Salud deteriorada, enfermedades crónicas y obesidad
El estado físico de la población en México se ha tornado una preocupación aún mayor para el Gobierno federal después de que se dio a conocer que algunas de las enfermedades crónico-degenerativas como la obesidad o la diabetes afectan a cada vez más personas en medio de una pandemia de COVID-19 que las hace todavía más peligrosas
Ernesto SantillánMéxico está enfermo. La salud de las personas se deteriora año con año y las enfermedades crónicas, que en estos momentos son especialmente riesgosas por la pandemia de COVID-19, van en aumento.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2018-2019, la obesidad y el sobrepeso se han vuelto un tema grave para todos los grupos de edad de la población.
En el país, la prevalencia nacional de estas enfermedades es más alta que en el resto del mundo, prueba de ello es que uno de cada tres niños en edad escolar, alrededor de 35 por ciento de los adolescentes y más de tres cuartas partes de los adultos presentan estas condiciones.
Además, estos problemas no se detienen, pues pasaron de estar presentes en 2017 en el 72.5 por ciento de la población y dos años después el porcentaje fue de 75.2 por ciento, tanto en hombres como en mujeres.
Estos resultados preocupan ya que el sobrepeso y la obesidad constituyen un reto para la salud de primer orden, pues desencadenan otros padecimientos crónicos no transmisibles como cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, diabetes, osteoartritis y varios tipos de cánceres.
Al respecto, el titular de la Secretaría de Salud, Jorge Alcocer, enfatizó la importancia de conocer los patrones de alimentación con el fin de modificarlos e incidir en la prevalencia de las enfermedades crónico-degenerativas, especialmente en estos momentos de crisis sanitaria.
“Hoy más que nunca estos padecimientos nos arrebatan la vida de miles de personas al año, y el problema se agravó con la llegada del coronavirus, haciendo imperioso y urgente un cambio de raíz”.
Aunado al difícil reto de combatir la obesidad, el secretario explicó que también es urgente atender la diabetes mellitus que se incrementó de 9.2 por ciento en 2012 a 10.3 por ciento en 2018.
“En menos de medio siglo, la diabetes se ha convertido en uno de los principales problemas de salud en México. El 14.4 por ciento de los adultos mayores de 20 años tienen la enfermedad, siendo el porcentaje mayor de 30 por ciento después de los 50 años”, dice el estudio del Inegi.
Además, revela que desde el año 2000, es la primera causa de muerte en las mujeres y la segunda en los hombres y es uno de los motivos más frecuentes de incapacidad prematura, ceguera y amputaciones de extremidades no causadas por traumatismos.
Hoy en día, es una de las cinco enfermedades con más impacto económico al sistema de salud.
La hipertensión arterial, que pasó de 16.6 por ciento a 18.4 en el mismo periodo de tiempo, también debe atenderse con precaución, pues se asocia con el aumento de 7 por ciento en el riesgo de mortalidad por cardiopatía isquémica y 10 por ciento en el de mortalidad por accidente cerebrovascular.
Además es considerada como un importante factor de riesgo de infarto al miocardio, ictus isquémico y hemorrágico.
Por su parte, la desnutrición crónica que se elevó de 13.6 a 14.2 tuvo un incremento de manera específica en los últimos dos años al registrar un aumento de dos puntos porcentuales para los que habitan en localidades urbanas y un poco menos para los que residen en localidades rurales.
“Cabe destacar que en 2018, la prevalencia de desnutrición actual, se presentó mayormente en los niños y niñas de localidades rurales (2.3 por ciento) en comparación con las urbanas (1.1 por ciento).
El sedentarismo, a pesar de no ser una enfermedad como tal, también debe evitarse, pues fomenta el desarrollo de padecimientos.
La Ensanut dice que los adultos pasan en promedio más de tres horas sentados en el día, lo que va ampliamente ligado con las enfermedades crónicas. Por lo que es importante promover no sólo la práctica de actividad física moderada y vigorosa, sino también la disminución de actividades sedentarias a lo largo del día como el transporte inactivo y tiempo frente a una pantalla, entre otros.
Sin embargo, aseguran que esto se puede complicar ante la falta de espacios adecuados para la realización de estas actividades.
“Se debe considerar una mejor planeación de espacios activos, accesibles y seguros que permitan y fomenten estilos de vida más dinámicos, tanto en momentos de ocio y recreativos, como durante la rutina diaria para disminuir el sedentarismo”, recomienda el estudio.
Para el doctor Miguel Gómez Sámano, internista endocrinólogo, los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, no se deben tomar a la ligera, especialmente en estos momentos de pandemia.
Y asegura que aunque los servicios de salud son responsabilidad del Estado, los ciudadanos también deben de tomar un papel activo para generar conciencia y cuidar de sí mismos.
“En México muchas de las personas con enfermedades crónicas no se atienden. Algunas porque no tienen los recursos necesarios, pero muchas otras porque simplemente no le dan la importancia necesaria hasta que ya se encuentran en una situación muy complicada.
“Lo que quiero decir es que se debe educar a la gente para prevenir, no solo invertir millones de pesos en los servicios de atención para cuando los padecimientos ya se presentaron”.
Además, el galeno sugiere que en lugar de que se estén repartiendo ayudas en efectivo por parte del gobierno sin saber con certeza en qué las ocupa la gente, mejor se deberían utilizar estos recursos para desarrollar un programa de bonos donde se premie a los pacientes con sobrepeso que se atiendan, bajen kilos y se mantengan en buenas condiciones al igual que con los pacientes con diabetes.
“Seguramente sale más barato dar estos premios que las complicaciones de estas enfermedades”, opina.