La caída de Carlos Romero Deschamps representa el fin de una era para el sindicalismo mexicano.
A pesar de que le quedaban cinco años en el cargo, decidió renunciar este miércoles a la presidencia del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).
Su salida se suscitó justo después de que se diera a conocer la existencia de dos investigaciones de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) en su contra.
Sin embargo, en un desplegado que se difundió ayer, Romero Deschamps aseguró que su renuncia se debe a la poca cooperación entre trabajadores y la actual administración.
“Tal parece que se ha recrudecido la antigua posición de vernos como contrarios y no como complemento en la tarea de respaldar a Pemex en su compromiso histórico de ser garantía del desarrollo nacional (…) Por ello, ante un escenario poco favorable para el cabal cumplimiento de mi responsabilidad como Secretario General (…) presento mi renuncia”.
A lo largo de 26 años, Carlos Romero Deschamps controló el destino y los recursos de los trabajadores de Petróleos Mexicanos.
Fue protagonista de escándalos por su forma de vida y la opulencia con que vivía.
Se conocieron las excentricidades de su hija Paulina Romero, quien en redes sociales presumió fotografías de sus viajes por todo el mundo y sus compras de ropa y accesorios de marcas internacionales.
Más tarde fue su hijo, Carlos Romero, quien levantó las críticas cuando se informó que poseía dos departamentos de lujo en Miami con un valor de más de 7 millones de dólares.
Además, presumió que su padre le dio un Ferrari Enzo de más de dos millones de dólares.
Durante todos los años que estuvo frente al gremio petrolero fue cercano al poder, particularmente al PRI, partido en el que ha militado desde 1961.
Fue diputado federal en los años 1979, 1991 y 2000. Fue senador en 1994 y nuevamente en 2012, cuando acompañó a Peña Nieto en la aprobación de la reforma energética.
En Pemex Romero Deschamps permaneció desde 1959 y en 1971 comenzó a participar en la vida sindical como comisionado para la revisión del contrato colectivo de trabajo.
Después su ascenso en el gremio fue inevitable, ocupando varias carteras dentro del sindicato, hasta que en 1993 llegó a la secretaría general, cuando salió Sebastián Guzmán Carrera, quien había quedado en lugar de Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”.
Durante años, grupos disidentes intentaron arrebatarle el poder y democratizar el STPRM sin éxito. Denuncias penales fueron presentadas ante la Procuraduría General de la República para acusarlo de delitos como lavado de dinero o enriquecimiento ilícito. Ninguna prosperó.
Prebendas, enriquecimiento de Romero Deschamps
Romero Deschamps fue protagonista de múltiples escándalos y acusaciones que nunca tuvieron consecuencias.
Por ello, el PRI recibió una multa de mil millones de pesos en 2003, impuesta por el entonces Tribunal Federal Electoral.
Manuel Limón Hernández, quien es el nuevo secretario general del gremio, fue uno de los investigados por el caso del Pemexgate cuando era dirigente de la sección 10 con sede en Minatitlán, Veracruz.
Antes de relevar a Carlos Romero Deschamps, Limón Hernández era tesorero del STPRM, uno de los gremios con más prebendas y privilegios de la Administración Pública Federal.
Cada dos años ocurrían las negociaciones del Contrato Colectivo de Trabajo, el documento base que regía la relación laboral de todos los trabajadores con Pemex.
Dentro de las prebendas que se otorgaron a la cúpula del gremio para la negociación del 2017, estaba una bolsa millonaria de recursos que iba directamente al bolsillo de los funcionarios sindicales más importantes.
Por ejemplo, se permitía que fuera el STPRM el que retuviera directamente las cuotas sindicales y no la empresa, Pemex.
Ese dinero, del que no debían rendirse cuentas públicas por tratarse de dinero propio del sindicato, era recibido directamente por Limón Hernández.
Tan solo en el contrato que rigió a los trabajadores entre 2017 y 2019, se establecía la entrega de 7 millones 865 mil pesos al Comité Ejecutivo General del Sindicato por gastos de “administración, operación y mantenimiento de sus instalaciones y transporte de sus integrantes”.
La opacidad con que se operaron los recursos millonarios que recibió el sindicato durante más de dos décadas y media fueron la razón por la que se interpusieron denuncias y se comenzaron las investigaciones que hoy están siendo atendidas por la actual administración.
‘Tienen que probarlo’
Tras la renuncia de Carlos Romero Deschamps, diversos dirigentes sindicales coincidieron en que las autoridades deberán probar las acusaciones en su contra.
Isaías González, diputado del PRI y dirigente de la Confederación Nacional de Obreros y Campesinos (CROC) desde hace 14 años, señaló que la renuncia de Romero Deschamps es personal y si hay acusaciones contra él, se tendrán que probar.
“En el tema personal del compañero Romero Deschamps, pues él tiene sus asuntos y los tendrá que atender, pero ya son particulares; el movimiento obrero sigue su marcha, así que seguramente todo lo que le dicen a Romero Deschamps se lo van a tener que comprobar”, expuso González en conferencia.
Francisco Hernández Juárez, líder del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana desde 1976, atribuyó la salida de Romero Deschamps al cambio en la dinámica de la vida sindical en este sexenio.
“Esto es producto de una renuncia largamente anunciada, ya se veía venir. Yo creo que en la medida en que avance el proceso de modernización y democratización del mundo del trabajo, cada vez habrá más dirigentes legítimamente nombrados por los trabajadores, y menos dirigentes que no cumplan con su responsabilidad”, expuso.