del Sagrado Corazón alberga a niñas y mujeres con discapacidad o de bajos recursos.
La emoción de las habitantes del albergue fue tal que invitaron a los motociclistas a presenciar su pastorela para este 2018 y ellos organizaran una posada en esta misma semana para presenciarla.
Además, detalla Wilheim Neiszer, el capítulo de Nuevo León planea entregar regalos a niños en condición de pobreza esta Navidad y, para celebrar los Reyes Magos, habrá una rodada a Cuernavaca, Morelos, para llevar colchones a una casa hogar de infantes en orfandad.
En sus actividades, los integrantes de Widows Sons son apoyados por sus familias. A sus esposas las llaman “Ladies”, quienes juegan un papel muy importante en la organización. Ellas recomiendan lugares que podrían visitar en un futuro para apoyar más casas hogar.
La compañía de sus cónyuges y también de sus hijos hacen que el grupo se nutra todavía más y que se refuerce el apoyo que brindan a los niños que lo necesitan.
“Nos hemos vuelto una familia. Es algo muy difícil de explicar porque es muy emocional para mí. Todo el mundo tiene una actitud de ir a convivir y compartir, pero los niños también se han vuelto parte de nuestra familia. Llegamos a los lugares a repartir apoyos ¡y los chavitos nos llaman por nuestro nombre!”, explica Wilheim Neiszer.
De toda la labor que Widows Sons ha realizado, ya ven como una obligación el ayudar.
“Es que es indescriptible la sensación porque de pronto llega un niño y te abraza, te da las gracias. Nada más con verles la cara de felicidad, con eso te das cuenta que valió la pena todo”, concluye Billy.